LOS RETIRANTES |
Cándido Portinari nació en 1903 en el estado de San Pablo en una hacienda cafetera. Desde niño, le arraigó en el alma del artista que sería, el imaginario popular de los trabajadores cafetaleros, de los campos labrados, de niños jugando al fútbol, escenas de hondo patetismo como su obra "El niño muerto", y escenas religiosas, como "La Primera Misa en el Brasil", "El Café" etc...
Luego de formarse en Río de Janeiro pudo ganar un concurso que le llevó a París, Italia y España. En Europa entró en contacto con la obra de Picasso, de quien fue admirador.
Ya en su patria, es candidato por el Partido Comunista y Social Progresista y gana la banca para Diputado. Pierde la elección cuando se candidateaba para Senador, y se aleja de la política.
Según los datos encontrados, su principal temor fue verse obligado a abandonar el Arte por la política.
Dedicado de lleno a su oficio, presentó obras en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde tiene gran éxito en ventas y de la crítica especializada. De a poco,va abandonando la pintura de caballete para la realización de murales, que han sido categorizados como "ciclópeos". Le es concedida por el Gobierno de Francia la legión de Honor y adquiere para el Museo de Arte Moderno de París "El Niño muerto"...
Continúa en la senda muralista y así pinta a Tiradentes, (panel donde se expresan las hazañas del héroe brasileño), La Llegada de Don Juan VI, en Salvador de Bahía, Guerra y Paz, para el vestíbulo del Palacio de la ONU etc...
Si bien no renunció a su ideología comunista, ésto no le impidió abordar escenas religiosas en apreciable número. La interpretación de esta "aparente paradoja" es que antes que nada, ha sido considerado un pintor "humanista".
Empezó a sufrir, con el tiempo, una insidiosa intoxicación por sales de plomo. Desoyendo consejos médicos, continuó pintando con tintas. En los últimos tiempos pintaba con guantes. No evitando, sin embargo el contacto con dichas sales.
Esto le ocasiona un envenenamiento que termina en su muerte a los cincuenta y ocho años.
Todo cuidado y precaución fue superado, al parecer, por su intenso fervor artístico, habiendo, suponemos, decidido dedicarse con total entrega a su oficio. No había tiempo para arrepentimientos...
EL CAFE |
EL NIÑO MUERTO |