miércoles, 29 de julio de 2015

EL MATRAZ, SOLO POR HOY



Nos consideramos, a la manera de decir de Castaneda, "acechadores". No pretendemos llegar a lugar alguno, pero como dice una instructora de Yoga, a quien hemos aprendido a escuchar, "los libros solo muestran lo que ya conocemos".
Estamos transitando los opuestos, releyendo diferentes posturas que han adoptado hombres y mujeres que nos llaman la atención. Sin querer ser como ellos, solo "acechando" sus conocimientos, asomándonos a su mundo. Puede ser que incorporemos, sin darnos cuenta, que nos impregnemos sin saber o, que despertemos al tan mentado, "Maestro Interno, no lo sabemos.
Cada vez percibimos más claramente,  que el conocimiento es como lo comparan en el Zen: "el hielo que cae al agua hirviendo", deja de ser lo que era, pero sigue estando allí, se disuelve en todo nuestro fárrago de información, la inútil y la que nos impulsa desde adentro, pero sigue estando ahí, agazapado. El conocimiento, listo para saltar a la manera del jaguar, en forma de respiración en un momento difícil, de un intento de alejar pensamientos que a su manera también nos acechan e intentan acosarnos. Este conocimiento que hizo que lleguemos hasta aquí de manera sencilla, descartando y filtrando. Es una tarea la de poner orden en nuestra mente, eliminando aquello que sentimos que estorba, conservando y solo por ahora, aquello que nos sirve, solo por hoy. Ya sabemos, no nos sirve pensar en después. Eso solo nos da miedo, ansiedad e incertidumbre. En verdad no sabemos si lo que ahora nos conforta y refugia, terminará por salirse así como entró, o así como fue descubierto. ¿Quién lo sabe?. Pero desde el momento que elegimos oír dentro nuestro, sabíamos que eso pasa. Por ahora, puedo considerarme mi refugio, puedo ver mi "matraz" interno, listo para mezclar aquellos ingredientes que elija y que acepte que pueden hacer que sea uno más de aquellos que están creciendo. Hilosdepiedra.

LA GOTA DE ROCÍO EN LA HIERBA




"Cuando una gota de agua cae en el océano,
cuando el polvo cae en la tierra,
la gota de agua ya no es la gota de agua,
es el océano
el polvo ya no es el polvo, 
es la tierra entera".
Taisen Deshimaru,
quien venía de decir: "...considerad que nuestra vida es tan vana y efímera como una gota de rocío en la hierba de la mañana, que nuestro destino es tan impermanente como el sueño o la ilusión, como una burbuja o una sombra".
"El Zen de Dogen no es el deseo de volverse más que humano, no es el volverse un ser especial, tampoco es la esperanza de obtener la visión de la vacuidad, ni hacer milagros. Es volver a la condición normal del espíritu humano".

miércoles, 15 de julio de 2015

LA LAGUNA: Un relato Andino



En este viaje que hicimos a Salta, aprovechamos para conocer Iruya, un pueblo al que nunca habíamos ido y que desde el año pasado queríamos visitar, así que pudimos hacerlo e incluso encontramos alojamiento en un Hostal, con suerte, porque el lugar en los mejores sitios ya estaba ocupado. Queríamos pernoctar allí porque nos habían dicho que el cielo nocturno es muy hermoso.
Debo decir que Iruya está situado a más de 3000 m de altura, que para llegar es necesario cruzar la Cuesta de Lipán (bella y zigzagueante) a más de 4000 m. De modo que para bajar de la camioneta a sacar fotos había que moverse despacio para no ser presa del "soroche" o apunamiento. Este año nos fue mejor, con este tema,  ya que el año pasado algo de cefalea tuvimos en San Antonio de los Cobres.
Hacemos esta introducción porque la consideramos necesaria en parte para explicar algo que nos sucedió.
Bajando de Iruya, llegó la hora del almuerzo y el guía nos dio a elegir entre Purmamarca o Tilcara. En realidad, elegimos Purma pero nos dijo que era mejor Tilcara (disiento) y accedimos ya que el baqueano era él. No sabemos para qué nos dio a elegir, pero debe formar parte de su estilo de llevar los viajes.
Nos mostró la Hostería del Automóvil Club de Tilcara que además de ser una joyita tiene un muy lindo restaurante. No nos conformaron los precios, así decidimos comer en otro lugar bajando por un sendero rumbo a Tilcara. 
Allí se terminaron los recuerdos de los dos. 
Un par de días después, almorzando en Salta capital, intentamos recordar donde habíamos almorzado en Tilcara y nos fue imposible. Estuvimos desandando el itinerario una y otra vez y curiosamente el recuerdo del almuerzo se había esfumado. Se detenía justo en la Hostería del ACA. Luego podíamos retomar la memoria de la llegada a Salta más tarde y sin problemas. 
Esta laguna mental, duró un par de días. Ese lapso de dos horas había dejado de existir en nuestras dos memorias. Ni lo que habíamos almorzado, ni el lugar, nada. Una sensación muy desagradable que hizo que mirara la amnesia de las películas con más seriedad. Incluso hicimos bromas acerca de esta experiencia en relación a una película de los amigos que van a Las Vegas como despedida de soltero de uno de ellos y son drogados, despertándose dos días después y cuando ven las fotos de las tropelías que habían hecho en esas 48 hs de amnesia no podían creerlo. Me imaginé que habíamos sido "abducidos" por una nave espacial y que luego nos veríamos abrazados a un marciano verdoso y cariñoso. Pero la sensación de alarma persistía. ¿Qué nos había sucedido en ese tiempo perdido?.
Alejo me comenta: "En algún lado vos comiste fideos". Repito: "Fideos, fideos" y empecé a imaginar el plato de tallarines. Antes ya había dicho lo mismo y no trajo ningún eco en mi mente. En esta ocasión, al visualizar el plato con los fideos como un dibujo, también vi el acto de tomar una punta de uno de ellos que colgaba por fuera y empecé a tirar, mientras decía: "Estoy desenrollando el fideo para acordarme dónde almorza..." "¡¡¡¡Lo tengo, Ya está!!!!.
"¡Fue sobre la ruta!". Antes habíamos mencionado  la ruta pero sin resultado, blanco total. Como una catarata, ahora surgió el episodio completo. Se desplegó como una secuencia perfecta. Entramos en el restaurante, adelante hacía mucho frío que entraba por la puerta abierta. El guía, conocedor del lugar, me hace señas que vaya hacia el fondo. Me acerco y la veo: ¡La chimenea!. Así que nos instalamos enfrente de ella a dos metros o un poco más y almorzamos allí, pegados al fuego, podríamos decir.
Así que, comiendo fideos, interpreto que nos intoxicamos con monóxido de carbono, que sería la causa de la amnesia. Mejor explicación no tengo. La pérdida de memoria simultánea es lo que me hace arribar a esta conclusión. Similar a una intoxicación alimentaria, ambos compartimos el humo imperceptible, además del almuerzo.
Recordé también, que de chica, viviendo en Chacras de Coria, en Mendoza, teníamos una chimenea y mi abuela parada cerca del fuego durante un rato, cayó redonda. Otro día mi mamá se desmayó al levantarse por la mañana, y la chimenea había quedado con rescoldos.
Alejo no está de acuerdo con mi idea. Otra mejor, por ahora, no tengo. Hilosdepiedra.

miércoles, 1 de julio de 2015

DETRAS DE LA MASCARA



Retornando a recuperar al "Hombre Antiguo", al decir de Bernard Dubant, no significa darle la espalda al tiempo que a uno le toca transitar. Es no renunciar a estar "agazapado", al "acecho" de este hombre antiguo, interior, y animarlo a que se muestre. Separados de él por la montaña de conceptos que hemos interpuesto en nuestro devenir como civilización. Sepultados bajo capas, verdaderos estratos de conocimiento discursivo, nos hemos ido apartando de las "voces" del silencio interior, al decir de Castaneda.
Estas barreras que hemos levantado nos separan de ver la totalidad de ambas mentes. Nos negamos a darle a la intuición el valor que tiene y la asociamos con la brujería y otras cuestiones.
No habríamos de temer, volver a contemplar con ojos interiores el misterio que rodea nuestro mundo, el que sea. Estas realidades que damos por ciertas también pueden formar parte del sueño de los dioses. Despertarnos y darnos cuenta que no eran tal, que renunciar al sentido mágico y sagrado de alguna realidad ofende nuestra sensibilidad más profunda. Dejémosla que discurra, entre las grietas o hendiduras que la realidad cotidiana impone. No cerremos las aberturas que a veces se insinúan solo para hacernos recordar que no somos solo esa máscara que anda de aquí para allá. Detrás de cualquier situación, podemos encontrar quién de verdad hemos sido alguna vez y recuperarnos. Hilosdepiedra.