En el libro de Raúl Antelo "María con Marcel", Duchamp en los trópicos. Colección arte y pensamiento.
El autor, establece como en un collage la confluencia de la convivencia de ambos artistas,Marcel Duchamp y María Martins, con su actividad intensamente creativa y viajera.
Parecería que entre ellos se hubiera plasmado un muy interesante y en apariencia contradictorio mundo: el de la formación artística recibida por ella, y la propuesta de él, de que es posible hacer arte sin formación, ni siquiera con talento.
Este quizà sea el único tema que actúa de trasfondo, ya que el resto son, como se enuncia en el libro, "un conjunto heterogéneo, cuando no abiertamente misceláneo, de objetos culturales". Inserto este conjunto en una època posterior a la primera guerra mundial.
Continúa advirtiendo el autor, que su lectura es "un recorrido, lento, discontínuo, a menudo tortuoso" .....
Hilosdepiedra ha extraído la apreciación que hizo María Martins sobre el Tao, y lo transcribe por ser este tópico uno de los motivos de interés, entre muchos otros, de este blog.
"....sobre las relaciones entre el arte y la vida. Marìa Martins apela a una historia legendaria que se remonta al siglo V antes de nuestra era. En ese entonces el sabio chino Lao Tsé abandona el Imperio del Medio y, al llegar a la frontera, a pedido de un soldado, compone un libro, el Tao Te King, una de las obras más herméticas de la humanidad, aunque de profunda poesía. Lao Tsé reúne en él a los clásicos del taoísmo, tomando de ellos la importancia de la vida oscura y desconocida.
Más tarde, sin embargo, Chuang Tzu, desarrollaría las teorías del maestro, con sentido metafísico y, según María, con extraordinaria belleza de estilo,como ella misma resume.
En el principio existía el Tao, de explicación casi imposible y de esencia impenetrable, el "no ser" que generó el "ser" y creó el cielo, la tierra y todo lo que es vida. Es la unidad que contiene toda división; es lo inmutable que contiene todo lo mutable; es lo infinito que contiene todo lo finito. El hombre debe pautar su vida según el principio externo, absoluto e incondicional de los contrarios que se funden y se someten al Orden Universal.
De ese inmenso soplo cósmico surgen normas invariables. Los objetos, como las criaturas, desaparecen, pero existe una ley de retorno inevitable: todo lo que va hasta el extremo sufre una reacción en sentido contrario. Esa ley generó una serie de reglas: el hombre encuentra en la debilidad la flexibilidad que le permitirá resistir mejor el embate de las tempestades del camino. -"El más débil vencerá al más fuerte".- Nada es más maleable ni cede más fácilmente que el agua cuando es atacada; sin embargo, si es ella quien ataca, ninguna piedra resistirá, por más dura que parezca".
El hombre debe practicar la humildad y la tolerancia, porque el Tao enseña que en la diversidad del universo se encuentran todos los contrarios que se transforman, desaparecen, para juntarse de nuevo en nuevos objetos, nuevas vidas que continuarán eternamente en el ciclo de la renovación. "Quien se contente con su situación, sin mayores ambiciones, evita decepciones y humillaciones".
El Tao comprende el Yin y el Yang, dos principios contrarios, lo femenino y lo masculino, las tinieblas y la luz, el frío y el calor y así infinitamente. La belleza corresponde a la fealdad, la bondad a la maldad, la fidelidad a la traición. El Tao no es ni moral ni inmoral. Supera las nociones humanas. El sabio llega a veces a exaltar la estupidez contra la inteligencia y a la utilidad de la inutilidad. Suplanta de esta manera el bien y el mal y trasciende toda razón humana. Pliega la necesidad de la tranquilidad y restringe la actividad a lo mínimo indispensable, siguiendo el ejemplo de la naturaleza "reducir, reducir más la actividad hasta alcanzar la no actividad". Pero, agrega que se conserve la espontaneidad característica del movimiento cósmico, sin nunca forzar una decisión prematura, con fines personales, sino por el contrario, ajustarse o adaptarse al ritmo del universo.
Aún la caridad parecería, según la doctrina, contraría a las leyes del Tao. En política social, Lao Tsé se sublevó contra el exceso de leyes, cuanto más numerosas las leyes de defensa de la sociedad, mayor el número de los que la infringirán".
Pedía que fuesen olvidadas las viejas reglas de los siglos pasados, las ceremonias prescriptas por Confucio, para evitar que la sociedad se anquilosase y degenerase. Disentía por completo de los preceptos de Confucio acerca de que el estudio desarrolla el espíritu. Para Lao Tsé, la única cosa válida era la intuición. De la misma manera, la discusión nunca aclara nada; quien asiste a una no conocerá, seguramente, jamás de qué lado está la verdad. El deseo nace del conocimiento, enseñaba el Maestro. Borre el conocimiento y desaparece el deseo. Buda, al contrario, decía que "de la ignorancia nace el deseo que genera el dolor; borre la ignorancia y el deseo desaparecerá llevándose el dolor".
Hilosdepiedra, no adscribe a este último concepto de la presente obra, ya que el budismo, no utiliza la palabra "ignorancia" como ausencia de conocimientos. Para el budismo, ignorancia es: olvidar aquello que sabemos que indudablemente va a pasar: muerte, enfermedad, vejez, frustraciòn etc.
"Predicaba también Lao Tsé que sólo en el contacto con la naturaleza el hombre entra en el conocimiento y en la conciencia del poder invisible que rige el Universo. Ese gran amor por la naturaleza, peculiar del pueblo chino, vino ciertamente de la influencia del taoísmo". Hasta aquí las impresiones de María Martins en su contacto con Oriente.
Continúa la obra: "Esa filosofía del engaño y de la ilusión, muy apreciada por el panteísmo de Oscar Wilde, rápidamente se propaga en Occidente. Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Murilo Mendes y Clarice Lispector, entre otros, serán algunos de los artistas que vuelven a narrar la alegoría de Chuang Tzu. Transcribimos, dice el autor, la vesión de María Martins".
Un día soñé yo, Tcheouang Tseu, que era mariposa, y volaba de aquí para allá, como una verdadera mariposa. Seguía consciente mis caprichos de mariposa, inconsciente de mi condición humana. De repente desperté, estoy aquí, acostado, yo mismo, de nuevo. Ahora, ya no sé más con certeza si era un hombre que soñaba ser mariposa o si soy una mariposa que soñó con ser hombre.
Entre el sueño y la realidad, según Tcheouang Tseu, es difícil distinguir dónde comienza uno y termina el otro, y agregó: existe un sueño que nos espera a todos nosotros y entonces, solo entonces, sabremos si soñamos un gran sueño".
Para Hilosdepiedra, suena familiar el concepto del Tao del retorno, y lo asocia con la propuesta del "eterno retorno" de F. Nietzsche.
Así como el sueña que sueña de Tcheouang Tseu, con la imagen del escarabajo de Poe...
Pero estas cuestiones, por ahora, nos plantean un desafío, el mismo desafío que sería imaginar que también tiene algo que ver con los mundos "apilados" de Dunne, o los mundos que están originados a la vez como producto de las bifurcaciones, según las decisiones tomadas, al más puro estilo borgiano..... por ahora esto es para nosotros desconocido....