EL CONFIN. A. KUBIN |
El amor, dice Bauman, puede ser tan aterrador como la muerte, solo que, a diferencia de la muerte, encubre la verdad bajo oleadas de deseo y entusiasmo.
El deseo es el anhelo de consumir. De absorber, devorar, ingerir y digerir, de aniquilar. El deseo no necesita otro estímulo más que la presencia de lo otro.
Si el deseo ansía consumir, el amor desea poseer.
En cuanto la satisfacción del deseo es colindante con la aniquilación de su objeto, el amor crece con sus adquisiciones y se satisface con su durabilidad. Como el deseo, el amor es una amenaza contra su objeto. El deseo destruye su objeto, destruyéndose a si mismo en el proceso; la misma red protectora que el amor urde amorosamente alrededor de su objeto, lo esclaviza. El amor y el ansia de poder son gemelos siameses: ninguno de los dos podría sobrevivir a la separación.
El deseo y el amor tienen propósitos opuestos. El amor es una red arrojada sobre la eternidad, el deseo es una estratagema para evitarse el trabajo de urdir esa red.
Fiel a su naturaleza, el amor luchará por perpetuar su deseo. El deseo, por su parte, escapará a los grilletes del amor.
El amor, es el anhelo de querer preservar el objeto querido. Un impulso centrífugo, a diferencia del centrípeto deseo. Un impulso a la expansión, a ir más allá, a extenderse hacia lo que está "allá afuera". El yo amante se expande entregándose al objeto amado....el amor implica el impulso de proteger, de nutrir, de dar refugio, y también de acariciar y mimar o de proteger celosamente, cercar, encarcelar.
...Si los jóvenes de nuestra época, continúa, fueran lectores de libros, y particularmente de libros viejos que no figuran en las listas actuales de bestsellers, seguramente tendrían ,más posibilidades de coincidir con el oscuro y nada soleado cuadro del mundo pintado por el exiliado ruso y filósofo de la Sorbona, Leon Shestov:"Homo homini lupus" es una de las máximas más inquebrantables de la moralidad eterna. En cada uno de nuestros vecinos tememos que haya un lobo.....¡Somos tan pobres, tan débiles, se nos arruina y destruye tan fácilmente! ¡Cómo podríamos no sentir miedo!....Sólo vemos peligros y más peligros....Nuestros jóvenes repetirían, tal como lo hizo Shestov que éste es un mundo duro, hecho para personas duras, un mundo de individuos que solo pueden confiar en su propia astucia, decididos a ser más listos que sus enemigos y a superarlos.....