Hilosdepiedra: el Surrealismo es un movimiento literario y artístico surgido en Francia en la década del 20 alrededor de Andrè Bretón, a partir del dadaísmo, movimiento precursor iniciado en Zurich, cuyo principal exponente en la pintura fue Marcel Duchamp, de quien podremos hablar tal vez en una próxima entrada.
Así que vueltos a él, el Surrealismo, hace del inconsciente, el canal a través del cual, sus seguidores habrán de manifestarse. Sea en literatura, pintura o cualquier otra manifestación de arte. Una aproximación para definir el inconsciente, sería manifestar que es la región del intelecto, donde el ser humano no objetiva la realidad, sino que forma un todo con ella. El producto de esto, es una expresión ajena a toda preocupación estética o moral.
El Acento Metafísico: Por Santiago Kovadloff.
Es difícil trazar una frontera rotunda entre la pintura surrealista y la metafísica. Incluso entre estos dos términos, hay una correspondencia franca. Si lo metafísico remite al afán de trascender lo dado, lo obvio, lo convencional; lo surrealista alienta esa misma ruptura con las apariencias, privilegiando un semblante de lo real del que el sentido reniega y que, sin embargo, tanto tiene para decirnos acerca de nuestras verdades últimas.
En la pintura argentina, es Juan Batle Planas, quien se halla en el centro de ambas tendencias. En él convergen y de él emanan las fuerzas éticas y estéticas que caracterizan ambos movimientos.
Aún así, es conveniente no caer en una homologación lisa y llana entre la pintura surrealista y la metafísica. Hay un vuelco decidido hacia lo fantástico; la disolución de un límite entra la vigila y el sueño se consuma, en el surrealismo, poco menos que festivamente.
Hay en él una voluntaria búsqueda de lo sobrenatural caracterizado como plenamente accesible al trabajo creador.
En la pintura metafísica, en cambio, las cosas, nos parece, no ocurren exactamente así. Fiel a su objetivo, la pintura metafísica enfatiza la zona del encuentro (y desencuentro) entre lo ordinario y lo extraordinario; le importa subrayar la tensión entre los opuestos, prefiriendo, por eso, la sugerencia de una insinuación a una alegoría frontal.
Mientras el Surrealismo ejerce un abierto apostolado de la imaginación, la sensibilidad metafísica, en la plástica, se deja cautivar por la imposibilidad de permanecer donde se está. Se trata, como se advierte, de una cuestión de acentos. La pintura metafísica ya no está ganada por la exaltación triunfalista del surrealismo, pero de éste proviene, como un amplio brazo de mar resulta de la inmensidad oceánica.
Si el origen de la metafísica arraiga, como quiere Aristóteles, en la emoción del asombro, puede decirse que la pintura metafísica es un muestrario de perplejidades.
Los pintores francamente metafísicos surgen en la Argentina a fines de los 30, para ir ganando proyección en las tres décadas siguientes. Sobresalen algunos discípulos de Batle Planas, como Roberto Aizenberg (hemos publicado algún comentario en facebook, de sus obras de padres e hijos y considerado surrealista por otros analistas), también Horacio Pacenza, Aída Carballo, Horacio March etc.
PADRE Y NIÑO CONTEMPLANDO LA SOMBRA DE UN DIA. R. AIZENBERG. |
En las obras metafísicas, sin quitarle su esencial relieve al color, es principalmente la forma donde recae el acento metafísico. Lo velado irrumpe en ellas ganando extraordinaria sugestión como enigma que interroga al hombre.
En la pintura surrealista no hay temor. Sí lo hay en la metafísica. Temor que se convierte en angustia. Lo pesadillesco es, en esta última, un presentimiento de agonía espiritual que el surrealismo nunca hubiera reconocido como propio y que puede ser visto como una premonición como un lamento. Lo bestial, lo maquinal, la sobreabundancia de objetos que se acumulan, lo inservible, al igual que los grandes espacios abiertos en los que nada viviente parece insinuarse, apelan a la exhibición de los frutos penosos de una tecnocracia...El auge del objeto alcanza en la plástica metafísica, una indudable actualidad. El riesgo de saberse vivo, el temblor de la conciencia ante su propio misterio, se palpan en la pintura metafísica. Oscilando siempre entre lo real y lo imaginario, entre lo apacible y lo inquietante, la pintura metafísica busca sin cesar el borde, el límite,.... donde la insinuación del ambiguo gane lugar.
BATTLE PLANAS. |
Un párrafo aparte para Aída Carballo: "donde es imposible separar la crónica de la realidad" nos parece la mejor definición de su obra.
Como dijera Elba Pérez. Dibujos y grabados, inventario de lo imaginable.
Tal vez no sea posible, soslayar su biografía de su acontecer como artista, después de mucho padecimiento,internada en el Htal. Moyano, con diagnóstico de amnesia nominal, delirio polimorfo y alucinaciones auditivas, explicará de esos años:" No acepto que nadie diga que descendí a los infiernos. Simplemente conocí otra ciudad, la de los locos, que es apenas un arrabal del infierno". Así, compone obras durante su internación: "Los locos", y ya externada, "Los raros", "Los colectivos", dedicada a todos los pasajeros menos el conductor.....
CARBALLO COLECTIVO. |