martes, 15 de septiembre de 2015

LA SERPIENTE EN LA OSCURIDAD



Este es el ejemplo usado por los Maestros cuando quieren objetivar las fallas que tienen nuestras percepciones. Pisar una soga en la oscuridad puede hacernos fallecer del pánico si lo interpretamos como una serpiente. Cuando encendamos la luz, veremos que la información proveniente de nuestros sentidos (el tacto en este caso), es falsa o por lo menos muy distorsionada.
Las percepciones están condicionadas por los sentidos y el cerebro. No es raro, al ser imperfectos, que la percepción se almacene como un recuerdo erróneo, a pesar de lo cual, es quien configura la memoria. 
Sabiendo todo esto es que sabremos que no podemos confiar ciegamente en lo que percibimos para no caer en un espejismo, en una ilusión.
Al tratar de concretar una idea, podremos advertir el surgimiento de un conflicto si no tenemos claro cómo llevarla a la práctica, ésto nos generará confusión y diferentes estados de ánimo desagradables. Si a lo descrito se suma la opinión en contraria de nuestra idea, nos molestaremos aún más con quien nos manifestó discrepancia.
Nos perdemos en este embrollo, caemos en manos de los hábitos e impulsos. Ellos, generados por la conciencia hacen de ella un acumulador.
La tarea que nos toca, si queremos desprendernos de los círculos de este tipo es la de analizar, de observar la aparición de las sensaciones agradables y desagradables, cómo se expanden y cómo se extinguen. ¿Cómo nacen las sensaciones?: cuando hay un contacto entre los sentidos y los objetos externos. La forma de evitar que se acumulen las sensaciones es ver cuando surgen, aceptarlas, advertirlas como son, como se presentan. ¿Es tarea fácil guardar silencio ante lo desagradable?, no es resignación, es comprensión profunda de la situación. No aceptar nada sin comprender. Comprender que todas las cosas, las agradables y las otras, son insatisfactorias por su propia naturaleza. La felicidad más absoluta, no solo estanca, sino que a través del apego a ella, sufriremos cuando desaparezca. Entender esto puede no hacernos felices, en su interpretación, pero tal vez estemos más cerca de experimentar la libertad sin apego.
Con respecto de la comprensión, Dhiravamsa, reconoce la comprensión de aquello que conocemos: tradiciones y prácticas religiosas, por ejemplo.
Otro grado de comprensión es la investigación de aquello que conocemos sin conformarnos porque pertenezcan a nuestra crianza, sin arrogancia. La investigación nos incluirá a nosotros mismos, determinando qué clase de personas somos, qué hábitos tenemos y nuestras tendencias. Este cambio en principio superficial, nos permitirá tener libertad de pensamiento. Es allí donde nos transformamos en pensantes e investigadores.
La comprensión más profunda es un proceso creativo, sólo obtenible a través de un desarrollo interior. En silencio, podremos aproximarnos con mente abierta y clara a lo propuesto por la existencia. Así nace esta comprensión, es parte de la mente pero no es parte de sus creaciones. Abandonar nuestra carga es tarea de todos los días. Todos los días, entendiendo nuestro sufrimiento y el de los demás iguales, disponiendo de silencio, para obtener la profunda comprensión, observando lo que sucede aquí y ahora.
De: La Vía del no Apego (modif) de Dhiravamsa.