viernes, 10 de octubre de 2014

LA SOLEDAD DE KOOCH



Así comienza en la cosmogonía Patagónica el Wishókar o creación del mundo.
Entre los Patagones o Tehuelches, el Wishókar o creación del mundo ocurrió cuando "un ser que siempre existió" Kóoch,  que en los principios vivía rodeado de espesas neblinas, donde se juntan el cielo y el mar, se sintió triste y muy solo.
Tan triste que rompió a llorar. Durante muchísimo tiempo lloró, tanto que no es posible calcularlo.
Sus lágrimas se juntaron en tal cantidad, que dieron origen a Arrok, el mar, el primer elemento de la naturaleza.
El Ser, al advertir que el agua así juntada no paraba de crecer conforme seguía llorando, paró de llorar y dio un gran suspiro.
Con este suspiro se originaron los vientos. Con los vientos, las neblinas espesas comenzaron a disiparse, dando origen a la claridad.
"Como ahora que a la noche sigue el día".
Así continúa creando las nubes y la luna y el sol etc.
También una Isla del Atlántico, que podría ser un Paraíso.
También crea a los gigantes y a las estrellas.
En la Isla del Atlántico, nace Elal, el creador del hombre (los Chónek). Como Saturno, su padre también intentó devorarle.
Elal, luego de varias peripecias en la Isla, llega a la Patagonia. Allí crea a los Tehuelches y se describen sus cacerías juntos y proezas, amén de su invención del arco y la flecha, su enseñanza para alcanzar a utilizar dichas armas.
Sobreviene la llamada "decepción de Elal", por la que parte del mundo, refugiándose en el cielo estrellado, donde desde allí emana su manifestación benéfica en forma de un personaje: Wendéunk...su enviado.