martes, 10 de diciembre de 2013

CUERNOS DE SANGRE II PARTE.

IMAGEN PROP. DE HILOS DE  PIEDRA








IMAGEN PROP. DE HILOS DE PIEDRA

Desde la pre-historia, la imagen del toro, del bisonte, ha permanecido junto al hombre en su trashumancia, acompañàndole para asegurar su subsistencia y cuando se ha establecido, en forma sedentaria, desde el forzado cautiverio.
Divinizado en santuarios, se lo ha identificado con la virilidad y el poder de engendrar. Sus cuernos, han simbolizado la luna nueva, y los cuernos dobles representarìan dos lunas crecientes. Se lo vincula con diversos cultos solares.
Se halla presente en frisos, bajorrelieves, estatuas. Hay templos en su honor, y en el interior de sarcòfagos  (devorador de carne?) en el Antiguo Egipto, donde se practicaba el culto por el Buey Apis, protector de Heliòpolis. Existen muy numerosa, detallada y valiosa documentaciòn al respecto. Ejemplo: obra de la Lic. Adriana Manrique Madrid. Diccionario Lerù: Mitologìa por H. Aubert.
Fue incorporado al PANTEON CRETENSE, en la narraciòn del mito del Minotauro.
Segùn èsta, el Rey Minos II de Creta, intentò burlarse del rey del mar, Neptuno, ofrecièndole en sacrificio aquel toro que pudiera emerger del mar.
Asì lo hizo el dios, dàndose el prodigio en un toro completamente blanco. Minos, quedò subyugado por la estampa y el aspecto de tan perfecto animal, le diò pena sacrificarlo al dios. Aviesamente lo substituyò por un animal comùn y silvestre el que fue sacrificado en honor al dios del mar.
Este, dàndose cuenta que habìa sido engañado, hizo lo que mejor sabìan hacer los dioses: vengarse.
Asì, instalò en la reina Pasifae, esposa de Minos, una pasiòn inocultable por el blanco y raro animal.
De este amor prohibido, mal visto a los ojos de los humanos, naciò una criatura con cuerpo de hombre y cabeza de toro, el MINOTAURO. 
Humillado, Minos, se propuso ocultar de la vista de sus sùbditos al engendro, significaba mucho ser un producto tabù, encargàndole a Dèdalo, que construyera un laberinto donde instalò a la criatura en su centro.
Este, se alimentaba con carne humana y una vez por año, se le rendìa tributo en el sacrificio de catorce jòvenes siete varones y siete mujeres, ocasionado este hecho como reaparaciòn por el asesinato del hijo del Rey Minos.
Teseo, hijo del Rey de Atenas, antes de participar en la Maratòn sustituyendo a uno de los jòvenes vìctimas puso fin a su vida, matàndole en una lucha cuerpo a cuerpo.
Cierto es, que sin la ayuda de la Princesa Ariadna, quien le da el ovillo de hilo para poder salir del brumoso laberinto, no hubiese cumplido su cometido exitosamente.
Tambièn es cierto, que Teseo, estaba familiarizado con estos seres mitad humanos, mitad animal, ya que desde niño, su madre, confiò su educaciòn al centauro Quiròn, quien le entrenò de tal manera que  desarrollò una masa muscular considerable.

Las conotaciones psicològicas de este conjunto de mitos, leyendas e historia, no han pasado inadvertidas y han sido asimismo, objeto de estudio desde S. Freud hasta el presente, incluyendo, obviamente, toda la liturgia taurina, por asì decir, inherente a  la tauromaquia.