miércoles, 9 de septiembre de 2015

EL TESORO OCULTO



Santideva: "Tener un enemigo es como poseer un tesoro oculto en nuestra propia casa sin haber realizado esfuerzo alguno por conseguirlo. Deberíamos cuidar a nuestros enemigos porque ellos constituyen la mejor ayuda en el camino que conduce a la iluminación".
Henry Wadsworth-Longfellow: "Si tuviéramos acceso a la biografía secreta de nuestros enemigos y comprender toda la tristeza y sufrimiento que encierran, toda nuestra hostilidad hacia ellos se desvanecería".
Los autores sostienen que por más desagradable que nos parezca la idea, todos nosotros necesitamos enemigos. Nuestra existencia no solo dependería, sino que en ocasiones, progresaría gracias a ellos.
Desarrollan en una serie de ensayos, los aspectos morales, filosóficos, en lo personal y en lo colectivo, el origen y función de la figura del adversario.
Parece que el proceso de creación de enemigos, cumple una importante función: "la atribución inconsciente y cruda a nuestros enemigos de aquellos rasgos que nos resultan especialmente intolerables de nosotros mismos".
Desde lo psicológico, el proceso  de creación de un enemigo, parece originarse en una proyección de nuestra sombra (entradas anteriores de este concepto jungeano), sobre aquellas personas que debido a razones muy difíciles de comprender, se adecuan  a la imagen que tenemos de lo inferior.
Podemos pasar lista de "aquellas personas a quienes despreciamos o contra quienes albergamos algún tipo de prejuicio para caer presa de los aspectos más turbios de nuestra naturaleza".
Si se refiere a lo colectivo, (nación, raza, religión etc), el proceso de creación de enemigos "adquiere proporciones míticas, a veces trágicas". "Las guerras, las cruzadas y las persecuciones, constituyen la expresión más terrible de esa sombra que forma parte de nuestro legado instintivo tribal".
"No es de extrañar, entonces, que las mayores atrocidades de la historia de la humanidad se hayan perpetrado en nombre de causas justas cuando la sombra de toda una nación, o un grupo humano se proyecta en la figura del enemigo y llega a convertir, de este modo, a otro grupo humano en infiel, cabeza de turco, o chivo expiatorio de nuestras propias culpas".
El enfrentamiento con nuestros enemigos "cumple una función redentora", según el sociólogo Ernest Becker: "Si hay algo que nos han enseñado las terribles guerras de nuestra época es que el enemigo cumple con la función ritual de redimirnos del mal. Por eso, todas las guerras han sido consideradas "guerras santas", en el doble sentido de constituir, por una parte, una forma de librar al mundo de la maldad y, por la otra, una revelación de nuestro propio destino, una prueba de que Dios está de nuestra parte".
"Nuestra época ha derrochado una enorme cantidad de recursos humanos y materiales tratando de mantener vigente la figura del enemigo..."
"El mundo, (a pesar de ello, o, gracias a ello), parece estar esperando una era de cooperación constructiva, un nuevo milenio en el que utilicemos nuestra energía en resolver los problemas, en lugar de malgastarla en seguir creándonos enemigos".
"El verdadero adversario de nuestro tiempo (la extinción de especies, contaminación, el hambre, la pobreza de gran parte de la humanidad,etc.), está más allá de toda proyección".
 Podrá resolverse adecuadamente, cuando asumamos y seamos los dueños de nuestra sombra colectiva.
De: "Encuentro con la sombra, el poder del lado oculto de la naturaleza humana": C.G. Jung, J. Campbell, J. Bradshaw y otros.