Cuando encontramos un pensador que, desde tiempos remotos (período clásico chino: 550 a 250 a.C.) sacudió al taoísmo, cuya existencia ha sido comprobada (no así Lao-Tzu) y que desde allí sacude nuestra mente, sentimos una extraña obligación: la de transmitir algo de sus escritos. En entradas anteriores nos referimos a Chuang Tzu, cuyos herederos budistas zen chinos, también han sido llamados por la muerte. Sin embargo, Daisetz T. Suzuki, el académico zen japonés, lo han declarado como uno de los más grandes filósofos chinos cuya vigencia ha desafiado el destino común a todos.
Bajo el nombre de "El Gran Conocimiento", hemos puesto un título metafórico a este modesto espacio. Hilosdepiedra.
"El gran conocimiento lo ve todo en uno.
El poco conocimiento se deshace en la multiplicidad.
Cuando el cuerpo duerme, el alma está envuelta en Uno.
Cuando el cuerpo despierta, las aberturas empiezan a funcionar.
Resuenan con cada encuentro, con todas las diversas labores de la vida, los anhelos del corazón; los hombres quedan bloqueados, perplejos, perdidos en sus dudas.
Pequeños miedos corroen su paz de espíritu.
Los grandes miedos los devoran por completo.
Flechas disparadas contra un blanco: acierto o fallo, bien o mal.
Eso es lo que los hombres llaman juicio, decisión. Sus pronunciamientos son tan definitivos, como los tratados entre emperadores.
¡Oh dejan claros sus puntos de vista!.
Pero sus argumentos caen cada vez más rápida y débilmente que las hojas muertas en otoño e invierno.
Sus palabras fluyen como la orina, para jamás ser recuperadas.
Finalmente quedan bloqueados, amarrados, amordazados.
Taponados como viejas tuberías de desague. La mente falla. Ya no volverá a ver la luz.
El placer y la ira.
La tristeza y la alegría.
Las esperanzas y los arrepentimientos.
El cambio y la estabilidad.
La debilidad y la decisión.
La impaciencia y la haraganería: son todos sonidos de la misma flauta.
Todos hongos del mismo moho húmedo.
¡El día y la noche se persiguen y caen sobre nosotros sin que veamos cómo brotan!.
¡Suficiente! ¡Suficiente!
¡Tarde o temprano nos encontramos con "aquello".
No habría un "esto".
Si no hubiera un "esto",
no habría instrumentos para que tocaran todos estos vientos.
Hasta aquí podemos llegar.
Pero, ¿cómo podemos comprender qué es lo que lo produce?.
Uno podría suponer que el Verdadero Gobernante está detrás de todo esto. Que opere un Poder tal que es algo que puedo creer. No puedo ver su forma.
Él actúa, pero no tiene forma".