lunes, 14 de abril de 2014

QUIEN MAS TE QUIERE....


Nathaniel Branden, es Psicólogo y ejerce en la ciudad de Los Angeles, su obra se centra principalmente en la consideración de la enajenación del Yo. Enajenar equivale a dejar de experimentar.

¿Cómo puede una persona desconectarse de tal manera de su propia experiencia emocional que llegue a ser incapaz de sentir el significado de las cosas?
"Comencemos diciendo que la mayoría de los padres enseñan a sus hijos a reprimir los sentimientos".
Cuando un niño tropieza y se queja, su padre suele reprenderle ásperamente con el argumento de que "los hombres no lloran"; cuando una niña odia a su hermano o siente rechazo por algún pariente mayor su madre suele decirle: "Odiar es algo terrible. En realidad, tú no sientes odio"; cuando un niño entra corriendo en casa, pletórico de entusiasmo y alegría, suele encontrarse con un padre enojado que le recrimina con acritud: "¿Qué te ocurre? ¿Por qué haces tanto ruido?" Los padres emocionalmente distantes e inhibidos suelen criar hijos igualmente distantes e inhibidos. Y ello no es sólo consecuencia de sus manifestaciones verbales abiertas sino también mediante el ejemplo tácito que les ofrecen ya que con su propia conducta están enseñando a su hijo lo que es "correcto", "apropiado", "socialmente aceptable", etc.
En especial, resulta particularmente nefasta la influencia de aquellos padres que tratan de inculcar a sus hijos una determinada enseñanza religiosa porque suelen inducirles conceptos tan erróneos y perniciosos como que hay "malos pensamientos", "malas emociones" etc, imbuyéndoles así de un miedo moral hacia su propia vida interior.
De este modo, un niño puede verse abocado a concluir que sus pensamientos son potencialmente peligrosos que, en ocasiones, es aconsejable negarlos y, en fin, que de un modo u otro, debe "controlarlos".
Pero para "controlar" sus sentimientos el niño debe "enajenarlos", es decir, dejar de experimentarlos. Las emociones son experiencias psicosomáticas, experiencias que se manifiestan simultáneamente a nivel mental y a nivel físico y, por tanto, el intento de "controlar" las emociones también debe tener lugar a esos dos niveles.
En consecuencia, en el nivel psicológico el niño deja de reconocer, es decir, deja de ser consciente de los sentimientos indeseables separando su conciencia de ellos mientras que en el nivel físico, por su parte, debe tensar muscularmente su cuerpo para anestesiarlo parcialmente e insensibilizarse con respecto a sus propios estados internos (contener la respiración, por ejemplo, o tensar los músculos faciales para ignorar la sensación de daño). Es innecesario decir que este proceso no forma parte de una decisión consciente y calculada sino que se origina en una determinación subconsciente.
Ello no impide, sin embargo, que de ese modo el niño inicie el proceso de enajenación mediante el cual aprende a negar sus sentimientos, invalidar sus juicios y valoraciones, rechazar su propia existencia y despojarse de determinados aspectos de su personalidad. Esto no se refiere al aprendizaje de la regulación racional de nuestro comportamiento sino a la censura y negación de la experiencia interna.
Quizá los padres nunca atiendan la necesidad de ser tocado, abrazado; tal vez le griten constantemente o bien se griten entre sí; quizá utilicen el miedo y la culpabilidad como una forma de control; es posible que oscilen entre la sobreprotección y la negligencia; quizá le mientan o se burlen; quizá le critiquen, le abrumen con sus expectativas y exigencias que no tienen en cuentas sus aptitudes, necesidades e intereses; tal vez descalifiquen sus esfuerzos...las combinaciones son casi infinitas...
Lo cierto es que, el miedo y el sufrimiento pueden desbordarle e incapacitarle, de modo tal que si el niño quiere sobrevivir, no le quedará más remedio que, desconectarse de sus emociones con la finalidad de protegerse...
La represión no se limita tan sólo a los sentimientos negativos sino que se va generalizando progresivamente hasta llegar a comprometer toda su vida emocional, un bloqueo de la sensibilidad....Lo cierto es que, en cualquier caso, la represión reduce la capacidad de experimentar placer, tanto como la de experimentar el dolor....Habrá que admitir que todos los seres humanos arrastran el peso de una enorme cantidad de sufrimiento inconsciente sin descargar, un sufrimiento que no se origina solamente en el presente sino que se remonta a los primeros años de vida....

Si esto no fuera real, no sería tan común la frase: "nunca pude decirle.....".