lunes, 11 de mayo de 2015

EL PORTERO


La meditación basada en el método Vipassana supone conocimiento por medio de la observación directa. La atención prestada a la respiración ya ha sido tratada previamente.
Dedicada a la observación de las sensaciones y sentimientos:
El hecho de estar sentado es observable. Aunque nadie ha podido demostrar que haya un "yo" llevando a cabo la acción.
La atención que se presta a los actos cotidianos recaerá sobre la acción que se lleve a cabo instante tras instante. En cuanto nos percatamos que hay un "yo" que lo hace, la atención se esfuma. Solo deberá ser un esfuerzo creativo a lo que aparezca. No dirigida a percibir un alguien que lo hace. El Pensador no existe. "Solo hay pensamientos de procesos de pensamientos", no hay aún evidencia de que exista ningún pensador. Esto tal vez, sea lo más difícil de desprogramar en nuestra experiencia como meditadores. En cuanto surge el "nosotros" la posibilidad de asomarse a una meditación pura y experimentar una mente sin ataduras, se esfuman.
Lo mismo es válido para las sensaciones. Atentos a éstas cuando aparecen, sin ligarlas a un "yo" que siente. Como observa Dhiravamsa: "Observar las sensaciones en el modo en que lo haría un portero, al observar la gente que sale y que entra". El portero no acompaña, no sigue. Será la oportunidad de aprender a ver cómo nacen y se extinguen las sensaciones. Conscientes de lo pasajero de su naturaleza. Hasta que apelamos a la memoria y "recreamos" la sensación. Allí estaremos asentándonos en el pasado. Hasta que apelamos a la imaginación, allí lo haremos sobre el futuro. En ambas situaciones de ensoñación, el presente se esfuma y la realidad habrá dejado paso a la ilusión. Esto también podemos verlo cuando suceda. Cuando las sensaciones aparecen y estamos desprevenidos, podemos caer en el desborde, será fruto de la desatención. Con la práctica, las sensaciones estarán bajo la atención y la observación, dándonos cuenta cuando nuestra mente empieza a agitarse.
Nos sucede después de un tiempo de meditar, que somos testigos de la sensación que la superficie de "un agua" empieza a agitarse cuando vemos la cólera, la ira, el fastidio, la indignación. Parece como si de tanto observar, nos hubiéramos transformado en testigos de esas sensaciones y emociones desagradables. Asimismo, también podemos ver cuando empieza a "bajar la marea" del enojo y el desagrado, cuando empiezan a surgir algo parecido a un "enfriamiento" emocional. De esto surge que los pensamientos nacen debido a ciertas condiciones; cuando éstas cesan, lo hacen los pensamientos. Haber observado las sensaciones descritas y cualquier otra clase, es haber hecho observación de LOS ESTADOS DE LA MENTE .