Según el pensamiento de Mircea Eliade, el tema de la "salvación del mundo" a través o por intermedio de determinada figura, ha estado vigente a lo largo de muchos períodos históricos.
Ese Salvador del mundo ha estado encarnado en la figura de un rey, un héroe, un tipo especial de jefe político.
Esto, puede hacerse extensivo, aún al marxismo. Mal que les pese, el planteo de Marx de una sociedad sin clases habría puesto fin a los conflictos sociales y la historia a partir de este hecho, sería otra. Habría un Paraíso en la tierra, donde por fin el hombre, sería amo y señor de su tiempo (?), de su supervivencia, gracias al empleo de la maquinaria, que sería su gran aliada a fin de disponer de su más valioso tesoro: el tiempo libre. El autor, expone la similitud de este modelo político con las culturas que estudió, donde la tierra generosa provee al hombre de cuanto necesita. La diferencia es la carencia en la sociedad marxista de contenido religioso o sagrado, y obviamente, el entorno cultural también lo ha sido.
Marx le habría atribuido a la sociedad una misión "soteriológica" (salvadora), desde ya que sin el contenido religioso, más bien histórico. Se nos ocurre que quien debería haber hecho de "oficiante" o artífice debió ser el proletariado.
Ya hemos invocado en otros comentarios que en el siglo XX hubo una "desacralización" manifiesta de lo fisiológico. Antiguamente los ritos que rodearon al alimento y a la función sexual y reproductora, en el ideario marxista se redujo a un concepto funcional, material y sin el ingrediente "espiritual" y misterioso que hubo de tener antaño para otras culturas.
El autor emplea la palabra "trivialización" del mundo por parte del movimiento de índole materialista y que por otra parte, es característica de la civilización occidental.
Hilosdepiedra: Es un hecho, lo misterioso ha dejado de pasmarnos, de abismarnos en una contemplación sagrada. A todo habremos de "destripar" buscándole el sentido, el mecanismo de funcionamiento. Es claro que el mundo necesita vacunas, y antibióticos, reactores y agua pesada, rayo láser y gatos cuánticos. Nuestro "reclamo" por así decirlo, es que nos está quedando cada vez menos espacio para aquellos cultores de la magia y lo misterioso. Los bosques cada vez albergan menos seres que alguna vez poblaron las historias y las leyendas, seres que casi nadie ha visto, y que ahora, esos mismos bosques, están siendo poblados por establecimientos hoteleros "integrados" con la naturaleza.
Como manifiesta Eliade, el hecho de tener que alimentarse es algo que ha ocupado al hombre desde siempre, pero "el malentendido surge cuando se olvida que la alimentación no es una actividad fisiológica, sino un fenómeno humano, puesto que está cargado de simbolismo". "Alimentarse no significa solo el funcionamiento del factor económico, sino que además implica un trasfondo cultural".
Hilosdepiedra: Para el hombre antiguo, el alimento representado por las especies vegetales o animales, encarnaba el misterio de la renovación. Para ello le atribuía una importante función al Cosmos, a su participación para que hubiera "renovación" de esas vidas. Las cosechas eran un suceso al que tenían por prodigioso y para que continuara sucediendo era necesario tener en cuenta lo cósmico. Desde el principio al hombre le quedó más que claro que su relación con el Cosmos era sumamente frágil. Una sequía persistente o lluvias impiadosas bastaba para condenarle, vulnerable creatura, a vagar sin suerte, por mucho que mirase hacia arriba. Porque desde arriba venían las cosas que le afectaban directamente y contra las cuales no podía más que mirar hacia abajo con temor y reverencia.