miércoles, 29 de abril de 2015

LA PUERTA




Luego de batallar contra sus enemigos, el intenso frío omnipresente, la propia debilidad, el hambre y la sed, consolar a los moribundos, finalizada la contienda, el monje guerrero, aturdido, no lograba llegar hasta su cabaña. -"¿Dónde está la puerta"?, clamaba desesperado. La roca y la nieve le recordaban que aún le faltaba.
¿Puede uno deambular todo el día, luchando sus propias batallas, inmerso en torbellinos de ideas, jaqueado por lo que falta hacer, las personas a las que aún deberá ver, las ventas que no se han hecho etc ? Aunque lleguemos a nuestra casa ¿estaremos en nuestro refugio?. Podremos quitarnos la ropa de la contienda, arrojarla en el canasto, ducharnos, cenar, oír música, leer un libro o ver TV, chatear con alguien, abrir el Facebook, etc y aún así...no habremos hallado la puerta de nuestra casa, solo roca y nieve. 
¿Seremos capaces de  tomarnos esos veinte minutos a solas, en silencio, sentados respirando y observando el fluir de los pensamientos, sin seguirlos, sin recordar hechos de la jornada, sin planear estrategias para el día siguiente, sin pensar en lo que habremos de hacer cuando cerremos nuestra puerta interior, ni a quien llamaremos, ni lo que escribiremos?. 
Por esos veinte minutos dejamos de ser quienes creemos que somos y lo que representamos a nuestros propios ojos y a los ajenos, para ser, por primera y tal vez única vez en nuestro día, nosotros mismos. Hilosdepiedra.

domingo, 26 de abril de 2015

UN ALIVIO PARA FUNES


DISEÑO: EL LABERINTO DE CRETA. ( MODIFICADO)
Continuando lo que iniciamos de acuerdo a las investigaciones de Gerald Edelman (El escenario de la conciencia), incluimos algunos puntos de su teoría de la construcción de la conciencia desde un punto de vista neurobiológico. Dista bastante de la apreciación budista y uno es consciente que este aspecto desde la ciencia es interesante, nos da placer desarrollarlo, introducirnos en el cerebro como órgano, con la mente atenta y apreciamos las diferencias.
Unos sirven al mundo de los fenómenos y son necesarios. Los otros permanecen en el fondo observándolo todo. Hilosdepiedra.
Según Edelman, podría distinguirse una conciencia primaria, en los comienzos de la vida humana, que percibe al mundo pero no el "sí mismo". Nos damos cuenta de las cosas del mundo. Acorde con ésto, antes de la aparición del lenguaje, surge una capacidad de "formar conceptos". Vamos siendo cada vez más capaces de "categorizar", cada vez en mayor extensión. Observa que sin una memoria "a largo plazo", esto no sería posible. Para el autor, "recordar es realizar un proceso de recategorización continuo y dinámico", reaccionando de acuerdo con ello. El cerebro "ubica" por así decir el contexto donde quedó grabada determinada información, e introduce las correcciones necesarias de acuerdo al nuevo contexto. Esto se debería a una "rediseño" en la población neuronal. Somos capaces de darnos cuenta que las circunstancias han cambiado, se parecen pero son diferentes. La memoria, si intentáramos reeditar la experiencia en forma exacta, sería incapaz de hacerlo, ya que en el medio, entre la experiencia primitiva y la actual, el cerebro ha continuado modificándose, continuó evolucionando. Podría decirse que jamás somos los mismos, entre una y otra evocación. Se nos ocurre que "Funes, el memorioso, conocería el alivio de una tregua a sus desvelos".
En este camino de aprendizaje, el organismo sabe de generalizaciones y por ello va optimizando su comportamiento. 
Los conceptos que se han formado (categorizaciones), se hallan en áreas especializadas de la corteza frontal (nuestra última adquisición). Dichas áreas organizan conceptos de acuerdo a valores biológicos y sólo parecen ser capaces de recibir señales que provienen del interior del sistema cerebral.
El cerebro va a realizar sus mapas de acontecimientos externos y también será capaz de registrar sus propias actividades. Va a conservar la huella de sus actividades pasadas (nuestro particular "Historial"), así como va a recurrir de los conceptos que ya haya formado. Ya estaría listo el sistema para que otra forma de conciencia tenga lugar.
En un momento dado, la conciencia incorpora "el presente", no solo ya capta las cosas del mundo. Para Edelman, sería "una dimensión de actualidad", como un "presente rememorado".
Aquí tal vez, se instale su concepto, para nosotros más fascinante: "Nuestras sensaciones, en el momento que las experimentamos, son "categorizaciones" de relaciones establecidas ANTES, y que se expresan, gracias al operar en conjunto del cerebro, como presentes y en forma simultánea". Estas categorizaciones previas, son las que Edelman llama "Mapeados Globales", ya existentes (¿circuito impreso?) y reactivados en el momento presente, cuando la percepción entra en juego. Recordamos que la percepción se establece gracias a la existencia de los sentidos. Aquí volvemos nuevamente al tema de escenario: asociando diferentes presentes del entorno (correlaciones de Edelman), el cerebro los correlaciona y crea el escenario, donde lo percibido "pasa" a ser "real". Nos parece una misteriosa correlación con lo que el Zen expresa de la "realidad", cuando la ubica casi más cerca de la ficción de lo que estamos dispuestos a aceptar. Utilizando la historia y el entorno ya se han bosquejado nuevas relaciones. "Toda sensación o percepción consciente es un PRESENTE REMEMORADO".
Esta conciencia primaria es la que permitirá entre otras funciones, evaluar y rectificar errores, y será necesaria para la aparición de una conciencia de orden superior que no se ajustará al presente sino que va a posibilitar el nacimiento de un Yo personal. Un ser consciente de si mismo, de sus acciones del pasado y lo que puede entrever como un futuro. Va a ser consciente de la importancia que tiene su memoria a largo plazo. 
Esta conciencia nos permite reflexionar sobre la vida, nosotros, lo que sentimos. Para Edelman esto es posible (tal vez única especie que la posea), gracias a la existencia de un área del lenguaje, que permitirá la aparición de esta conciencia de orden superior.
Gracias a los centros del lenguaje, el cerebro será capaz de realizar relaciones cada vez más extensas y complejas. El lenguaje le permitirá manejarse con símbolos como pueden ser conceptos sofisticados. Será el "creador" de su propio mundo. Esto puede constituir la llamada "memoria simbólica". El lenguaje introduce a la "semántica" (la significación) y la gramática o "sintaxis". Podría ser considerada una memoria "suplementaria", capaz de nuevas asociaciones sin dejar de lado a ninguna de las relaciones establecidas por la conciencia primaria. 
"El desarrollo de una conciencia superior aparece con la posibilidad del lenguaje", Edelman.
Por último, y como consecuencia de todas las adquisiciones, surge uno de los principales conceptos: "El si-mismo y El no-si mismo", aparece la conciencia del pasado y la posibilidad de retroceder hasta allí. Surgirá "el consciente de ser consciente". La conciencia superior permitirá la instalación de "una vida interior individual".

sábado, 25 de abril de 2015

EL ACUARIO




En la sesión de meditación de la mañana, surgió la imagen de un acuario, cuando nos rozó el tema de la mente y los pensamientos. 
La mente podría ser asimilada con el agua que contiene la pileta y los peces, podrían ser identificados con los pensamientos. Así como los peces, los pensamientos surgen a veces en cardúmenes que enloquecidos siguen un rumbo frenético y errático.
En otras ocasiones, nadan tranquilos, ondulantes, se cruzan con otros sin rozarse siquiera, cada cual a lo suyo. Contenidos en el agua, la diferencia es que la mente, a veces acompaña estos movimientos, no es "surcada" sin huella por rumbos invisibles. La mente se incorpora y trata de "bucear" en el interior del pez (otra diferencia con el agua), ambas cosas no debieran estar presentes en el zazen. Por ello, es que adoptando la actitud de quien va al acuario, solo deberíamos poder observar a los peces y sus movimientos. No nos zambullimos en el agua o tratamos de capturarlos, como hace la mente con los pensamientos, involucrándose con ellos, y creando problemas, unos adentro de otros, como remolinos estériles, que lo único que contienen son burbujas.
El zazen es hacer eso. Situarse por fuera del vidrio, ver el agua y los peces que por ella nadan.

viernes, 24 de abril de 2015

SOLO QUINCE MINUTOS





Dhiravamsa! Pocos han entendido el accionar de la mente como él.
Presa de los deseos, la mente nos lleva por aquellos lugares comunes que recorremos día tras día. Hasta que un día, la vemos. Se nos muestra con sus contenidos, descubre como opera, vemos los deseos constantes que fabrica para entretenernos sufriendo por no verlos cumplidos y así un sinfín de tareas que nos propone con el fin de no estar ociosos, de estar entretenidos, activos, siempre detrás de algo. 
Cuando somos quienes proponen, la mente se alarma: ¿estar quieta?, ¡jamás!. Echa mano a cuanto problema puede crearnos, con tal de que estemos preocupados, corriendo detrás de soluciones que apaciguen la ansiedad por recuperar una tranquilidad que, ahora vemos, fue ficticia.
No nos impulsa ningún deseo animista. Esto de darle una entidad a la mente como si fuera independiente, es solo con el propósito de quitarle una de sus muchas máscaras. 
Cuando la entendemos, vemos lo que ha acumulado en conocimientos, experiencias y demás atributos, también nos es posible, verla desnuda, temblando, sin deseo alguno. Siguiendo el ritmo de la respiración, observando cómo prepara y "amasa" el próximo pensamiento. El Maestro destaca que la mente "rica" como la llama, "no se entretiene con lo que posee: cosas materiales, inteligencia, conocimientos etc".
La mente rica, presta atención a entender lo que sucede. Su fin no son los deseos, su fin es entender. Enfocada en la observación y no en la acumulación. Esta clase de mente, detecta el deseo ni bien surge y evita que "se instale en las profundidades". Esto es posible porque al estar atenta, la mente es consciente y no es engañada. 
Sólo quince minutos diarios, en silencio interior, solo observando, sentados, las condiciones y estados mentales, serán necesarios para comprender algo. Sin esperar ningún resultado. Solo estando allí.

jueves, 23 de abril de 2015

LOS PERROS DE PAVLOV




Cuando nos expulsaron del colegio secundario (cuarto año), por mala conducta, vimos una Directora presa de la furia, que sobaba nerviosamente un diario, con lo que sus manos fueron poniéndose negras de tinta. Lo único que repetía como posesa era: "¡Baje esos ojos!", "¡Baje esos ojos!". Inútil pretensión ya que habíamos llegado a su despacho después de muchos años de "carrera" en la travesura y el desafío, propios de la edad y de un desagrado hacia la institución desde el principio. No se iba a arreglar con una "bajada de ojos", que aliviara sus pretensiones de comprobar aflicción o arrepentimiento. Siempre conservamos en la memoria ese mágico instante donde nos echa, sin lograr detener el peso de nuestra mirada desafiante, que aún hoy nos hace sonreír con benevolencia.

Cuando somos niños, los padres, maestros, sacerdotes etc. se van encolumnando detrás nuestro con la finalidad de orientarnos, enseñarnos pautas de conducta, contenidos etc, entrenándonos, en fin , en el peor de los casos, para que seamos fieles reflejos de sí mismos y de los valores que cultivan; en el mejor de ellos, habrá quienes lo hagan respetando nuestro lugar en el mundo. Los valores así obtenidos, serán los que vamos a cultivar toda la vida, y que son los que permitirán que a través de la investigación y búsqueda, vayamos encontrando situaciones y personas afines nosotros mismos y nuestros intereses. Algunos, podremos experimentar que el haber sido fieles a nuestra esencia, fue, en definitiva lo que nos permitió sobrevivir y crecer con sensación de libertad, a pesar de los intentos en contrario. Otros ni siquiera podrán plantearse esto y habrá quienes hayan pacificado su interior, comprendiendo la limitación adulta. 
El niño, a veces capta de los adultos, que lo único que los apacigua es detectar que él siente culpa. "Por fin, logramos instalarle la culpa" y así sienten que ese niño "ha aprendido". Tantas veces como obtengan una cabeza baja, una mirada de "apaleado", un puchero, sienten el triunfo que el sometimiento hace experimentar a los mediocres pero bien intencionados. Entrenado en  adoptar la postura que sosiegue a sus mayores, el adecuado gesto de contrición, el niño los incoporará a su acervo gestual. En efecto, éstos se harán presentes, aún cuando ya no haya padres a la vista que recriminen y esperen impacientes su recompensa: el arrepentimiento. En su reemplazo, aparecerá la sensación conocida de agobio: la culpa. Sin ser conscientes, ellos, los padres, han invocado tantas veces la voz interior sancionadora del niño, apelando como un encantamiento, a la sombra del remordimiento y la culpa, que la respuesta automática, no se hace esperar, como el experimento de Pavlov.

miércoles, 22 de abril de 2015

EL FARDO




¡¡¡Ese fardo de la culpa!!! ¿Quién lo dijo? Para Oriente, nosotros hemos cultivado una conciencia, que es "en esencia un tipo de culpabilidad". Al examinar nuestra conciencia, a fondo, vemos que está condicionada por la cultura en la que hemos crecido, que en esencia, "aprueba" y legitima la sensación de culpa. Por lo que se ve, la conciencia no sería libre, clara o aquella en quien se confíe  por que actúe con soltura, y sea quien nos guíe con seguridad en todo momento.
Al menos, empezar siendo conscientes cuando  la culpa acecha y se muestra clavando sus dientes, donde más duele.
Sumado a este accionar, la conciencia tiene muy buena memoria, no duda a la hora de echar mano a culpas "casi" olvidadas. Las capas "geológicas" de culpas sumadas con los años, puede ser de un peso abrumador. 
Si tratamos de "desterrar" la culpa, ésta retornará revitalizada. Sólo yéndola a buscar, adonde se esconde, podremos con ella. Ir al fondo es ver ese sentimiento que nos menoscaba, nos quita energía y nos impide transitar el presente, como sea.
Saber que la culpa golpea a la puerta de nuestra mente. Como dice una instructora en Constelaciones Familiares, poder acudir a cenar con la culpa como invitada, como una más, aceptando que está allí y que no la perderemos de vista. Esto, podrá darnos la posibilidad de tenerla a la vista, no dejar que se exceda y ser conscientes que también es una manera de "reaccionar" habitual que tiene nuestra mente entrenada en el ejercicio de culparnos.  
En la meditación diaria, es bueno ahondar en este sentimiento, explorar cuán libres podemos ser cuando entendemos que reaccionamos en vez de accionar. La culpa es algo impuesto por una mente que ha sido entrenada por padres, maestros, sacerdotes a actuar de esta forma. Solo es eso, una muestra de que puede lo externo cuando permitimos que ello suceda, sin prestar atención al interior, a nuestra verdadera esencia.
Recordamos un episodio que vivimos a los ocho años, cuando desobedeciendo la orden de los maestros echamos a correr en un pasillo que era el único lugar en el que no se podía correr. Sabrá alguien el por qué. la cuestión es que "atropellamos" a un compañero menor, se cayó y se golpeó. Nuestro padre fue llamado y seriamente presenciamos cómo se nos culpaba de haber desobedecido, el niño en cuestión la pasó bastante mal, por lo poco que entendimos. A pesar de ello, si bien nos asustamos ante la reprimenda, no experimentamos culpa alguna. Tampoco nos preocupamos realmente por su salud. Nada, sólo pasó y aunque no volvimos a correr por allí, creemos que fue porque decidimos que era peor mirar desde abajo a los adultos enojados.
Interiormente no registramos el hecho en forma culposa ya que estos golpes sucedían a diario y debíamos convivir con ello. Cuando los caídos "en acción" fuimos nosotros, solo sabíamos que eso formaba parte de la vida cotidiana en la escuela. Soportamos golpes de maestros y compañeros mayores, nos quejamos y poca atención y credibilidad tuvimos, de modo que, pronto, nos dimos cuenta que estas cosas nos competían sólo a nosotros. Y esto es así.
Lo que hicimos ya está sucedido. Cada vez que volvemos a evocar un episodio dado, que hemos vivido con culpa, una y otra vez nos estaremos juzgando. Esto no se ve ni en los tribunales más severos. Con una vez alcanza y sobra. Alcanza con ver esto. Alcanza con saber que hicimos lo que pudimos en ese instante. Estemos en paz. No dudemos en pasar de todo sistema que naturalmente culpa, como la mayoría de religiones. Nos sentimos más afines con aquellas que hacen de la libertad un estado natural, y tampoco le demos a ellas nuestro apego incondicional. No pertenecemos a sistema alguno. Equidistantes de todos, los vemos, aceptamos sus limitaciones y eso también está bien para nosotros. Hilosdepiedra.

domingo, 19 de abril de 2015

LA RAIZ Y LOS DESEOS



En la obra que estamos profundizando "El Secreto de la Flor de Oro", nos sorprendemos al ver cómo Jung hace casi un siglo ya estaba explorando el funcionamiento de la conciencia en el territorio abstruso de la meditación y el vacío de la mente.
Así, desde lo que prefiere llamar "separación"de la conciencia respecto al mundo y a la vez un retraimiento con respecto a sí misma, ha captado la esencia misma del acto meditativo. Logra ver que la conciencia, en la plenitud meditativa está vacía y no-vacía. Que ha cesado la mente de preocuparse por cosas, imágenes, y demás cuestiones y que sencillamente "contiene" al mundo. Se ha desentendido de él y las trampas que ofrece.
A su vez, Dhiravamsa, nos advierte de la importancia de llegar a la raíz del dolor. Pone el ejemplo de cuando queremos estar solos. No podemos estar ni donde queremos y encima nos sentimos preocupados, alterados por los pensamientos. Es allí, cuando queremos algo que no es posible en ese momento (estar solos, un lugar determinado, tranquilos etc), cuando surge el dolor. Dolor de querer y no poder. Dhiravamda sostiene que al no examinar lo que sucede, la raíz del dolor persiste y se queda. Entender el deseo que subyace en esta situación es fundamental. No deberíamos expulsarlo, sino entenderlo. Sostiene que es posible utilizar la energía del deseo, estando atentos a todas sus actividades. El hábito de observar el deseo, "nos aporta comprensión y transforma su naturaleza de ansia en creatividad". Saber que los deseos que hemos realizado, harán que nos apeguemos a lo obtenido. Saber esto, estar atentos a los engaños del orgullo por nuestros logros, es evitar caer en el encierro que el orgullo trae aparejado. Los deseos son vitales para nosotros. Pero solo como el medio, el transporte en que nos movemos para obtener mayor comprensión. Son medios, los deseos, no fines en sí mismos.
Nos invita a observar nuestro pensamiento: cuanto más se instala el placer de la anticipación; cuando lo previsto se logra, más placer sigue a estas operaciones.Todo esto se debe al deseo. "El pensamiento es un instrumento en el intento de retener placer". Pero el mismo mecanismo hace con el dolor, lo retiene y lo refuerza. Por eso hay que saber lo peligrosos que son los pensamientos. Enraizados en el deseo, el deseo domina, la mente adhiere a esta pauta, allí aparecen los motivos para que recorra una y otra vez la misma senda, la posibilidad de liberarse se aleja cada vez más y se siguen alimentando cada vez más pensamientos relacionados con deseos. Si fuera posible ir más a fondo con este proceso, más allá de él, surgiría la posibilidad de pausar los pensamientos vinculados con el deseo. "Aquí surge esto, lo veo, y este otro, como redoblando una apuesta"... Cuando empezamos a explorar el deseo que subyace en todo descontento y frustración, habremos atrapado un hilo conductor que ni imaginamos dónde pueda llevarnos. Así como Ariadna,  nuestra  madeja irá desenrrollándose a lo largo de la que vamos
viendo y oyendo voces con consejos, observaciones que en el pasado alimentaron aún más nuestro descontento: "No sé para qué hacen esto, si están bien así...miren lo que lograron, fíjense en cambio fulano, ese sí que sabe!!..." y frases por el estilo que minaron nuestra energía si nos permitimos oírlas y sufrir por esto. Si podemos concentrarnos en lo que hacemos, en el instante, vemos como el hilo sigue su curso...
Allí la mente, brevemente se aquieta, intenta mover más deseos, y si somos capaces de verlos, empiezan a perder su fuerza y su vitalidad. Sin pensamientos, no existe el placer. La clase de placer que surge y se desvanece. Lo que surge de una mente tranquila es el auténtico gozo, la tranquilidad. Cuando obramos sin tener una meta de logro o realización, sin el resultado esperándonos, nos sacamos un peso de encima. Podemos hacer ciertas cosas sin que la ganancia vaya implicada. 

sábado, 18 de abril de 2015

MANDALAS ( SEGUNDA PARTE)





En el recinto sagrado que conforman los círculos mágicos, están contenidas la vida y la conciencia (ya descrito). La luz blanca central del círculo, referida como Bardo todol, en el Libro Tibetano de los muertos, se refleja también en el punto central entre ambos ojos. Todo está relacionado en este aspecto, allí reside el punto creativo. Se menciona también que la esencia tiene carácter Yang y la vida Ying. Es redondo el simbolismo platónico del hombre perfecto, aquel en el que los sexos están unificados. Entre los místicos, la vivencia de la Luz, es el punto final de toda introspección,  y experimentar ésto parece transmitir "un sentido de lo alto". Hildegard von Bingen describe su visión de la luz como una "gozosa contemplación, donde desaparece toda tristeza y dolor". Para Jung, esta visión luminosa, conformaría un estado de conciencia intensivo y "desligado", con desaparición de sensaciones corporales generales. A éstas les es sustraída su energía específica para ser utilizada reforzando la lucidez de la conciencia.
Es un fenómeno espontáneo que acompaña a soluciones de "complicaciones anímicas". La personalidad se "desliga" de sus ENREDOS EMOCIONALES E IDEOLOGICOS. La unidad del ser, así lograda ( continúa el comentario de La Flor de Oro), se experimenta como una LIBERACION. Todo lo anterior no puede ser logrado si opera la voluntad consciente.
Para Jung, los símbolos surgidos de este modo de "Iluminación", no solo son efectivos, sino que contienen analogismos primitivos que hablan de lo inconsciente. No habría otra forma de alcanzar contenidos inconscientes si no es a través de los símbolos. Estos, no solo expresan al inconsciente (son su voz) sino a lo que él llama "presentimiento" albergado ya en la conciencia.
Uno de los círculos mágicos más antiguos, es LA RUEDA SOLAR, paleolítica (mandala) hallado en Rhodesia, también es posible en ella ver el número cuatro. Ella, se conecta con lo más profundo del inconsciente y al tocarlo, permite asirlo, justo en el lugar donde el lenguaje se demuestra impotente. 
Lo expresado a través de los mandalas, sugieren que hay muchas cosas que no han sido fruto del pensamiento, sino que, como la Flor de Oro, crecen hacia arriba de la oscura profundidad del olvido, para "expresar presentimientos supremos" de la conciencia y "la intuición más alta del espíritu". Así se funden en UNO. "La unicidad de la conciencia actual con el primitivo pasado de la vida". Carl Gustav Jung en El Secreto de la Flor de Oro (comentario).

Pensamos que falta mucho para experimentar con los mandalas, más aún como occidentales que somos. Sentimos la necesidad de contar con un guía, ya que "presentimos" que en el laberinto mágico podemos extraviarnos. Se nos ocurre una semejanza con un "viaje" sin Chamán. Pobres de nosotros. A la mayoría, nos falta, creemos, la raíz mística necesaria para que nuestro árbol mágico no sea arrancado y arrojado al territorio de lo irracional sin retorno. Hilosdepiedra.

viernes, 17 de abril de 2015

MANDALAS (PRIMERA PARTE)


Tao, sus signos chinos son los mismos que para "cabeza" e "ir". Ir consciente. Hui Ming King sostiene que "la esencia y la vida son el más fino secreto del Tao".
Tao es unir lo separado, es un "camino" consciente. Sabemos que intentar definir, es limitar, forzar y hacer desaparecer el Tao o aquel curso invisible que seguimos sin seguir.
La luz, con el que también intentan definirle, simboliza la conciencia.
Todos estos temas han sido investigados por Jung quien hizo a su vez estos aportes con respecto al Tao y su fluir: "La unión de los opuestos es un proceso de desarrollo psíquico que se expresa a través de símbolos".
Así, las fantasías dibujadas y expresadas como imágenes abstractas, representan principios, según su interpretación, y se llaman Mandalas.
Los cristianos de la Edad Media, simbolizaron a Cristo en el medio rodeado por los cuatro evangelistas, simbolizando los puntos cardinales.
En Egipto, fue Horus y sus cuatro hijos.
Para jakob Boheme, Mandala, o "el ojo filosófico", es una "Summa" del saber secreto.
La mayoría de los Mandalas poseen forma de flor, de cruz o de rueda con propensión al número cuatro. Recuerda según Jung, la "Tetraktys" pitagórica: el número básico.
El budismo tibetano posee, tal vez, los más bellos Mandalas.
Jung observó "dibujos mandálicos" hechos por enfermos mentales.
Otros pacientes, expresó, "bailan" mandalas, su significado es el mismo del de los dibujos. Ninguno de ellos supo a ciencia cierta qué simbolismo tenían sus obras.
Lo más interesante de esto, es que el Mandala no "sólo es una expresión sino que REACCIONA sobre su autor". Se relaciona esto con antiquísimos efectos mágicos que tenían los "círculos protectores", delimitando, según Jung (El Secreto de la Flor de Oro)
un "recinto sacro". Las prácticas mágicas ejercen su efecto como encantamiento de la personalidad. 
La Flor de Oro (título del libro en cuestión), es un símbolo. Una planta luminosa, ígnea, brota de la oscuridad (válido para el árbol de Navidad). Según Hui Ming King el origen de la Flor de Oro, es entre otros, "la sala purpúrea", el "desfiladero primordial", donde son producidas la conciencia y la vida. La Flor de Oro es la Luz (conciencia), la Luz del Cielo, es Tao.
En el inconsciente, en el fondo del mar yace la unidad: "en el comienzo la esencia y la vida son Uno".
En cierta forma constituye un proceso alquímico, en el que interviene también el fuego. Lo oscuro da nacimiento a la luz, lo inconsciente se hace consciente, (una analogía, observa Jung, al Kundalini hindú). El fuego está en las proximidades y la simiente vegetal nada en agua penetrando en el fuego (dibujos mandálicos europeos). Para Jung, en los pacientes, estas imágenes brotan del inconsciente y de la vida.


jueves, 16 de abril de 2015

BREVE PERO SUFICIENTE




En entradas previas, hemos hecho referencias a los mantras así como una expresión china bastante difundida: Wu Wei.
El Wu Wei, dejar suceder, o "dejarse" según Meister Eckart, es según nuestra apreciación, contemplar y aceptar lo que haya sin intervención de la voluntad consciente, no interfiriendo con nuestro accionar o nuestro concepto. Jung lo consideró un arte. Nuestra conciencia "vieja" corrige, intenta ayudar. No deja en paz "el mero proceso psíquico", "observando objetivamente un fragmento de fantasía en su desarrollo" (Jung).
Sin inmiscuirse con el proceso psíquico, aceptando que "aparezca lo irracional" en la observación. Solo observarlo y aceptar lo que simplemente ocurre (Jung).
El Mestro Lu Dsu expresa:" cuando las ocupaciones vienen a nosotros se las debe aceptar; cuando las cosas vienen a nosotros se las debe discernir hasta el fondo.

miércoles, 15 de abril de 2015

EL FUEGO ROBADO




Acotara Jung que la naturaleza que permaneció idéntica en magnitud e integridad (años ha), no exigió más que se obedeciera a lo instintivo. Nada más hacía falta y de allí observa que las sociedades llamadas "primitivas" son por esa razón inmutables a lo largo de su historia. En cuanto empieza, según Jung a adoptar patrones externos, la conciencia se amplía y se inclina hacia la autonomía. Con reparos, y obvia humildad por nuestras limitaciones, observamos que, la adhesión "voluntaria" a patrones culturales foráneos, no siempre amplía la conciencia en cuanto a creatividad u originalidad. No vamos a discutir su observación. Tampoco vamos a acallar lo que va surgiendo de nuestro lado. No sabemos si adoptar parámetros culturales externos, sin discusiones, sólo porque viene de otro lado, enriquece. Los viejos dioses desaparecieron cuando se abrieron los pueblos a lo nuevo. Nos parece que, en ciertos casos, para  ser reemplazados por  nuevas divinidades. El nuevo poder del Rockstar. 
Sí acordamos que la voluntad consciente es fruto de una conciencia amplia e independiente. Por otro lado, no estamos convencidos que los nuevos dioses vengan de la mano de una amplitud de conciencia que a su vez, nos conduzca a experimentar libertad. Acá Jung introduce a Hybris, la transgresión de los límites impuestos por los dioses. Hace referencia a la rebelión contra los antiguos dioses, imágenes primordiales. Establece la para nosotros constituye una genial expresión:  LIBERTAD PROMETEICA. Acaso fue necesario el impulso violento de arrebatar algo destinado a los dioses, aunque luego ya sabemos como acabó la decisión de Prometeo (encadenado al Cáucaso). Promesa cumplida y el fuego fue nuestro. 
Este símbolo poderoso, se nos ocurre, nos muestra que la libertad, cualquiera que fuese su plano, tiene el precio que de antemano, hay que saber si va a poder pagarse. Una vez acordado el precio, nuestro fuego robado no debiera apagarse.

martes, 14 de abril de 2015

EL FELINO INTERIOR





Fácil de leer y hasta de captar, las historias de monjes y Maestros nos atraen. Nos gustan más las historias de los animales, de gatos que tratan de cazar ratones. El vano intento de atraparlos por parte de gatos ágiles, al acecho y que finalmente son descartados. Obviamente que el que los atrapa es el somnoliento, gordo y lento gato. Tan lento y dormilón que pronto dejó de ser registrado por los ratones. Ese fue el error fatal. En cuanto se hizo invisible, se tornó letal.
Así es el Zen, está aparentemente inmóvil, invisible, como un gato lento. Cuanto más quieto y atento más certero.
La actividad propia de nuestra mente, como los gatos que inútilmente perseguían a los ratones, es la fuente misma de nuestro desasosiego. Los ratones (pensamientos) andan por todos lados, como así los gatos fracasados (nuestra mente ordinaria).
Una vez que hayamos introducido en nuestra casa al gato quieto (mente meditativa), estaremos alerta, los pensamientos sabrán que algo nuevo ha llegado para quedarse. Necesitaremos durante el curso del día, de la quietud y del silencio reparador, aunque no tendremos que esforzarnos por buscar el rincón adecuado para que el gato lento pueda obrar. Aún en medio del ruido seremos capaces de llamar y convocar al felino interior. 
 

sábado, 11 de abril de 2015

LA MENTE ANTICIPATORIA




Tal vez, uno de los libros más reveladores, es el ya mencionado "La vía del no Apego" de Dhiravamsa. Lo que aborda es el reflejo de lo que pasa en nuestra ajetreada mente y sus pensamientos. Devela, para sus lectores, el origen de la tensión cotidiana y su sufrimiento asociado.
Esta mente "anticipatoria", es, al fin y al cabo la responsable de tanta tensión. Es la que causará la disipación de la energía que hace que nos sintamos cansados al fin de la jornada. Se aleja, nos aleja de estar atentos de cada paso que vamos dando a lo largo del día en nuestro accionar, para estar pendientes del resultado final de nuestro quehacer, anticipando resultados que minan nuestros logros e instalan, una vez más, nuestro pensamiento al servicio del miedo. Detrás de casi la totalidad de nuestras acciones está el temor. Ya lo expuso Krishnamurti, del que no dudamos estaba más cerca de la esencia, justamente porque no se lo planteaba en términos "resultadistas". 
Aún hoy, luego de años de práctica, no podemos evitar distraernos "comparando" sesiones de meditación, unas con otras. Así, nos decepcionamos, la mente ya tiene fabricada una escala ¡incluso para medir estos resultados!, evocamos sesiones de meditación que nos han arrojado lejos y de las que hemos "retornado" portando una intuición y cuyo recuerdo ha ocupado horas de anhelo. Error de errores.
Nos sorprendemos deleitándonos con recuerdos de intuiciones y demás agregados mentales. Ya lo describe Dhiravamsa y nos advierte contra el agregado de lo que denomina "capas geológicas" de conocimientos, definiciones etc.
Describe una mente que cambia continuamente gracias a las reacciones y asociaciones. Reaccionamos continuamente a las ideas pre fijadas y esto impide un accionar genuino. No "preparar" la mente, no permitir que se agite con pensamientos de anticipación, es permitirnos experimentar "de novo" sin prejuicio ni preconceptos, lo original. Cuando entramos en contacto con la experiencia con una idea pre-fijada, quitaremos frescura y crearemos una ilusión, alejándonos de lo que podría haber sido real.
"Hacernos la película" viene a remplazar lo que sucede, por una ficción en la que a veces preferimos refugiarnos , aunque sólo sea por cábala, para que no se cumplan nuestras anticipaciones planteadas. Por otro lado, cuanto más nos negamos a lo negativo, más rechazamos los aspectos negativos de una situación, más poderosos se tornan.
No darle lugar, no pensar en lo que hay, sólo observarlo. Nos insta a no buscar sólo placer o culpa. En la vida cotidiana la mente meditativa verá lo que hay adentro y afuera. Es silenciosa, oyendo con el corazón profundo. Atentos a las situaciones que se presentan, a través de la atención, podremos entender.
Esto es aplicar el presente, vivir en él.































































































































































































viernes, 10 de abril de 2015

EL CAMINO INSTANTANEO



"Si el hombre erróneo usa el medio correcto, el medio correcto actúa erróneamente", de: Antiguo Adepto.
Tal es la opinión que en su momento vertió Jung sobre aquellos occidentales que trataban de manera patética, de copiar al modo oriental de pensamiento. Califica de "trágica" la imitación occidental, "estéril", en otras partes de su obra y las compara como las "escapadas" del hombre moderno hacia regiones donde se "viste" de primitivo con la finalidad de lograr el "autodescubrimiento".
Postula que es desde su tierra conocida, donde debe transitar, conservando una concepción clara de quién es, del lugar que ocupa la ciencia, que es una herramienta que debe "servir" y no "reinar", desde su concepción cultural es como debiera acercarse a oriente y a su sabiduría. La actitud común del hombre de occidente es"darle la espalda a la ciencia", tratando de experimentar un "éxtasis" que no le es propio, haciendo que pierda el poder de tránsito que le daría conservar las dos miradas y sobrepasarlas a ambas. Sin juzgar excluyendo una u otra. Solo observando y observándose, sin imitar, sin un contenido enriquecedor y genuino. De nada servirá que se postre ante el Buda. El método que aprenda será ficticio, si se aferra a él como lo haría al tronco salvador. Tronco que deberá forzosamente abandonar si quiere fluir libremente. De nada servirán los mantras aprendidos, si ha perdido la raíz de su ser en sí. Raíces que se irán secando porque ha interpretado erróneamente (una vez más) que le esclavizaban. Y sólo para adoptar raíces que no le son propias y por ende, artificiales.
Vivir más pleno, más auténticamente, utilizando y valiéndose de aquellas herramientas que le sirvan sin ser esclavo de creencias, dogmas ni proverbios. Las usará y luego ha de olvidarlas como la brújula,  a la que echará mano para tratar de recuperar su rumbo. Rumbo invisible, Tao inasible y por ello ha de seguirlo sin verlo, sin medirlo, sin seguirlo, porque no existe, sólo es trazado a cada instante que vive. Hilosdepiedra. 

miércoles, 8 de abril de 2015

UN CAMPO DE ENTRENAMIENTO




Para el Zen, todas las actuaciones cotidianas pueden transformarse en ejercicio de entrenamiento. Desde la correcta respiración, el estilo de andar que brota de lo profundo del ser, el modo de estar de pie o sentado, de hablar, escribir, todo se transforma en campo de entrenamiento.
Lo único importante es la actitud y disposición de base que se pone en ejercicio.
El cuerpo participa en este entrenamiento como rumbo a su interior, no como una carga que arrastramos, sino en ese cuerpo que somos.
El cuerpo como centro unitario de ademanes, con que el hombre se produce al exterior, mirado desde su ser profundo.
En su forma de producirse y presentarse, la persona se manifiesta dentro de una concepción integral que está más allá de la duplicidad "cuerpo/alma".
Con la atención adecuada, también las llamadas "cualidades primarias de la sensibilidad", como colores, sonidos, olfato y tacto y la sensibilidad del propio cuerpo (propiocepción), así vividas y entendidas, constituyen una raíz del "espíritu suprasensorial", que es el que produce la eclosión de la plenitud de la vida. Estas cualidades y lo demás que hemos descrito, deben atravesar la conciencia y superar el análisis, ocupando el puesto que les corresponde como parte del desarrollo del ser profundo.
Tropezamos con una definición que nos parece acertada: "El neurótico es una persona perdida en su propio cuerpo". La curación debe pasar a través de la integración de ese mismo cuerpo, tomando  conciencia de las actitudes erróneas.
Se necesita esta toma de conciencia como factor esencial e irreemplazable.
Estar presente en el mundo desde el ser, es lo más importante y lo que enseña el Zen.


martes, 7 de abril de 2015

COMO UN ANIMAL EN INVIERNO




Una mente analítica, que se maneja por conceptos e ideas es una máquina que necesita del combustible de las ideas, conceptos y demás propiedades relacionadas, para funcionar correctamente en el mundo de las ideas, conceptos y demás propiedades relacionadas. Nunca va a saciarse. Siempre andará a la búsqueda de más. Como un animal en invierno, percibirá sus carencias, su angustia por la escasez nos lanzará a una interminable cacería de autores, ideas, líneas de pensamiento. Todo aquello parecido al alimento. Una promesa de saciarnos para luego volver a roer las entrañas, y allí vamos por más. 
Una mente meditativa, ya lo tiene todo. Se sacia en si mismA, se equilibra, percibe su accionar, no su actividad. Actividad es lo que hacemos para saciar la mente analítica. Cuando en verdad accionamos, sólo advertimos lo que ya nos acompaña. Con poco nos alcanza para captar un mundo diferente al obtenido con el esfuerzo del razonamiento. Un mundo que subyace quieto y muy productivo, a la vez, que nos dispone a la percepción de lo que siempre estuvo allí y que se nos ofrece apenas estar atentos a lo que surge del interior de esta mente quieta y silenciosa. Mente que observa surgir los pensamientos sin tratar de hacer nada con ellos. Sólo observarlos, ver de qué manera van espaciándose, en determinados momentos, hasta que se extinguen, donde ya no nos percibimos como "los autores del pensamiento", nuestro "si mismo" se esfuma y sólo hay aquello que experimentaremos sin palabra y sin definición alguna. Sólo hay que estar sin querer llegar a ninguna parte ni alcanzar ningún estado maravilloso sin expectativa de logro, solo estando aquí, ahora y así. Hilosdepiedra.