Guillermo Martínez, autor de ensayos sobre Borges, el Teorema de Godel, y varias e inquietantes obras, sufrió los efectos de nuestra respetuosa inclusión en los resúmenes que hacemos de todo aquello que consideramos debe ser releído, recordado y comentado.
La emprendimos con una obra llamada "Literatura y Racionalidad". Allí el autor describe la ineptitud de los sistemas filosóficos, así como los de pensamiento y en rasgos generales, la imposibilidad de ambos, incluida la razón, de dar cuenta de la realidad. Despliega una larga serie de filósofos a los cuales el hombre común no puede enfrentar sin haber conocido al previo. Para los comunes, ardua tarea y nombres como Heidegger, Hegel, Sartre, Wittgenstein, se van alineando en una lista que parece no cerrar nunca, en esto de la aventura del pensar.
La "crítica parte de que la razón es limitada", pero, "la limitación, como protestó Casanova, exhausto, no tiene que ver con la impotencia".
La racionalidad es un proceso que avanza entre contradicciones, "límites difusos, teorías simples y precarias en la TIERRA DE NADIE DE LA REALIDAD".
Sostiene el autor, que a diferencia de las religiones "que resisten impávidas al silencio de Dios, el pensamiento mucho más huidizo, ante la primer grieta se fuga hacia la irracionalidad o el desánimo"...
El fin de siglo pareció, a nuestro entender, animar el "retorno de los brujos", interpreta el Psicoanálisis "estancado", y que tendría como consecuencia el apogeo de los libros de "autoayuda" y "las flores de Bach".
Insiste en que "una de las respuestas mecánicas en las grandes síntesis es el refugio en la minimalidad".
En la actual narrativa, "el héroe debe ser escéptico o directamente cínico, nada le turba: muere con desgano, se inyecta heroína por aburrimiento...personaje duro-irónico-noctámbulo-marginal, típico de la literatura negra norteamericana, revivida una y otra vez"...
"En nuestros días para la repetición se usa el término INTERTEXTUALIDAD", caminos sin salida.
Surge una pregunta ¿existe otra opción para un narrador que no sea el estado de inocencia? se nos ocurre como alternativa para el tedio que describe Martínez. Termina diciendo nuestro apunte, "el escepticismo, en tiempos de derrumbe, puede hacerse pasar fácilmente por inteligencia. Pero la verdadera pregunta de la inteligencia es ¿Cómo volver a crear?.
Ardua tarea la de evitar la repetición o la semejanza una vez que una narración se convierte en algo solicitado y recreado una y mil veces. Pensamos que la tentación surge por lo difícil de lograr un "éxito editorial", sin mirarse en el otro y su historia. Los autores se refugian, como humanos, en aquellas historias que tuvieron una salida fácil. La Neurociencia, para esto también tiene una explicación: el cerebro ama ahorrar energía, ama la repetición y el facilismo liberador. Dura tarea apartarse de los "surcos pre-fijados", Hilosdepiedra.