ESTEROS DEL IBERA |
Perteneciente a las leyendas del litoral, más precisamente en Goya, Corrientes. Cita Ambrosetti el caso de una isla pequeña (isleta), que recibió el nombre del título por no tener paradero fijo, hecho que intimidaba a los lugareños y primitivos habitantes.
Así era común que ni bien amanecía ya no estaba a la vista o se había desplazado más al sur o al norte.
Se aseguraba que estaba poblada por espíritus infernales, autores de toda clase de ruidos que impedían que las gentes se acercaran a ella.
Menciona, el investigador, a un vecino de la zona, Amadeo Bompland, quien aseguraba la naturaleza de "embalsado" de la mencionada Isla del Diablo.
Embalsado se denomina a la isla flotante, constituida por turba.
El Sr. Bompland, aseguraba la naturaleza de la isla, narrando que al desenterrar una planta, había enganchado un anclote de tres puntas, posiblemente español, a la que había visto en posesión de un botero hacia el año 1860.
Poblada por espeso monte, antes de ser el mismo destruido, ciertamente fue guarida y no precisamente de espíritus infernales sino de bandidos de peor y más certera estirpe infernal que los citados.