sábado, 16 de mayo de 2015

LOS LÍMITES DEL MUNDO


A semejanza de John Searle que hemos considerado en entradas previas, Ludwig Wittgenstein focaliza su atención en el lenguaje, como buen pensador contemporáneo. Habiendo partido de su profesión de origen (ingeniero) y diseñador de motores de avión, entra en contacto con la obra de Bertrand Russell, y por consejo de Gotlieb Frege, abandona la materia para dedicarse a la Filosofía.
A diferencia de otras corrientes filosóficas, Wittgenstein sostiene que hay una posibilidad que el lenguaje que usamos deje de ser una fuente de engaños e ilusiones, que sirve para todo menos para acercarnos a la realidad.
Cree que cada uno tenemos un mundo que viene a través del lenguaje y que solo tenemos que hacer de él una herramienta que sea una descripción del mundo tal cual es.
Las palabras pueden disponerse disponiéndose de acuerdo a una realidad "pictórica"y que esta proposición represente el mundo en el que nos movemos.
Como una incógnita surge la siguiente pregunta: ¿Cuál es el núcleo central a partir del cual el lenguaje se convierte en reflejo del mundo y hasta qué punto ese mundo nos llega exclusivamente a través de esa esencia del lenguaje?.
En forma semejante al enfoque Zen de la cuestión, enuncia: "De lo que no se puede hablar es mejor callar". Al comprender lo que queríamos, olvidemos de la escalera que nos sirvió, siendo esto expuesto en su obra "Tractatus".
No se puede pensar en nada que no tenga combinación o conexión con otra cosa. Este enunciado parece similar a la "interpenetración" budista. Una silla es para sentarse, o apoyarla en la pared y así...
"Lo que es pensable, es también posible", realza la relación entre pensamiento y lenguaje.
"Los límites del lenguaje, significan los límites de mundo", "los límites del lenguaje significan los límites de mi mundo", "nada podría ser ilógico porque sino no pertenece al mundo". "El mundo es mi mundo y yo soy el mundo".
Ese silencio que reclama si ya no hay palabras, tiene implícito un llamamiento a un Silencio Místico y a una renovada humildad del discurso humano. En el prólogo advierte que lo importante es lo que calla y no lo que dice. A buen entendedor...Posteriormente, en su devenir, efectúa un giro contrario a lo expuesto en el Tractatus. Así expone: "Lo que hay son juegos del lenguaje con los que interactuamos y las palabras  tienen sentido solo con respecto a su uso". "El lenguaje podría ser considerado una forma de vida social, debe ser considerado en todo su contenido, incluso en el cotidiano, por lo que la Filosofía no es una doctrina o una teoría sino una actividad". Así complementa y desmiente a la vez sus anteriores postulaciones. 
Como un Koan, el mundo y la realidad, parece que se acercan y se alejan a la vez. En el medio el hombre, quedándose sin palabras...Hilosdepiedra.