miércoles, 12 de noviembre de 2014

MAQUINAS DE INTERPRETAR



Si algo nos caracteriza, a los seres humanos, es nuestra capacidad para adaptar nuestras conductas a las situaciones biográficas. Nos pareció muy esclarecedora la definición que desarrolla el Psicólogo Walter Mischel, del término "Voluntad": esto es para el autor, la adopción de determinadas conductas mediante un esfuerzo psicológico.
Así, ha experimentado con las reacciones infantiles para "ejercer" la voluntad y el autocontrol. A partir de los cinco años, los niños ya son capaces de evitar un estímulo placentero mediante diferentes actitudes. Cuando se les planteó que no tomaran un caramelo en forma inmediata, los niños para evitar su contacto, se tapaban los ojos, los cerraban, cantaban o miraban hacia otro lado o colocaban los brazos detrás de la espalda. 
Los niños, y luego los adultos, podemos ayudarnos a transitar situaciones parecidas aprendiendo a hacerlo. Los investigadores, les propusieron a los niños, otros enfoques, además del "esfuerzo" que les suponía la evitación sensorial con el caramelo, que en definitiva, entrañaba cierta cuota de sufrimiento. Así les proponían, considerar su participación como una extraordinaria experiencia y no como una frustración. 
Si esto puede aprenderse, llevarlo a cabo a lo largo de la vida, puede ayudar a los humanos en etapas de "renunciamiento forzado" a distintas cosas, ya sea por enfermedad, o por limitaciones progresivas y que conlleva el proceso de envejecimiento.
Adaptarse, es un arte. Cambiar el enfoque que pueda trasladarnos desde la simple restricción a un territorio inexplorado pero no menos satisfactorio. 
Pensamos que esto es un aspecto de la resiliencia. No se trata de "imaginar" o construir "paraísos artificiales" donde esconder la frustración. 
Sustituir o reemplazar puede formar parte de la experiencia de adaptarnos. Lograr algo creativo y satisfactorio, que nos haga sentir todavía plenos y útiles para nosotros y los demás es un reto.
Afortunadamente, en esta época, abundan lugares de enriquecimiento y encuentro con aquellos que están en situaciones similares. 
Por otro lado, Mischel ha delineado una teoría social y cognitiva de la personalidad analizando diferentes parámetros: La información adquirida durante la vida ayuda a la persona a resolver determinados problemas, tener ideas creativas y poder imaginar acciones.
Las personas nos pasamos la vida interpretando. En ese sentido somos como "máquinas de interpretar". Desde niños aprendemos a captar en el rostro materno los diferentes estado de ánimo de nuestras madres y desde allí no nos detendremos jamás en esto de captar las señales que nos dan los demás, el mundo y las situaciones que resulten de las interacciones de ambos.
Todo lo aprendido podrá ayudarnos en la búsqueda de una "interpretación diferente" en ciertas situaciones difíciles.
Toda la vida se podrá postergar el encuentro con la satisfacción cuando la recompensa está del otro lado. Esto formará parte de la evaluación que aprendemos a hacer desde la infancia, nuestro balance entre satisfacción inmediata y la posterior consecuencia.
Para Mischel, es importante la percepción de la eficacia personal, esto más lo que define como "lugar de control" forma parte del aprendizaje desde niños de lo que llama "autorregulación". Cuando no es posible satisfacción inmediata, aprendemos a elaborar la situación para alcanzar algún objetivo.
Esto va ligado a un logro muy difícil que es poder calmarnos y cambiar el humor que las frustraciones pueden desencadenar. Nadie dijo que iba a ser fácil.