miércoles, 11 de diciembre de 2013

BOUDICCA

De la Historia de Inglaterra de W. Churchill,....... en su temprano establecimiento como Provincia Romana, estaba en los planes de Cèsar someter a los pobladores de la isla.
Cèsar veìa a los britanos como una rama màs tosca y dura de los celtas a los que estaba jaqueando en Galia. 
Britania era el principal centro de la religiòn druìdica que ejercìa enorme influencia sobre los celtas y su salvaje resistencia al invasor.
De modo que ha de haber sido un motivo màs que suficiente para considerar que la toma estratègica de la isla podìa resulatr beneficiosa en el dominio de los pueblos celtas.
Los druidas britanos llevaban a cabo la pràctica del sacrificio humano, y estos ritos llevados a cabo en " lo profundo de las selvas parecìa atar a los sacerdotes druidas y sus devotos mediante el màs mortal sacramento que pudieran tomar los hombres"....
Especularìa Cèsar que tal vez  "sobre esos altares de madera de una àspera isla, se escondìa uno de los secretos que aterraban, inflamaban y unificaban a las tribus de Galia".....
A la invasiòn de Julio Cèsar, a la isla, le sucedieron cien años en que los britanos no fueron molestados.
Hasta que el emperador Claudio, recièn ascendido al trono ve en una nueva incursiòn, la posibilidad de hacerse de alguna clase de reputaciòn militar ya que era un erudito sin formaciòn militar.
Se describe el cruce de la infanterìa a bordo de naves romanas, no estando acostumbrados al parecer, a la furia de las mareas, como nada fàcil. La caballerìa lo harìa por los vados, y si el agua no era muy profunda, los soldados nadando pegados a sus cabalgaduras.
El enemigo, se describe como una masa compacta de hombres armados, entre los que sobresalìan las mujeres vestidas de negro, oficiantes de los secretos ritos de su misteriosa religiòn, portando antorchas y de un aspecto fiero e intimidante.
Esta imagen, parecerìa haber aterrado a los soldados los que quedaron inmovilizados por la impresiòn.
Sus jefes han de haberles exhortado a seguir, y luchar con bravura, asì abatieron al enemigo rodeàndolo con las llamas por ellos portados.
El General romano que los comandaba, Suetonio, hizo destruir los elementos litùrgicos de su culto y las glorietas construìdas con el fin de recibir la sangre vertida en sus ceremonias propiciatorias.
Esto sirviò de antesala a lo que vendrìa despuès.
Arrasados , los pueblos costeros de Britania, y habiendo sucedido a Claudio el emperador Neròn, incursionan los romanos luego de la muerte de su rey atacando el pueblo de la tribu de Iceni (actual Norfolk).
Allì, la viuda del rey Boudicca ò Bodicea, encabeza la feroz resistencia a la cabeza de su tribu. 
La mayorìa de los pueblos britanos, contagiados por su feroz decisiòn de defenderse del invasor, se ponen a sus òrdenes y bajo su bandera.
Puede verse su monumento en la ribera del Tàmesis, frente al Big Ben. Habrìa gritado la furibunda mujer: "Libertad ò muerte".....
Fue necesario verter mucha sangre de ambos bandos, de enfrentamientos encarnizados, de matanzas indiscriminadas de poblaciòn de toda condiciòn, mujeres e infantes diò igual al invasor romano. La lucha fue a muerte y sin cuartel. Los britanos fueron emboscados en un desfiladero, triunfando la disciplina, la estrategia sobre la superioridad numèrica.
Antes que caer en manos enemigas, Boadicea se envenenò.