Con este nombre se conoce a un complejo arqueológico, situado en el Valle Sagrado de los Incas, en los Andes peruanos, en las proximidades de Cusco (antigua capital del Imperio), unos 5 Km aproximadamente. En quechua, la palabra qenqo significa laberinto.
Su función no queda clara, y como en estos casos, se le atribuyen ser un adoratorio, un centro sagrado de cultos diversos, donde podrían llevarse a cabo diferentes ritos agrarios.
Arqueológicamente, puede diferenciarse un Qenqo Grande y uno Chico.
Este último, se encuentra mucho más dañado que el grande, aunque aún persistan restos de muros circulares.
El Qenqo grande, contiene una cierta cantidad de estructuras como el anfiteatro, construcción semicircular con gradas, una piedra de seis metros de alto, en cuya superficie había labrada la figura de un puma. Hasta donde pueda verse, ya que hemos de dedicar un párrafo aparte a los "extirpadores de idolatrías". Llámanse así a las personas destacadas por la acción colonizadora cuya función era destruir, mutilar, o hacer desaparecer expresiones de cultos que no fueran el de la iglesia católica. De modo que, en la actualidad es poco lo que conserva de puma la mencionada roca.
Otra estructura componente de Qenqo Grande es un Intihuatana: este denominado "artefacto" circular de piedra, recibe su nombre del quechua: "lugar donde se amarra el sol". Se cree, que eran antiguos indicadores estacionales, de solsticios y equinoccios, con finalidades agrarias, así como la de rendir culto al sol, la luna, Venus y las estrellas.
La caverna subterránea también forma parte del complejo, excavada en la roca, presenta especie de gradas o desniveles y una mesa de piedra, a la cual se le han atribuido funciones diversas, en general, relacionadas con cultos que incluyen sacrificios.
La estructura más misteriosa del conjunto, tal vez lo constituya la llamada canaleta en zig zag. Vista desde lo alto simula el cuerpo de una serpiente en movimiento, que incluye una excavación circular o cabeza. El declive llamativo y la apariencia de canal, es lo que ha alimentado la teoría que esta construcción podría ser un "desague" para la sangre de las víctimas de los numerosos sacrificios llevados a cabo en la cultura andina.
La Sala Mortuoria, también forma parte del complejo grande, llamada también sala de los sacrificios. Labrada en una roca de gigantescas proporciones, su función específica se ignora.
En diciembre, en Cusco, se llevaba a cabo en la era pre-hispánica, la festividad de Cápac Raymi, en honor al sol de ese mes. En ella se sacrificaban animales, se bebía chicha de jora (maíz malteado, cerveza de maíz), se mascaba coca y se bailaba.
Las cenizas de los animales sacrificados se arrojaban a los arroyos para que a través de ellos llegaran al mar y a Viracocha (solsticio de invierno boreal o equinoccio de verano austral).
En dicha ceremonia, los forasteros eran desalojados del Cusco hacia lugares más alejados, hasta terminar las festividades.
El Huarachico, formaba parte del ritual del sacrificio animal, donde eran ofrecidas cien llamas y cuyos cuerpos luego eran quemados con leña de quinoa, algo aromática.
A unos quinientos metros de Qenqo Grande, se halla el Cusilluchayoc, o templo o lugar de monos. Se observa una piedra tallada con relieves de serpientes y monos y cuya forma concuerda con un sapo.
La gran cantidad de enigmas que rodea la cultura andina, se debe en parte al enorme esfuerzo que hicieron los colonizadores a fin de borrar los cultos ancestrales y que solo quedaran vestigios en muchos casos de multitud de ritos, ceremonias y significados que hasta hoy intrigan a los investigadores. Su tarea, justo es decirlo, se ha visto complementada con el accionar del tiempo, los saqueos, los sismos habituales en la región y otros contratiempos que suelen acontecer en el devenir humano.
Gracias a la fidelidad de la piedra, a su estructura tan particular y a la tozuda cohesión de sus moléculas, podemos aún vislumbrar algunas respuestas.
Sin embargo, pensamos que es más fácil extirpar la creencia de una roca que del alma humana.
Que en definitiva, sólo ha sido un torpe reemplazo de una idolatría por otra. Hilosdepiedra.