En una entrevista que le hicieron recientemente al Dr. Estanislao Bachrach, Dr. en Biología Molecular, (hemos hecho varios comentarios acerca de su capacidad divulgadora de aquellas cuestiones relacionadas con el funcionamiento de nuestro cerebro).
En esta oportunidad, El Dr. Bachrach, postula que "por vez" se "enciende" el 2% de nuestras neuronas solamente. Si se pudiera hablar de un objetivo con respecto a que el cerebro tenga uno, sería el de "ahorrar energía". Una de las maneras que el cerebro tiene de ahorrar energía es automatizando. Lo hace con todas las funciones que puede: emociones, pensamientos y acciones.
Hace cien mil años atrás empezó a desarrollarse la última parte de nuestro cerebro, el córtex prefrontal. Gracias a ese cambio, dice el científico, pudimos adaptarnos: eso significa que "no nos volvimos más fuertes, sino más inteligentes".
Esta parte de nuestro cerebro, es la que nos permitió y nos permite improvisar y ser creativos frente a condiciones tan cambiantes como posee el mundo que nos rodea. Este accionar de las neuronas del córtex prefrontal consumen mucha glucosa (energía). Es la zona del cerebro en que se llevan a cabo diferentes operaciones: comprender, decidir, memorizar, recordar, e inhibir ciertos pensamientos para poder hacer algo que requiere nuestra atención... Se ha comprobado, asimismo, que las emociones negativas (ira, envidia etc) consumen más energía que las emociones positivas ( amor, compasión, solidaridad etc).
Asimismo, el área prefrontal es la de menor tamaño.
En un ambiente donde no hay "espacio" para relajarse, el estrés comanda. De esta forma, todo, absolutamente todo, el cerebro lo entiende como URGENTE. Todo no es urgente pero, en cierta forma estamos acostumbrados a reaccionar como si lo fuera. Eso es estrés. De este modo, un mensaje de texto de un pariente preguntando algo intrascendente, nos compele a contestar ya, en ese mismo instante. Ni que decir del teléfono cuando suena...
El tema del jefe, o de alguien que específicamente interactúa con nosotros de una manera a la que podemos llamarla "complicada" se torna en un desafío a la hora de darle tregua a nuestro cerebro. Personas con las que sabemos que siempre acabaremos discutiendo, terminando agotados, y sin demasiado resultado. Estamos acostumbrados (automatismo) a reaccionar de la misma forma cada vez que nos cruzamos con la persona o con la situación que hace que vayamos por la senda de las emociones negativas y el desgaste innecesario.
Se sabe que el 30 % de los recursos cuando el cerebro "reacciona" están en los ojos. Es visual. De modo que, si pudiéramos abandonar el lugar, cada vez que se presenta la situación o el estilo confrontativo de cualquier persona, aliviaría la carga emocional y el desgaste energético innecesario y agotador.
Obviamente, sabemos que no siempre es factible poner distancia de un jefe iracundo, no nos parece que entendería eso de dejarlo gritando desaforado. Allí podemos acudir a otro recurso que tenemos que aprender cuando no estamos en la situación. Inútil tratar de poner en práctica algo que no hallamos aprendido en calma y en ocasión propicia.
El tema, es aprender a "apagar" selectivamente las áreas del cerebro que deseamos tengan un respiro.
Apagar el lóbulo prefrontal puede lograrse llevando a cabo diferentes acciones: escuchar música, por ejemplo, encendería el lóbulo auditivo. Correr o practicar cualquier deporte encendería el área motora.
Meditar, tratando de lograr la mayor relajación posible. Uno de los recursos más útiles con los que contamos, es la respiración. Concentrarnos en nuestro ritmo respiratorio (ya hemos aludido a este tema), es una de las herramientas más valiosas con las que contamos.
Debemos saber, que todo lo que pase en nuestra mente afecta al cerebro, no solo a la inversa.
Es por eso que debemos tratar de "alimentar" el cerebro con buena calidad de pensamientos.
Cada uno sabe qué recurso le sirve para "desconectar" el lóbulo prefrontal. Los hobbies, las actividades artísticas, hay cien mil cosas.
El cerebro que tendremos, apunta el Dr. Bachrach es aquel que estamos "fabricando hoy".
Se ha demostrado que se pueden hacer dos o más tareas a la vez, pero con distintas partes del cerebro.
Con la misma área es imposible. Por eso por ejemplo, atender el teléfono y a la vez escuchar lo que se nos dice, y cualquier actividad que realicemos de esa forma, sobretodo si lo hemos intentado durante toda la jornada, será la causa que lleguemos tan extenuados por la noche.
El cerebro "prende" y "apaga" rápida y alternativamente para tratar de atender las dos cuestiones con la misma solvencia, el teléfono y el diálogo que tratamos de mantener en simultáneo.
Ese prender y apagar que hace el cerebro será la causa de nuestro agotamiento habitual.