viernes, 18 de abril de 2014

OTRO ENFOQUE ACERCA DE LA ENFERMEDAD

ENRIQUE PRINCIPE Y REY. COMEDIA NACIONAL DE MONTEVIDEO

¿Podríamos "usar" al estómago, como vehículo para dar cauce a emociones que no nos permitimos? Si reprimimos la capacidad de sentir, se abrirá camino hacia aquella parte de nuestro cuerpo que sea más lábil, más vulnerable. Si "nos tragamos" el mal humor, estamos "amargados"....¿Quién podrá digerir ésto? Esa "amargura" es sólo un término descriptivo o es la expresión de una hipersecreción ácida gástrica real? 
En nuestro caso del estómago como ejemplo ¿Sería el llamado, síndrome ácidosensitivo, la manera de encauzar nuestra muda protesta por las situaciones diarias? O, ¿también cuando expresamos una irritabilidad extrema? Cada uno de nosotros tiene un diseño, por así decir, el que pone en marcha mecanismos que no son normales. Mecanismos que se disparan cuando no podemos enfrentar los problemas de una manera equilibrada, optando entonces por cualquiera de ambos extremos, o la represión o la explosión como manifestación. Hemos aprendido que ambas son reacciones dañinas.
La incapacidad para enfrentarnos de manera responsable a nuestros problemas, es en el decir de los autores, la responsable, por decir así de la enfermedad, en el caso del estómago. 
Según los autores la secreción de exceso de ácido sería un intento por parte del estómago de "digerir" el mal humor, por ejemplo o aquella emoción nociva y persistente.
En su libro "La Enfermedad como Camino", Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke, polémicos autores de varios libros en los que encaran desde la Reencarnación, la Hipnosis, Terapia de la Reencarnación, El Destino como una oportunidad etc. a éste que nos ocupa, ofrecen un enfoque particular acerca de la enfermedad.
Aunque a  este libro lo hemos leído hace ya varios años, encontramos un aporte que sin dejar de ser controversial, puede hacernos reflexionar y abrir nuevos rumbos, como es la intención y diseño de este Blog.
Los autores postulan que no habría "enfermedades" sino una sola enfermedad determinante. Las enfermedades son síntomas de una única enfermedad que es la expresión del mal-estar humano.
A través de los diferentes sistemas: cardiovascular (hipertensión por ej.), respiratorio (Asma por ej.) Aparato locomotor, etc., de diferentes afecciones, de infecciones, de los accidentes, del cáncer etc., postulan que los síntomas tienen un profundo significado para aquel que los padece. Nos transmitirán mensajes y nuestra capacidad para interpretarlos marcarán la posibilidad de recuperarnos.
Lo que nos parece por demás interesante es el cuestionario que hay al final de cada capítulo. Por un tema de prohibición de reproducción, sólo mencionaremos la pregunta final para aquellos aquejados de enfermedad del estómago (el espectro ácidosensitivo), después de plantear el deseo de huir del conflicto, buscar refugio en el ámbito materno, el manejo o no de la agresividad, terminan preguntando si hay una añoranza de un paraíso infantil perdido, una añoranza de un mundo sin conflictos en el que no debíamos abrirnos paso a mordiscos. (Observar la similitud entre las lesiones de mordisco y las producidas en la mucosa gástrica por la presencia de úlcera gástrica que puede llegar a la perforación y otras lesiones graves asociadas).
En el prólogo, se nos explica que el libro es "incómodo" porque arrebata al ser humano el recurso de utilizar la enfermedad a modo de coartada para rehuir problemas pendientes. Anuncian al enfermo como su "propio verdugo" y no la víctima de la enfermedad. Aclaran que, obviamente desde un punto de vista, "metafísico". Los síntomas, serían manifestaciones "físicas" de conflictos "psíquicos".
A la manera en que letras y números son la expresión de un "algo", de una idea subyacente, los síntomas jugarían de esta misma suerte.
Nos toca a nosotros interpretar el contexto en que aparecen. Sin duda que los síntomas requieren que se les preste atención, obligan por así decirlo, a atenderlos, a suspender otras actividades de ser necesario, para prestarles la atención debida nos guste o no y a estar pendientes de ellos. 
Consideran una estupidez el empeñarse en aliviar el síntoma sin pensar en la causa. Para los autores, la medicina convencional sería incapaz de sustraerse a la fascinación que sobre ella ejercen los síntomas. 
Concluyen ..."si el hombre comprendiera la grandeza de la enfermedad y la muerte, vería lo ridículo del empeño de combatirla con sus fuerzas"...
...La enfermedad indica, que al menos en su conciencia, el individuo ha dejado de estar en orden o armonía...y que la pérdida de este equilibrio se manifiesta a través de la enfermedad. Esta no sería un obstáculo que se nos cruza sino que es un camino hacia la curación, la de fondo y utilizarla. Ellos ven en este enfoque que es la manera de ampliar el horizonte de cada uno.