La especie humana nace, vive, se desarrolla y muere luchando constantemente por la vida, y esta lucha que la expone a las mil acechanzas exteriores, la obliga a andar con la cabeza gacha, desconfiando de todo lo que desarrolla a su alrededor; de esta continua desconfianza, de esta eterna angustia de los desconocido, de esta falta de medios de defensa contra lo imprevisto, se perfilan en su mente primitiva las prístinas siluetas de sus primeras divinidades.
Las fieras, los accidentes de la caza o de la pesca, las enfermedades, el hambre y la muerte, lo sobrecogen de pavor, trémulo y balbuceante traspone el hombre primitivo los dinteles del fetichismo, y ya en su horrible templo, vencido y aterrado se prosterna ante la figura implacable y amenazante del espíritu del mal.
Incapaz de los grandes sentimientos que la civilización ha conquistado, el indio, en general nómade, expuesto a las inclemencias y a la carestía, nada de bueno halla fuera de su mísero toldo o de los suyos, y acostumbrado a bastarse a si mismo, egoísta por fuerza, cruel y sanguinario por necesidad, forja sus dioses a imagen suya, pero les reconoce superioridad en la lucha, se sujeta a la dura ley del vencido y con sus sacrificios y sus ofrendas le paga tributo a fin de propiciárselo.
A veces el indio se rebela ante la deidad funesta, la corre, trata de ahuyentarla, pero este acto de viril emancipación es siempre colectivo, es la lucha del débil contra el fuerte, dura poco, vuelto a su individualismo, cara a cara de nuevo con su enemigo, torna otra vez a abrigarse dentro de su pecho el pavor a lo desconocido y de nuevo tiembla ante su feroz venganza.....
Los onas encarnan al espíritu del mal en la luna, que consideran un hombre feroz que baja a las montañas a comerse las criaturas.
Los fueguinos Yajan, temen a Curspic que con crueldad manda sobre la tierra, la nieve, la lluvia y el viento, siendo el arco iris el mensajero de sus iras...ante cuya aparcición lo escupen e insultan...
Todos los males, todos los dolores, todas las desgracias son a causa del Gualichu... ante esta amenaza, el indio araucano no tiene más vida que el de ahuyentarlo o propiciarlo. Si rueda a caballo, es culpa del Gualichu...la cara del Gualichu sonriendo sarcásticamente satisfecha de su triunfo...
Hay Hualichu de agua, que no tiene forma alguna, es un espíritu invisible...Hay un grupo de Walichus (se usan indistintamente) que viven en las montañas.
Hay un grupo de enanos, los Utralaves, que viven en cuevas y arrojan piedras para herir a las personas.
Los espíritus de los volcanes que en inmensa cantidad se entretienen en agitar las entrañas de los cerros...
La serpiente voladora es un resto preciosísimo que les ha quedado de los antiguos ritos cuando los araucanos vivían en otras partes de la región occidental de América....la serpiente emplumada, deslumbradora, que imponía en las noches de tempestad en el ánimo de los pueblos primitivos el sentimiento de terror supersticioso que más tarde se convirtió en adoración.....
Esa serpiente voladora adornada con alas con plumas o con cuchillos de obsidiana, es el mito americano más extensamente extendido que pueda rastrearse entre el cúmulo de otros que llenan el oeste de las dos Américas.
Este solo mito muy primitivo por cierto y que ha nacido de la simple observación de que toda lluvia tardía y deseada viene en forma de tormenta, y toda tormenta trae su contingente de relámpagos y rayos y que éstos tienen forma serpentina, merece por sí solo un libro especial, tal es su importancia...
Parte del texto de Juan B. Ambrosetti.
De: El Diablo Indígena. Supersticiones y Leyendas del Folklore Argentino.
Ambrosetti se lo considera uno de los iniciadores en Argentina de la Ciencia Arqueológica y Antropológica. Autor de incontables artículos se vinculó internacionalmente participando de múltiples congresos americanistas.
Se dedicó al estudio y posterior publicación de la alfarería de la región Noroeste (valles Calchaquíes). Observaciones sobre reptiles fósiles de terrenos terciarios del antiguo Paraná. A la publicación sobre monumentos megalíticos del valle de Tafí (Tucumán). A investigar rastros etnográficos comunes en Calchaquí y Méjico....y un largo etcétera.
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| PERT. A HILOSDEPIEDRA. |
