lunes, 31 de marzo de 2014

LOCOS DEL DEMONIO



En la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia ubicada en la Patria del Lobo, tienen desde el año pasado una especie de "Feria del Libro" local. Socios como somos, hace más de treinta años, aquellos que disfrutamos la lectura (demasiado), insaciables, diríamos, nos acercamos a la planta baja donde el encargado nos abre y nos deja deambular entre las mesas con los libros apilados. Separados por precio, hay desde 10$ hasta 30$, los más costosos.
Así, revolviendo como los chicos en el cajón de juguetes, encontramos y compramos tres. No pudimos inspeccionar todos, de tantos que son. Así que, nos fuimos con la vaga inquietud, mitad certeza, que seguramente los mejores se lo habrían llevado, (¿Qué sería lo mejor?) que dejamos sin rastrear seguramente aquello que otro detectará indefectiblemente, casi un incunable, perdiendo nuestra única oportunidad de tener "esa", la joya que había estado esperándonos. Estos pensamientos de índole obsesivo, forman el acerbo de TODO DEPREDADOR QUE SE PRECIE. ¿ O acaso no sucede lo mismo cuando estamos cazando?....   Además de los libros que nos presta la Biblioteca (no más de cinco numerados) compramos alguno nuevo de vez en cuando y usados cada vez que podemos entrar, al mejor estilo Pluto, a"escarbar" entre las "oportunidades" de las librerías de viejo, como dicen en España. Total, que falta un poco para que los e-books, vengan con olor a "libro", así que, tranquilos.....revolvamos en paz....
Así que hoy, comentaremos una pequeña parte de uno de los libros que compramos en la Biblio.
Impreso en 1970, "Antología de Literatura Fantástica Argentina", Narradores del Siglo XIX, elegimos, de Juana Manuela Gorriti, "Una Visita Infernal"...
" Mi hermana a la edad de diez y ocho años hallábase en su noche de boda. Sola en su retrete, cambiaba el blanco cendal y la corona de azahar con el velo azul de un lindo sombrerito de paja, para marcharse con su novio en el coche que esperaba en la puerta a pasar su luna de miel en las poéticas soledades de una huerta.
Lista ya, sentóse, llena el alma de gratas ilusiones, esperando  que su marido pudiera arrancarse del cúmulo de abrumadoras felicitaciones para venir a reunirse con ella y partir.
Una transparente bujía color de  rosa alumbraba el retrete colocada en una palmatoria de plata sobre la mesa del centro, donde la novia apoyaba su brazo.
Todo era silencio en torno suyo, y sólo se escuchaban a lo lejos, y medio apagados, los rumores de la fiesta.
De súbito óyense pasos en el dormitorio. La novia cree que es su esposo, y se levanta sonriendo para salir a su encuentro; pero al llegar a la puerta se detiene y exhala un grito.
En el umbral apareció un hombre alto, moreno, cejijunto, vestido de negro, y los ojos brillantes de siniestro resplandor, que avanzando hacia ella la arrebató en sus brazos.
En el mismo instante la luz de la bujía comenzó a debilitarse y se apagó a tiempo que la voz del novio llamaba a su amada.
Cuando ésta volvió en sí, encontróse apoyada la cabeza en el pecho de su marido sentado en los cojines del coche que rodaba en dirección del Cercado.
-¡Fue el demonio!- murmuró la desposada; y refirió a su marido aquella extraña aventura. El rió y lo achacó a broma de su misma novia.
Y pasaron años, y mi hermana envejeció.
Un día veinticuatro de agosto, atravesando la plaza de San Francisco, mi hermana se cruzó con un hombre cuya vista la hizo estremecer. Era el mismo que se le apareció en el retrete el día de su boda.
El desconocido siguió su camino, y mi hermana, dirigiéndose al primero que encontró le dijo con afán:
-Dispénseme el señor: ¡quién es aquel hombre? El interpelado respondió palideciendo: -Es el demonio.
El me arrastró de mi pacífica morada para llevarme a palacio y hacerme a la fuerza presidente. He aquí los ministros que vienen a buscarme.
Eran los empleados del hospital que venían en pos suyo.
El hombre a quien mi hermana interrogaba, era un loco".  

Retrete: era un cuarto para retirarse.

De la misma forma que en la pintura, cuando contemplamos una obra determinada, conociendo previamente algo de la vida del pintor en cuestión, o conociendo el contexto histórico en el que se despliega su obra, pareciera que cambia nuestra comprensión, se ampliara nuestra percepción, así debe suceder en la literatura.
Juana Manuela Gorriti integra junto con Juana Manso, una generación de mujeres escritoras cultoras del género romántico, la segunda generación. Autodidacta, perteneció a una familia exiliada que regresó al país luego de la caída de Rosas.
Considerada feminista, de su obra se dice que ha escrito de la manera en que ha podido, de acuerdo a la limitación de su formación y con técnica primaria. Así como ha estado influida por los románticos franceses. También es una precursora de lo fantástico cuando aborda temas como  el satanismo,  los sueños, el espiritismo, los presentimientos, la locura....

No sabremos quién ha sido el hombre misterioso, que aborda a la recién casada, tampoco sabemos si ha sido un episodio soñado por la protagonista. Nos intriga, que ni ella ni el esposo tengan interés en ahondar el encuentro, si es que lo hubo... que retomaran su vida como si tal cosa. Si la persona afectada por la locura es la novia. 
En definitiva, pareciera que en esa época, era habitual que las recién casadas perdieran el conocimiento como una forma de resolver algunas cuestiones, y se recuperaran en otra parte, sin mayores interrogantes ni planteos...


Hilosdepiedra.