jueves, 2 de octubre de 2014

ESPIRITU FUGITIVO


Las cultura del Noroeste argentino, no ha sido diferente en cuanto a su concepción del alma o espíritu como otras culturas. Así también han sido costumbres que son similares a otras partes del planeta y otro tiempo.
En Cachi (Salta), los pobladores llevan cosida  en la copa del sombrero, una cruz hecha de palitos similar a la cruz que los soldados católicos llevaban en Francia en tiempo de los hugonotes.
En otras zonas del país, creen que el alma o el espíritu, tienen la capacidad "de desprenderse" del cuerpo. Esta ""facilidad" la tienen más los niños que los adultos. Por eso, las madres temerosas, "fumigan" a sus hijos con lo que juntan en los cuatro ángulos de sus casas, prenden fuego a estos desperdicios mientras rezan una oración llamada "credo".
Otras madres más previsoras, al caer la tarde, encargan a otras mujeres que vayan por donde sus hijos han pasado, voceando a gritos el nombre de sus dueños. Así evitan de este modo, que algún espíritu andariego se extravíe y no pueda retornar.
Los viejos creen, que cuando duermen sin sueños, el espíritu se ha alejado.
La médica que se encarga de la búsqueda de un espíritu que se ha ido, luego de cobrar sus honorarios, lleva a cabo una ceremonia.
Es menester que sea de noche, la médica deberá averiguar por donde ha ido el paciente, lugar que por lo general es un cerro. Se cree, que la visita de la Pacha Mama, es quien con frecuencia asusta al espíritu, obligándole a esconderse.
Así pues, una vez localizado el lugar por donde debería estar el espíritu prófugo, la médica pone una vela encendida debajo de una tinaja de barro o virque, en la puerta de la habitación del enfermo, llevándose un rebozo (especie de pañolón, actualmente podría asimilarse a una pashmina) si es una mujer o una faja si es un hombre.
Acompañada por dos hombres portando tizones encendidos a los que contrata para estas ocasiones, llamados gritadores por la función que cumplirán, la médica se dirige al sitio donde presume que ha de estar el espíritu. 
Allí, liba y entierra chicha en honor de la Pacha Mama, así como sepulta comida, coca y llicta (hemos hecho referencia a esta pasta compuesta por cenizas y papas hervidas cuya función era aumentar la secreción salival cuando se masca el acullico o acúmulo de hojas de coca)..
Allí pronuncia la oración, al decir de Ambrosetti, cristiano-pagana: 
"Pacha Mama-Pacha cauca
Pacha luntu-Señora Santa Ana
Ondura ancu marco
Patrón largapúai
Anacutichipuaicho".
Copla que pide a la Pacha Mama o madre del cerro, libere al espíritu y no le retenga.
Revoleando los tizones por el aire, los gritadores llaman al espíritu, voceando el nombre del paciente. A continuación se retiran sin darse vuelta mientras acompañan a la médica que arrastra la faja o el rebozo por el suelo hasta llegar a la casa del paciente, a su dormitorio más precisamente .
Una vez llegados, coloca debajo de la cama la prenda que ha sido arrastrada, quita la vela de la tinaja, da vueltas alrededor de la cama del paciente mientras reza credos.
Debajo de la almohada de la cama del paciente, coloca la vela apagada y se retiran del cuarto. Quedando el paciente así acostado hasta la mañana, para que pueda retornar el espíritu a su cuerpo.
Esta creencia, recuerda al "doble" egipcio, ya que los calchaquíes a semejanza de éstos no identifican el alma con el espíritu, ya que éste puede alejarse en vida del hombre, de modo que ellos también como los egipcios, creerían en un alma doble.