miércoles, 26 de agosto de 2015

EL VIVERO


Tich Nhat Hanh, el monje budista, poeta y pacifista, quien recientemente ha enmudecido por un A.C.V., transmite la importancia de "sembrar", de "nutrir", de cuidar amorosamente pensamientos que, como las buenas semillas, estén allí. Sean parte del vivero que es nuestra conciencia. No porque haya que tener la mente ocupada con bellos pensamientos. Sabemos que el Maestro ha difundido la técnica de Mindfulness por todo el mundo, destacando la importancia de ser conscientes de nuestra respiración de entrada y de salida, así como la posibilidad de ver pasar los pensamientos "como nubes" a su decir. Si alimentamos la mente con pensamientos pacíficos, simples, donde sus partes fluyan libremente, sin los atascos propios del razonamiento aprendido y las dudas "existenciales", podremos disponer de un reservorio por llamarle así, de material que podamos necesitar en la hora del intenso sufrimiento. 
Ha dedicado gran parte de su obra al sufrimiento y nadie mejor que él lo ponen a nuestro alcance. No es una maníaca tendencia de escapar del sufrimiento por la que tener a mano pensamientos armónicos. Es una cuestión de entrenar nuestra mente de modo que cuando la observamos con la tendencia a empeorar la situación más de lo que es, pueda transitar por otro camino. Una vía alternativa, no de optimismo ciego y bienintencionado. Una vía que sea eso, de tránsito, de no dejar que eso, por lo que transitamos, esté poblado además de negros presagios, de futuras calamidades, de culpas por hechos que ya han sucedido y que no volverán atrás para darnos la oportunidad de obrar distinto. Sobre eso no podemos actuar. Sobre lo que sí podemos actuar es sobre las ideas que brotan alrededor de lo que sucedió, o sucederá en este momento, cuando ya pasó lo que pasó y no pasó lo que no sabemos si pasará. Por más certeza del mal resultado de la situación entre manos, solo nos resta dejar que venga. No necesitamos "adornar" su venida, anticipando nada, sobre todo si es algo inevitable o no depende de nosotros.
No es un refugio de bellos pensamientos lo propuesto. Tal vez funcione como un determinado "menú" que podamos incorporar a nuestro tradicional enfoque vital. El Maestro habla de "abrazar" el sufrimiento, propone algo que paraliza nuestra forma occidental de encarar los golpes: con resistencia, con negación, con huida. En vez de eso, intentar desarrollar "Un arte del sufrimiento", transitando, en contacto con lo intenso, dejando que obre sin piedad, respirando en total y muda entrega. Sabiendo que es parte y será parte de nuestra existencia. Nos insta a no esperar una situación de "sufrimiento 0". Esta ilusión es otra creación más de una mente entrenada en el cultivo de la huida, la negación, la resistencia. Hilosdepiedra.