Otro costado de las comparaciones, lo constituye el mundo de las estadísticas, las propagandas y los anuncios publicitarios. Nadie se salva de integrar alguna cifra. Hay una tendencia a mostrar todo, a comparar casi todo. A pesar de uno. Pocas cosas pertenecen a la esfera privada. Cuántos seguidores en redes sociales, el número de publicaciones, las cifras de venta de un libro, los ingresos anuales, miles de datos que ignoramos y pretendemos seguir así. Aunque inútil resistirse. Tarde o temprano recibe uno la notificación de los nuevos seguidores. Como si fuera vital saber quiénes son o qué hacen aquellos desconocidos que seguirán siéndolo. Debería ser opcional el recibir determinados datos que agregan nada y quitan menos.
Es al autor a quien podría interesarle lo que vende y que se sepa, si la escala de ventas le favorece y que todo el mundo se entere que está entre los "top five" y por cuántas semanas se ha mantenido en esa posición.
No todos poseen la mentalidad competitiva, o sus intereses pasan por la superación de los oponentes o de sí mismos, que viene a ser casi lo mismo.
Como a veces dicen en Zen, algunos lo hacen por hacerlo sin ninguna finalidad ulterior.
Sólo escriben, cocinan, cantan.
Eso ya de por sí es lo que gratifica.
Con humor, se dice, "no vivo de ésto, si no....estaría en problemas".
Hay quienes permanecen indiferentes a la avalancha de promociones y ofertas que ha transformado a parte de la sociedad en "cazadores modernos". Personas que viven al acecho de ofertas de vacaciones, vuelos relámpagos y todo tipo de mercancías en base a la frenética comparación de tarifas y precios, esperando la ocasión de mostrar el "trofeo", la ganga, la pieza cobrada. Puede que sean resabios abortivos de nuestras ancestrales cacerías o jornadas de pesca en la red. Valga la alegoría.
Hay quienes permanecen indiferentes a la avalancha de promociones y ofertas que ha transformado a parte de la sociedad en "cazadores modernos". Personas que viven al acecho de ofertas de vacaciones, vuelos relámpagos y todo tipo de mercancías en base a la frenética comparación de tarifas y precios, esperando la ocasión de mostrar el "trofeo", la ganga, la pieza cobrada. Puede que sean resabios abortivos de nuestras ancestrales cacerías o jornadas de pesca en la red. Valga la alegoría.