Todo llega a su fin, obviedad absoluta. El Surrealismo, no iba a ser ajeno a esta premisa universal. En 1938 fue, tal vez, la última exposición del movimiento en París. Participaron artistas de catorce países. Verve y Minotaure, revistas del género le dedicaron no pocas de sus páginas.
1941 sorprende a Breton, desempeñándose como médico del ejército. Luego de firmarse el armisticio, emigra a estados Unidos y desde Nueva York, desde su programa en la radio francesa, trata de reunir a los artistas del grupo. Habrá otros emigrados como Duchamp, Tanguy, Ernst etc.
Solamente otro grupo "más emancipador", sentencia, señalará el fin del surrealismo.
De Torre, afirma que el existencialismo, encabezado por Sartre, nunca conformó una escuela literaria...incluso advierte que al escritor parecen interesarle las multitudes conformistas y partidarias, (imaginamos, en alusión a su adhesión al Partido Comunista). Aparentemente, la última Gran Guerra, puso de manifiesto más horrores que cualquier manifestación que hubiera podido hacer el movimiento, por lo que éste parecería, fue apagándose.
Se tilda de "modesta" las propuesta de las exposición de 1947. Aumentaron las disidencias dentro de la corriente, inclusive a su jefe (Breton), se le reprocha haberse "acantonado en las regiones del esoterismo".
Sartre en su ensayo "¿Qué es la literatura?", afirma que el superrealismo "en lugar de destruir para construir, construye para destruir". Reconoce que el Superrealismo libera al hombre pero no en su deseo, ni en la totalidad humana, sino en su imaginación.
Termina negándole toda eficacia revolucionaria.
Breton, como es lógico suponer, responde que no está dispuesto a entregarse atado de pies y manos a un "aparato" cuyos medios tortuosos y cuyo desdén por la persona humana le inspiran las mayores dudas..... (De Torre).
Camus, por su parte, verá al movimiento como un "nihilismo lleno de contradicciones"...continúa Camus, que no le extraña la ruptura con el marxismo del movimiento ya que el marxismo reclama la sumisión de lo irracional, y el superrealismo ha defendido lo irracional hasta la muerte.
Se le atribuye al movimiento el haber creado un misticismo sin Dios "que apacigua e ilustra la sed de absoluto y de rebelión". Ni una política ni una religión: no es quizá otra cosa que una imposible beatitud.
Ernesto Sábato había dicho (Hombres y Engranajes): "No basta con reivindicar lo irracional....Es necesario comprender que el hombre no es sólo irracionalidad, sino también racionalidad, que no solo es instinto, sino también espíritu. ¿O vamos a renunciar a los más grandes atributos de la pobre raza humana justo en nombre de su regeneración?.
De Torre cita a otro argentino, Juan Larrea, en su obra: "Surrealismo entre viejo y nuevo mundo", donde postula, acerca del superrealismo, "su interés hacia las sociedades primitivas para elevar, cuando así le cuadra, el brujo a la categoría de poeta"...Añade Larrea: "Su refugio en el alma primitiva, con sus tabúes y hechicerías cavernosas, con sus operaciones mágicas, participa de aquella ingenuidad de Rousseau con su regreso a la inocencia del buen salvaje....continúa categorizando al superrealismo como "pre-romántico", criticándole que en vez de tomar el "camino superador, alienta el retorno"....
Como se ve, enemigos no le han faltado.....
Cuando se le ha querido definir, la contradicción parece haber sido el único lugar donde han confluido todos: defensores y detractores.
Así, en "Hombres y engranajes", Sábato llama al capítulo: "Grandeza y Trivialidad de superrealismo", por ejemplo.
Los días del hombre serían monótonos...sin lo extraño y maravilloso. Al parecer su ambición de unir los opuestos (realidad e irracionalidad), esa ambivalencia, es la que justamente fueron soporte y motivo de ocaso....Breton quiso armonizar la poesía con el marxismo, la realidad y el mundo onírico.
Trsitán Tzara (El Maldoror), un superrealista pasado al comunismo, ha escrito" Creencia, comodidad, bienestar y literatura no tienen sentido más que si socialmente están destinados a ayudar al hombre a libertarse de las trabas materiales exteriores y subsidiariamente de las trabas morales interiores". "Para Breton, en cambio, la liberación del hombre interior sigue siendo a sus ojos previa, capital y sin ella, las demás no tienen sentido"...
Breton, entregado al ocultismo, a la Cábala, al Zohar, por rechazo del cristianismo, "pretende remontar hasta la Gnosis. Quiere libertarnos de las creencias y nos propone los mitos y supersticiones....desilusionado de los credos, de la acción política, fija en la utopía su predilección... Sin embargo, enemigo de la Razón fue un racionalista ciento por ciento, un logicista, un espíritu, que al decir de De Torre, nunca perdió la brújula....escritor insobornable....
Se nos ocurre, que no es poco...