XUL SOLAR |
MUJER JOVEN DEL PASADO. ZDRAVKO DURMELIC |
LA CALLE DEL MIRADOR. ONOFRIO PACENZA |
Aldo Pellegrini, portavoz del arte de vanguardia en la Argentina, buscó propalar las expresiones que había del Surrealismo en una exposición antólogica en el Instituto Torcuato di Tella en 1967.
Según Patricia M. Artundo, la secuencia histórica del Surrealismo en la Argentina comienza con Xul Solar, para llegar luego a incorporar a los pop y neofigurativos.
Dos años después del Primer Manifiesto Surrealista de Andrè Breton, Pellegrini publica la revista "Qué" (1928-1930), esta publicación se hace eco de los contenidos del movimiento francés a través de la poesía argentina.
La revista en cuestión careció de proyección. Fue Antonio Berni quien expone en 1932 el que presenta un conjunto de fotomontajes, collages y pinturas de directa filiación surrealista.
(Ya hemos comentado acerca de Batlle Planas y el tratamiento que en su obra da al "automatismo psíquico", lo que sumado a sus estudios relativos al psicoanálisis y a la experiencia Zen, le permitió alcanzar la visión personal de sus collages en la serie Radiografías Paranoicas).
Los artistas y escritores nucleados en el Grupo Orión que comenzó a funcionar a fines de esa misma década, fueron objetados por la crítica, sin embargo, buscaron en su propia interioridad y reclamaron para sí el derecho a romper los límites impuestos por la razón, concretando en sus obras una "visión intuitiva".
Continúa su artículo Patricia M. Artundo, proporcionándonos una lista de los autores del Grupo Orión:
Leopoldo Presas, Vicente Forte, Luis Barragán, Ideal Sánchez y Juan Fuentes.
Otros pintores, ya contemporáneos, como Onofrio A. Pacenza y Horacio G. March indagaron el espacio urbano, revitalizando las imágenes de la ciudad gestada en el decenio anterior.
Sus espacios despojados, en muchos casos desprovistos de la presencia del hombre, depuradas arquitecturas y encuadres poco comunes que pueden ser relacionados con la pintura metafísica, marcaron una línea que iba a ser seguida por otros artistas.
Después de la Segunda Guerra Mundial se fusionan en varias publicaciones los artistas y los escritores, gracias otra vez, a las gestiones de Pellegrini. Estas fueron las revistas Ciclo, A Partir de Cero y Letra y Línea. Todas de la década del cincuenta.
Así empiezan a hacerse conocidos artistas como Oscar Domínguez, gracias también a su amistad con Ernesto Sábato, Enrique Molina y el mismo Pellegrini.
Aparecen aquí discípulos de Batlle Planas como Roberto Aizanberg (ya comentado) Víctor Chab y Julio Silva, cultores del automatomatismo de Batlle Planas. Artistas que además de su propio oficio incorporaron la lectura de Breton, Paul Eluard, Artaud etc.
Tanbién algunos de los mencionados, se independizan e integran el Grupo Boa, junto con Marta Peluffo, Osvaldo Borda etc.
Estos artistas continuaron indagando e investigando al más puro estilo surrealista.