viernes, 11 de julio de 2014

ENTRE PROFUGOS Y RUSTICOS


Hay quienes pensamos que podemos adaptarnos al mundo circundante sin tener que participar "a full" en las actividades que éste plantea, a fin de considerarnos seres "integrados", podemos desarrollar nuestras actividades necesarias para nuestra subsistencia sin subirnos a todos las propuestas con las que desde todos los rincones del "infomundo", tratan de jaquearnos y filtrarse en nuestra intimidad ya de por sí bastante vulnerada.
Nos parece, que el hecho de carecer de genuino interés por la tecnología de punta (usamos la indispensable), por tener el último modelo de celular y aprovechar todas las funciones, promociones y grupos de ofertas, de no estar al tanto de todos las aplicaciones disponibles, no nos hace del cuaternario.
No nos parece interesante que nos avisen a cada rato de las promociones, precios, ofertas y demás yerbas que el mercado ofrece a los "consumidores". 
Por el contrario, sentimos hondo malestar cada vez que suena el teléfono fijo y se oyen grabaciones, operadores de call, de toda laya, que no hay argumento que les convenza de dejar de insistir y ponernos en la lista de "no llamar más". Al revés, nuestras negativas, parecen estimularlos más, a insistir en nuevas llamadas y no hay puerta "verbal" que pueda cerrarse para que den por finalizada la verdadera "cacería" del cliente.
Desprotegidos de toda protección legal contra este sistema de "acoso", hemos intentado desde grabar mensajes en el contestador desanimando las promociones, hasta hacernos pasar por seres ajenos al hogar, que no sabemos ni quién es el propietario, ni cuándo vuelve, si vuelve, ensayando acentos extraños en el inútil intento de proteger, patético propósito, nuestra preciada vida privada, o lo que queda de ella.
Nuestro historial médico, pronto estará disponible, para todo aquel que pueda acceder a él. Sabemos que con cierta tecnología nada es imposible, en cuanto a protección de datos.
Hemos visto cómo se ha vulnerado famosas estructuras de poder y las filtraciones se han difundido como el agua de un caño pinchado.
Simplemente, pretendemos conservar un espacio, para pensar, para estar, para guardar ciertas cosas que nos pertenecen en tanto sigamos deambulando por el planeta.
Ponemos por caso, alguien que ha tenido un "vergonzante" ingreso en alguna clínica por lesiones causadas por alguna práctica homosexual, por ejemplo, consentida, entre adultos etc etc. Nos preguntamos, ¿no tiene derecho esa persona a restringir al máximo ese dato de su historial médico?. 
Como este ejemplo, se nos ocurren varios de índole personal, internaciones por interrupción de embarazo, sería otro. Todos temas, en nuestra modesta opinión, que pertenecen y deben seguir en el ámbito privado de cada ser humano.
Pretendemos, ser dueños, aunque sea relativos, de lo que hayamos decidido hacer con nuestro cuerpo, para eso existe el secreto profesional.
Bastante vapuleadas se hallan nuestras cuestiones económicas, sobre todo para aquellos que pagamos los impuestos y que no tenemos secretos de fondos paralelos ni perpendiculares.
Poco es lo que podemos ocultar. Cuando viajamos, adonde, por cuanto tiempo y donde nos alojamos y las compras que hicimos, donde y qué comimos etc etc. La lista es interminable.
Falta ahora, un registro de "conciencia". Que también nuestras creencias se hallen a merced del Instituto Inquisidor de turno. Aunque con poco esfuerzo, pueden rastrearse los libros, las páginas web frecuentadas, poco queda...
Sentimos que hay todo un sistema que se nutre y que jamás se dará por satisfecho, con la información que nos extrae. Por el contrario, cada vez requiere más....