jueves, 28 de enero de 2016

ARAÑAS ATRAPADAS EN SU PROPIA TELA



Como una araña que quedara atrapada en su propia tela, así hace la mente. Teje sin cesar, y los pensamientos que de ella emanan, las ideas que vamos conformando, van atrapándonos, nos vamos condicionando por las instrucciones que armamos y quedamos envueltos en estas ideas-comando que son las que van a generar más y más pensamientos que serán los regidores y organizadores de nuestra forma de aproximarnos y ver el mundo.
En un primer momento, todo lo acumulado que sirvió para sobrevivir en determinado momento, nos abruma como un “manual de instrucciones” y quedamos de nuevo apresados por estas ideas.
Apresados, en el sentido que no hay espacio ni oportunidad para la creación. Apreciamos todo a través de ideas preconcebidas y definiciones. Nos es muy difícil aproximarnos a algo o a alguien sin una idea previa. De una mirada ya tenemos clasificada una situación determinada. Lo que resulta oportuno para la supervivencia, en otras circunstancias, en las que no nos va la vida en ello, desencadenan la misma reacción por nuestra parte. Así vamos autolimitándonos, eliminando la oportunidad de un acercamiento sin prejuicio y con la frescura de un niño cuando examina algo por vez primera.
Esa oportunidad de aproximarse sin idea previa, aún a situaciones ya conocidas, puede hacerse efectiva si nos dedicamos plenamente a la observación plena de lo que sucede en nuestro interior.
Observar lo que se despierta, cómo surgen las ideas, cada pensamiento, las emociones que van apareciendo, si son las mismas de siempre, cómo van uniéndose unas con otras.
Este proceso que se dice que es la mente, tenderá a recurrir a sus conocidos hilos argumentales. Hemos sido condicionados y nos condicionamos en esta masa de ideas. Empecemos a ver, a observar este mecanismo. Ese recurrir a las mismas ideas es un apego que se traduce en el pleno convencimiento de muchas cuestiones y que determinan nuestra reacción.

Si lo analizamos más profundamente, son pocas las veces que no estamos reaccionando ante las ideas y es nuestra manera habitual de “funcionar” en el mundo. Hilosdepiedra.

miércoles, 20 de enero de 2016

SOÑADORES SOÑADOS



En su libro "El Océano Interior", Guía para la meditación Zen, Dokusho Villalba, sostiene que nuestra conciencia, por la que el mundo es consciente a través nuestro, no es nuestra. 
Solo que a través de ella y su naturaleza de iluminarlo todo, somos capaces de captar la realidad que es lo que es a cada momento.
Considera que puede ser que no hayamos llegado a este punto, en nuestra evolución, pero a pesar de ello, la realidad seguirá siendo lo que es a pesar de no verlo y menos aún de aceptarlo. Breve comentario de su artículo de la revista "Cuerpomente", Abril Año 2000.
En un punto somos conscientes que no somos propietarios de absolutamente nada: ni de nuestro cuerpo, ni de nuestra conciencia, ni de nuestra vida, ni del resultado de las decisiones con incierto resultado que tomamos en cada momento, y mucho menos del tiempo que hemos de estar aquí.
Nuestro cuerpo puede ir perdiendo partes por el camino de la vida que seguiremos "sintiendo" que en nada se ha menoscabado nuestro sentido de los "mi", "yo" "me" etc.
Obviamente que no vamos a iniciar cada frase con: "Lo que queda de mí piensa...". En cierta forma, aún seguimos con la idea de considerarnos un todo, al completo. 
Pero, hemos experimentado que al perder en nuestro cuerpo, no podemos considerarnos dueños de él ya que no disponemos de la capacidad de conservarlo entero y sin cambios. Vemos que muy lejos de eso, el cuerpo sigue un camino genético o epigenéticamente planeado  o ha sido víctima de diferentes episodios vitales que han afectado su integridad, de manera autónoma e inexorable. Sin embargo, seguimos refiriéndonos a "yo" sin dudar siquiera que en ese cuerpo reside.
Menos dueños somos del tiempo que dispondremos para habitar este cuerpo.
De modo que meditando sobre esta falta de posesión genuina, iniciamos sin sentir, un camino de desapego que nos permita, tal vez, aceptar los cambios inevitables con digna sobriedad, seamos quién seamos, o quién creemos ser.
Somos los "pasajeros" de la vida que recibimos y como pasajeros en el trayecto, atravesaremos paisajes de todo tipo. 
Estas reflexiones también sirven para ser conscientes que tampoco somos propietarios de las decisiones ajenas, ni de las emociones, sentimientos y demás agregados mentales de un otro, que como nosotros está atravesando su propia trama vital.
Por todo esto, viene bien, a veces, acordarnos de las Antiguas Doctrinas, que aseguran que somos el sueño de un SOÑADOR, y agregamos, que tal vez, nuestra realidad cotidiana es una de sus pesadillas. Favorece el retroceso de ese ego que ha construido nuestra realidad, incluyéndonos, sin el cual, vemos que es posible seguir y recordar que podemos ser solo una ficción que termina cuando el sueño de ese SOÑADOR concluya y continúe soñando sin volver a incluirnos jamás.
Hilosdepiedra.

lunes, 18 de enero de 2016

NAMARUPA Y ONDÍCULA




En estos momentos, tanto la Ciencia (como las filosofías orientales las que vienen proclamándolo hace miles de años), está enfocando su atención en forma creciente en la consideración de la Unicidad. Desde múltiples vertientes teóricas, matemáticas y físicas, pareciera que arriban a la conclusión de una "Unicidad Generadora" que a su vez se sostiene renovándose, y que, en apariencia la apreciamos  como "manifestaciones" diversas de una única propiedad.
El término "Namarupa" es utilizado para definir la unidad cuerpo mente. El error parece haber surgido cuando se consideraron como entidades separadas y es así que, como sostiene Tich Nhat Hanh, la onda y la partícula (podrían ser los homólogos del cuerpo alma) son manifestaciones que constituyen la naturaleza de las partículas elementales. No podrían intercambiarse entre sí, no está en su naturaleza, lo que sí pueden es manifestarse como tal ya que son la misma cosa.
Según el autor, los científicos han llamado "ondícula" combinando ambas palabras.
Si observamos en el fondo, veremos que ambas manifestaciones son posibles y que el cuerpo puede ser la mente y la mente puede ser el cuerpo. 
Nos damos cuenta cuando nos percatamos que lo que le sucede a uno, le sucede al otro.
Trascendiendo la dualidad así planteada por nuestro condicionamiento, "aprendiendo" a no percibir como entidades separadas la mente y el cuerpo, estaremos en la correcta alineación y equilibrio cuando captemos que un cuerpo enfermo procede de una mente enferma y viceversa.



viernes, 8 de enero de 2016

LA CÁRCEL DE LA MEMORIA



Manifiesta Dhiravamsa en "La Vía del No Apego: La Práctica de la Visión Profunda": "La desaparición del pensamiento y la memoria, puede ser similar a la muerte de uno. Es correcto, puesto que "tú" debes morir no física sino psicológicamente, a toda experiencia y a todo pasado.
Este tipo de muerte es una realidad viva, que conduce a una persona a vivir completamente en el presente, sin ser contrariada por el pasado o el futuro. Si puedes morir en vida, tu conciencia puede renovarse y purificarse perpetuamente. Lo cual significa renacer en la eternidad. Renacer es morir al pasado, permanecer impasible al futuro, libre de lo acumulado y de la tendencia a acumular de nuevo. La habilidad de morir continuamente es concomitante con la capacidad de renovación; por lo tanto podemos decir que hay libertad para morir dentro de la libertad para vivir.
Esta libertad no puede ser dada, no puede ser asida. Puede ser realizada espontáneamente, pero no poseída permanentemente. Puede desaparecer o romperse en las distracciones de la vida, pero nunca se pierde completamente y vuelve si se desarrolla la consciencia. La consciencia no está sujeta al tiempo y al espacio, por lo que la meditación de la llamada Nueva Era no difiere de la de las eras anteriores. En ello radica la belleza de la meditación".

jueves, 7 de enero de 2016

EL HOMBRE VERDADERO




De El Camino de Chuang Tzu: El hombre verdadero

¿Qué se quiere decir con "el hombre verdadero"?
Los hombres verdaderos de antaño no tenían miedo
cuando se encontraban solos en sus puntos de vista.
Nada de grandes logros. Nada de planes.
Si fracasaban, nada de dolor.
Nada de autocomplacencia en caso de éxito.
Escalaban farallones, siempre sin vértigo;
se sumergían en las aguas, jamás se mojaban,
caminaban a través del fuego y no se quemaban.
Así su conocimiento llegaba 
hasta el Tao.

Los hombres verdaderos de antaño
dormían sin sueños,
despertaban sin preocupaciones.
Su comida era sencilla.
Respiraban profundamente.
Los hombres verdaderos respiran desde sus talones.
Otros respiran con sus gargantas,
medio estrangulados. En las disputas
arrojan argumentos
como si vomitaran.

Donde las fuentes de las pasiones 
yacen profundas
los arroyos celestiales
pronto se secan.

Los hombres verdaderos de antaño
no conocían la pasión por la vida,
ni el miedo a la muerte.
Su aparición carecía de alegría,
su salida, más allá,
se producía sin resistencia.
Fácil viene, fácil se va.
No olvidaban de dónde,
ni preguntaban a dónde,
ni caminaban inflexiblemente hacia adelante
luchando a todo lo largo de su vida.
Tomaban la vida como venía, alegremente;
tomaban la muerte como venía, sin preocupación;
y se iban, allá.
¡Allá!

No tenían intención de combatir el Tao.
No intentaban, motu propio, 
ayudar al Tao.
Ésos son los que llamamos hombres verdaderos.

Mentes libres, pensamientos desaparecidos.
Frentes despejadas, rostros serenos.
¿Eran frescos? No más frescos como el otoño.
¿Eran cálidos? No más que la primavera.
Todo lo que salía de ellos
salía tranquilamente, como las cuatro estaciones.

miércoles, 6 de enero de 2016

EL CAMBIO



Cada cambio que percibo, ese cambio que sé que es inexorable y que me recuerda mi impermanencia, no me produce espanto, ni aflicción, porque "soy" ese cambio.
Detrás, de fondo mi Consciencia lo va percibiendo. Hilosdepiedra.

Aquí va "Metamorfosis", un poema de "El Camino de Chuang Tzu":

"Cuatro hombres entablaron una discusión.
Cada uno decía:
¿Quién sabe cómo
tener el Vacío por cabeza,
la Vida por espina dorsal
y la Muerte por rabo?
¡Quien sepa cómo será mi amigo!.

"Con esto se miraron entre sí, 
vieron que estaban de acuerdo,
se echaron a reír
y se hicieron amigos.

Entonces uno de ellos cayó enfermo,
y otro fue a verlo.
¡Grande es el Creador, dijo el enfermo,
que me ha hecho como soy!

Estoy tan doblado
que mis tripas están por encima de mi cabeza;
reposo la mejilla 
sobre mi ombligo;
mis hombros sobresalen 
por encima de mi cuello,
mi coronilla es una úlcera
que inspecciona el cielo;
mi cuerpo es un caos
pero mi mente está en orden.

Se arrastró hasta el pozo,
vio su reflejo y declaró:
!Menuda porquería
ha hecho de mí!

Su amigo le preguntó:
¿Estás descorazonado?

¡En absoluto! ¿Por qué habría de estarlo?
Si Él me hace pedacitos,
y con mi hombro izquierdo
hace un gallo,
yo anunciaré el alba.
Si Él hace una ballesta 
de mi hombro derecho
suministraré pato asado.
Si mis nalgas se convierten en ruedas
y mi espíritu es un caballo,
¡me pondré yo mismo los parejos y cabalgaré
en mi propio carro!

Hay un tiempo para unir
y otro para deshacer.
Aquel que entiende 
esta sucesión de hechos
acepta cada nuevo estado
en su momento preciso
sin dolor ni regocijo.
Los antiguos dijeron: El ahorcado
no puede descolgarse solo.
Pero a la larga la Naturaleza es más fuerte
que todas las cuerdas y ataduras.
Siempre fue así.
¿Qué razón hay
para descorazonarse?".