viernes, 29 de julio de 2016

EL CORRAL DE LOS MONOS



No es un cuento. Los tres monos, acaso podrían abrir los sentidos, ocasionalmente y todos juntos salir a mirar más allá de su corral.
Aprenderían, de la manera convencional y fragmentada, vale decir, nuestra forma "humana" de aprender y aprehender, a organizar y desorganizar lo aprendido, como un juego.
Si somos conscientes, de alguna forma, siempre estamos en el mismo corral. Nos trasladamos tímidamente de un lugar a otro, siempre dentro de la misma cerca, respetuosamente.
Si la cerca no existiera, no habría límites. No frecuentaríamos el mismo tipo de cine, ni de libros, ni de autores, iríamos de a poco "depilando" las púas que constituyen nuestras creencias-caparazones. Renunciaríamos a seguir fielmente el pensamiento de tal o cual autor sólo porque "vibra" a nuestro/su compás. Como flautistas de Hamelin, por años, nos han guiado al son de "su" música. Arriándonos y encerrándonos en el corral de nuestras creencias/ sus creencias, que nunca dejaron de ser las del flautista. 
Va a ser un gran desafío. Observar y descartar. Disfrutando con cada ídolo,  tenga aureola o no, que, como vaca sagrada, caiga bajo el peso de lo liviano y recién descubierto. Hilosdepiedra.

viernes, 22 de julio de 2016

EL LOBO DEL CONURBANO: EL VER DE DON JUAN


El misterio que significó  captar la "diferencia" entre el ver y el mirar, aludidos por Don Juan y por cualquier Maestro de meditación, se "develó" (cómo si no), a través de lo experimentado.
Pensando en que todo empieza por lo leído, por el sentido que van tomando las palabras, hasta que desaparecen y dejan paso a los símbolos, estaba acodada mirando el toldo amarillo del vecino.
Esos símbolos, nos conducirán del mirar al ver.
Las palabras que componen los textos, las miramos y tratamos de darle sentido "racional", vale decir, fragmentado y adecuado a lo leído, estrictamente. 
Paulatinamente, lo leído desaparece (como el hielo en agua hirviendo), para darle paso a los símbolos.
El toldo que empezó a descorrer el vecino, como seguramente hace todos los días soleados, fue el símbolo, se descorrió para que dejara de mirarlo y empezara a verlo. Se "corría" para que entrara la luz, como si se hubiese descorrido para mi conciencia que en ese momento, y no en otro, por fin, lo vio.
Y todo cobró sentido. Hasta lo que había estado a la sombra.
Luego, como dicen los Maestros, el toldo siguió siendo el mismo toldo de lona amarilla que miro todos los días.
Esta experiencia, es la que origina, seguramente, la "otra mirada" a la que se refiere el Lobo del Conurbano en sus diálogos de medio alcance. 



martes, 5 de julio de 2016

EL LOBO DEL CONURBANO: LA PUERTA MAESTRA





Durante casi toda mi vida, he oído hablar de la "llave maestra", aquella que todo lo abre.
A lo largo de recorrer los mil y un caminos, puede suceder que todos ellos, sin saberlo, nos lleven, por fin a abrir la Puerta Maestra.
Todas las escuelas, corrientes de pensamiento, filósofos y Maestros, parecieran haber conformado un coro mudo, paradoja que con sus cientos de voces, un día nos hacen franquear esa, la única puerta.
Es así cuando arribamos al conocimiento. Las frases leídas una y otra vez, dejan de tener el sentido que tienen los conceptos para "ser". Cuando un concepto deja de serlo y se absorbe, se transforma en conocimiento. Absorción es integración, es pasar a ser parte de un todo y para ello es menester que se disuelva como tal previamente.
Es ese instante donde cobra sentido que Buda haya reconocido a su sucesor, sin palabra alguna. Bastó mirarle y vio su sonrisa ante la flor. En esa sonrisa había comprensión. Así ha sido la transmisión de los grandes: sin palabras.
Así también lo es la comprensión. Baste que se quiera transmitir, para que se diluya, se esfume el misterio del conocimiento. 
Por ello es que los Maestros de todos los sistemas han recurrido a las metáforas, a las parábolas, a los "mondos" con el discípulo. Es a través de este recurso que la mente puede esfumarse desde el entendimiento para transformarse en una mente meditativa, en los nudillos que han de golpear la puerta correcta, en otras ocasiones, la puerta se abrirá sola.
Hilosdepiedra.