martes, 4 de agosto de 2015

EL CAMBIO





En 1914 Freud y Jung fueron invitados por el Dr. Stnley Hall (Profesor de Psicología de la Universidad de Clark). Esta visita a estados Unidos tenía como finalidad establecer cierto debate acerca de lo sostenido por Hall, quien creía que debido a la herencia genética, el ser humano era más propenso a desarrollar ciertas fobias.
Las más frecuentes son aquellas relacionadas con peligros que atravesó el hombre primitivo: precipicios, arañas, serpientes etc.
Esto se observa en las grandes urbes que es mayor la cantidad de personas que temen un encuentro con una serpiente, a pesar de la remotísima probabilidad que esto suceda  en comparación a tener un accidente automovilístico. Muchos más habitantes temen un encuentro con una araña que a hallarse dentro de un auto.
Aunque parezca extraño, en la década de los setenta, los llamados "psicólogos ambientalistas", pensaban que "la psicología de un individuo estaba determinada por contextos físicos y sociales en los que vivía o había vivido, excluyendo cualquier participación genética en este proceso, tal vez debido al temor de quedar encuadrado en cierto "conservadorismo político" o líneas de extrema derecha. Esto presentó el inconveniente de ofrecer falsas expectativas terapéuticas cuando solo se consideraba lo adquirido. Unido a esto sucedieron los fracasos terapéuticos, las culpas y la depresión asociada.
Martin Seligman (doctorado en psicología en Universidad dePensilvania), escribió el libro:"Lo que usted puede cambiar y lo que no", donde expone los métodos más eficaces para cambiar, cuando es posible. Implícito el mensaje de "cambiar con valor, serenidad ante lo que no puede cambiarse y reconocer la diferencia con sabiduría", al decir del poeta.
El efecto de las situaciones sobre un individuo depende de la manera en que las interpreta y sobre todo la manera en que las explica.
¿Quién es el más objetivo, el pesimista o el optimista?. Las investigaciones sugieren que los optimistas deforman más la realidad que los pesimistas. La escasez de realidad pueden llevar a un desastre. A pesar de ello la mayoría tiene gran interés de aprender a pensar de modo optimista, especialmente los depresivos.
Numerosos estudios revelan que tanto el pesimismo como la sensación de eficacia bajan las defensas inmunitarias.
Por las investigaciones de Seligman, "las preferencias por explicaciones pesimistas u optimistas se construyen a partir de los siete años".
Es aconsejable practicar algunos comportamientos: reformular las situaciones desagradables de modo de poder desdramatizarlas.
Limitar el tiempo invertido en masticar frustraciones.
Emprender actividades que generen un sentimiento de eficacia o autoestima.
Buscar hechos que cuestionen las interpretaciones pesimistas.
Observar siempre el diálogo interior.
A Seligman se lo considera cognitivo-conductista.
Antes de irse a dormir, practicar este ejercicio: Poner por escrito tres cosas buenas que hayan salido bien durante el día y las razones por las que esto ocurrió. Los seres humanos tenemos propensión a estar atentos a los acontecimientos negativos. Así va desarrollándose especial atención a los acontecimientos positivos de la vida cotidiana.
De: Los Nuevos Psi. Sección de: Jacques Van Rillaer.