Hace unos días, recibimos, después de casi medio siglo (tiempo real), el llamado de una ex compañera de la escuela secundaria. El motivo era informarnos que se han empezado a reunir, nuestra promoción e incluso parte de otras, en forma periódica, en diferentes lugares, donde se dedican a evocar "los viejos tiempos", a delinear qué ha sido de la biografía de cada una etc.
Mi poco entusiasmo, se debe haber hecho notar, ya que lo único que atiné a decir fue un escueto: "me fijo"...
Me hizo preguntas, sobre mi vida, cuestiones de casamientos, hijos etc etc. Hasta allí dudaba en "ablandarme", pude decir con manifiesta incomodidad: y...más o menos como todas....a lo que me responde: ¡no te creas!, "hay de todo, hay solteras, sin hijos"... ....faltaba que me dijera: hay quienes se han puesto violetas con el tiempo, les han crecido membranas interdigitales....¡esas son dignas de verlas! (ya lo creo).... para terminar...¡"estamos viejos"!...
Y...sí, agrego, locuaz. Como si el hecho de "estar" no fuera una de las consecuencias lógicas de "ser" (esto para mí).....
No me acuerdo en qué momento reflexiona: "las cosas, con el tiempo, se ven de otra forma....", y luego la repite un par de frases más adelante, con tono de consejera experimentada y comprensiva.
Fue un alivio cuando pude colgar, deseando no haber atendido, haberme mudado a Togo (dicen que en esta época se pone lindo), haber estado fuera de casa y ¡ups! el mensaje del contestador se borró...toda una serie de alternativas, confieso, no muy creativas.
Todavía me acuerdo, y esto no nos deja bien parados, que hace un par de años, a través de mi correo electrónico me había preguntado si era yo quien tenía una cuenta de Facebook, en un principio, contesté airada: la misma, que te ponía el pie para que te cayeras cuando pasabas al frente, luego que nos acusabas a todas, como la mejor de las "buchonas"....Luego desistí y abrí una cuenta sin datos, para evitar futuros contactos.
Revisé su frase: "el tiempo hace que veamos las cosas de otra forma"...evidentemente se acuerda de todas las veces que traté de hacer que aterrizara a través de una zancadilla correctora. Nunca pude lograrlo.
Con una ansiedad sin par, se dirigía a informar nuestras actividades a las profesoras, dando muestras, de una conducta ejemplar.
Sufría si sólo alcanzaba la banda de "escolta" de la bandera, privilegio, que nunca pusimos en dudas, le pertenecía por derecho a quien tanto se esmeraba, y que por otra parte, cedíamos de muy buen grado.
Haciendo alarde, entre las que no teníamos pensado complicarnos la vida con un novio a los diez y siete, de su madura relación, con aquel novio ejemplar, con quien no dudamos, debe haber sido luego el afortunado esposo.
Nuestras venganzas eran efímeras, apenas un cartel pegado en la espalda "Hombres trabajando, rostro en construcción" y otras puerilidades.
La verdad es que tratar de zanjar estas cuestiones que en su momento, fueron origen de más de un disgusto, no me tienta. En realidad, volver atrás, retroceder el carrete, para tratar de reírse, como los filósofos, no me interesa.
Reunirme a tratar de desandar mi biografía, sólo para dar tema a otros, en momentos de ocio, me aburre.
Creo que así está más que bien. Lo que pertenece al pasado, allí debe quedarse. Nunca sentimos la menor de las curiosidades por saber nada de nadie. Pensamos que si no estuvimos allí, fue porque no quisimos. Nadie nos impidió con los años, ubicarnos. No somos "gente que busca gente", no en mi caso.
También creo que todo lo que uno ha hecho o dejado de hacer, es dueño de compartirlo con quien uno quiere, si quiere.
Sostenemos que todos tenemos a la vista el final del puente. Lo que uno puede hacer es tratar que el camino por el que llegue, sea de uno. Sin deberle a nadie lo que uno siente que es. Llegué hasta aquí, por mí. No soy mejor ni peor, ni siquiera soy por haber tenido este o aquel marido, o aquella mujer, o aquellos hijos, o nada de nada.
Esto es lo que he tratado de hacer conmigo, desde mí.
No voy a invertir tiempo, en recordar nada que no me interesa. Es más, un sentimiento tan puro y genuino, como el que recuerdo, no debe ser modificado, dejarlo así, cristalizado e inmutable.
De paso, cuando me expulsaron del colegio por mala conducta (travesuras que hoy harían reír a un chico de diez años), no ví que fuera a la Dirección a preocuparse por mi situación. Lo bien que hizo.... Hilosdepiedra.