-Estaba considerando mudarme con mi familia a este pueblo, confió un hombre al sabio anciano del lugar.
-No sé si nos adaptaremos, ¿cómo son los habitantes de este pueblo?.
-El maestro le respondió: ¿Cómo son los habitantes de tu pueblo?.
-Mmm, son haraganes, maledicentes, sembradores de cizaña y mentirosos, en su mayoría.
-Pues justamente ésa es la clase de personas que habitan este pueblo.
Lógico es suponer que el hombre despavorido huyó ya que no se le vio más por el lugar.
Al cabo de un tiempo, pasó otro hombre con su familia.
Buscó hasta hallar al maestro sufí y le dijo:
-Tal vez nos mudemos a este pueblo.
-¿Cómo son las personas que aquí viven?.
-¿Qué clase de personas viven en tu pueblo?.
-Oh, gente amable, compasiva, afectuosa, optimista. Pienso si me acostumbraré porque ¡sé que voy a extrañarlas!.
- Tal vez no te sea tan difícil, le respondió el maestro, justo esta es la clase de personas que habitan este lugar.
La historia alude que todo aquello que distinguimos en los demás, está presente en nosotros.
Se dice de los maestros sufíes que son aquellos que tienen los pies en la tierra y la cabeza en el cielo.
Constituye una parte del misticismo islámico y conforma la cosmovisión del mundo islámico que tiene que ver con aquello que se atribuye a lo sin palabras.