Maestro, la gente mira al infinito, habla de las constelaciones del universo, de la unidad planetaria, de la divina sabiduría....¿Debo seguir su camino para llegar al Nirvana? No, Hijo, la gente mira a las alturas y por eso se tropieza con las piedras. Lo que debes hacer es ver cómo pagar la luz y el agua a fin de mes. Pisa la tierra, no flotes en el aire si no tienes con qué.
Maestro, mientras más tengo más seguro me siento. ¿Es verdad, hijo? Tu casa es hermosa pero rodeada de alambres y alarmas, tu negocio es próspero pero lleno de procedimientos y auditores, tu vehículo es bello pero blindado y no puedes ir adonde quieras, tienes guardaespaldas, tus noches son agitadas, desconfías de tu mujer y los que te rodean. ¿De qué seguridad me hablas al tener tanto?
Maestro, mi hijo es un soñador. Es todo fantasías, cuentos, todo es imaginación y nada de practicidad. Para él, lo material no vale nada. Según él, el mundo necesita soñadores porque ya está demasiado lleno de pragmáticos. ¿Qué puedo hacer con este muchacho? Hijo, cóbrale por adelantado lo que come y viste y por el espacio que ocupa; verás cómo aterriza. No hay soñador que aguante un día sin comer.