Si bien es extenso, este fragmento nos pareció de utilidad para aprender el funcionamiento de una parte de la mente que tiene un protagonismo nunca bien manifestado, en nuestra experiencia hasta que dimos con esta obra de Ramiro Calle en "Yoga, Zen y control Psicosomático".
Lo que se sabe del subconsciente es que, como un gran almacén, acumulará a lo largo de la vida los hábitos, los recuerdos, las tendencias, experiencias, por debajo del umbral de la conciencia.
El material allí acumulado es anárquico y desorganizado. En él se fija lo aprendido, en él reside la memoria, de él surgen las fuerzas que condicionan al individuo, como esponja que todo lo absorbe.
Toda experiencia deja un residuo en el subconsciente. Tanto lo emocional como lo cultural allí se almacenará. En él abundan las contradicciones y los conflictos, de él parecen brotar la tensión, el dolor y el malestar. En él se originan las enfermedades. A veces, irrumpe bruscamente en la conciencia, otras, se filtra subrepticio algo de su contenido con la fuerza suficiente para enfermar. Sucede que "salpica" el sistema emocional del individuo, originando diferentes estados anímicos que pueden no corresponderse con la situación del momento. Con sus viejas asociaciones, impide una visión mental objetiva e independiente desencadenando reacciones y temores o sensaciones condicionantes que falsean el vivir cotidiano.
Es difícil superar la fuerza negativa del subconsciente. Gran parte de las técnicas yóguicas tienden a refrenar la mecánica del SC. para hacer más estable el progreso interior.
El ser humano está sometido a las arbitrarias influencias del SC.
Cuando es condicionado en sus pensamientos, actos y emociones es porque su conciencia no ha evolucionado.El SC. debe servir y no ser dueño. Los yoguis han desarrollado sus conciencias al límite y ésta neutraliza la dinámica del SC. Las técnicas tienden a manumitir al SC. quemando sus energías subliminales negativas.
El SC. así como fija experiencias, también fijará los presentes.
El yogui aprenderá a recondicionar su SC., a plantar en él las semillas positivas que germinen en el futuro. Por eso es importante manipular las fuerzas del subconsciente. También es importante neutralizar la memoria mecánica, aquella que se desencadena por sí misma y con contenidos negativos.
A través de la conciencia se pueden frenar hábitos y buena parte del material cultural y hereditario. Las impresiones subliminales SC. se reflejan en la conciencia haciéndole sufrir variaciones.
El SC. provoca torbellinos mentales, altera su contenido, origina cambios psicomentales que cristalizan en emociones, pensamientos y actos que a su vez provocan nuevas impresiones en el SC. nuevos torbellinos y así sucesivamente.
El Yogui se propone quebrar esta cadena porque trata de substraerse a la actividad sensible y penetrar en lo más profundo de sí mismo.
Manteniendo despierta la atención mental y el contenido mental, permanece más cerca de su esencia y cuanto más logre aproximarse a sí mismo, mayor quietud conquistará en su órgano psicomental. La sustancia material se transforma y se altera pero lo espiritual no lo hace y la mente permanece quieta e imperturbable.
Las Técnicas de concentración cierran la conciencia a toda influencia del subconsciente y la unifican.
Se alcanza estados puros de conciencia sólo cuando esta se emancipa del subconsciente.
La fuerza del subconsciente es enorme: tiñe o colorea anímicamente al individuo, bloqueando la conciencia, manifestándose a través de los sueños y de infinitos pensamientos y actos compulsivos.
La concentración pretende "cortocircuitar" el subconsciente y detener su frenética actividad.
Los intentos del practicante para unificar su conciencia, dan como resultado la "impermeabilidad" a las latencias del SC.
La mente ordinaria es conquistada, re-educada, conocida, perfeccionada y aún reprimida para que prevalezcan planos mentales superiores capaces de percibir la verdad.
La corriente psicomental (procesos volitivos, analíticos, cognitivos, emociones, estados anímicos y otras funciones propias del órgano psicomental) es, en buena parte generado por el SC.
Controlándolo directamente al SC., dicha corriente podría refrenarse.
El yogui elige el camino más seguro y eficaz: alcanzar el SC a través de la neutralización e inhibición de la corriente psicomental, mediante la suspensión de todas las fluctuaciones del contenido de la mente.
En el yoga, se considera que no basta conocer analíticamente el SC, aunque es beneficioso, sino que hay que dominarlo a través de las técnicas de concentración, el yogui cierra su conciencia a las asociaciones y a la mecanicidad mental en general. De esta forma se prepara a la conciencia para que pueda revelarse la naturaleza última de las cosas.
En esa "banda magnética" que es el SC, hay mucha desorganización. En él se fijan los actos repetitivos y las reacciones a diferentes estímulos.
Al adoptar la mente la "forma" del objeto de percepción como plastilina, éste impresiona al SC. Pero también lo hace todo aquello que acompaña al objeto de visión: cualquier reacción mental, pensamiento, disposición de ánimo, sentimiento o cualquier otro elemento psicomental. Todo ello, deja huellas indelebles en el SC, origina impresiones subliminales que por asociación, asaltarán la conciencia del individuo y la determinarán, crearán filtros, reacciones y estados de ánimo que NO CORRESPONDEN a las nuevas percepciones, sino a anteriores, pero que influyen en éstas y las falsean.
Los residuos del SC. son sutiles latencias, sus difícilmente neutralizables vestigios, crean numerosos problemas.
Además de modificar la conciencia, crear interferencias psicomentales, no es posible la percepción de sí-mismo.
Traumas, complejos, multiplicidad de tendencias contradictorias deben ser saneadas.
En el SC también se halla la libido, el afán de poder, el instinto de conservación, el sentido gregario y muchas otras tendencias.
El SC debe ser un fiel colaborador.
Sus impulsos incoherentes, su material dinámico almacenado, sus reacciones desorganizadas, sus tendencias mecánicas, sus hábitos maquinales, TODO, debe estar sujeto a la voluntad del individuo.
Tarea titánica, pero solo higienizando el sótano que es el SC, la mente se hace merecedora de una comprensión más elevada y fecunda.
Una comprensión que huye de las apariencias y de las formas, alimentándose de la verdadera sabiduría que es la UNIDAD Y NO VARIEDAD.
El SC. debe ser re-educado y remoldeado, puede y debe trabaja a favor y no en contra. Hay que aprovechar su energía para darle un carácter de constructividad.
Pensamos que todo lo descripto por el autor para el yoga y su practicante, rige para cualquier otra disciplina que tenga los mismos recursos de concentración y proponga las mismas experiencias. Hilosdepiedra.
El SC. provoca torbellinos mentales, altera su contenido, origina cambios psicomentales que cristalizan en emociones, pensamientos y actos que a su vez provocan nuevas impresiones en el SC. nuevos torbellinos y así sucesivamente.
El Yogui se propone quebrar esta cadena porque trata de substraerse a la actividad sensible y penetrar en lo más profundo de sí mismo.
Manteniendo despierta la atención mental y el contenido mental, permanece más cerca de su esencia y cuanto más logre aproximarse a sí mismo, mayor quietud conquistará en su órgano psicomental. La sustancia material se transforma y se altera pero lo espiritual no lo hace y la mente permanece quieta e imperturbable.
Las Técnicas de concentración cierran la conciencia a toda influencia del subconsciente y la unifican.
Se alcanza estados puros de conciencia sólo cuando esta se emancipa del subconsciente.
La fuerza del subconsciente es enorme: tiñe o colorea anímicamente al individuo, bloqueando la conciencia, manifestándose a través de los sueños y de infinitos pensamientos y actos compulsivos.
La concentración pretende "cortocircuitar" el subconsciente y detener su frenética actividad.
Los intentos del practicante para unificar su conciencia, dan como resultado la "impermeabilidad" a las latencias del SC.
La mente ordinaria es conquistada, re-educada, conocida, perfeccionada y aún reprimida para que prevalezcan planos mentales superiores capaces de percibir la verdad.
La corriente psicomental (procesos volitivos, analíticos, cognitivos, emociones, estados anímicos y otras funciones propias del órgano psicomental) es, en buena parte generado por el SC.
Controlándolo directamente al SC., dicha corriente podría refrenarse.
El yogui elige el camino más seguro y eficaz: alcanzar el SC a través de la neutralización e inhibición de la corriente psicomental, mediante la suspensión de todas las fluctuaciones del contenido de la mente.
En el yoga, se considera que no basta conocer analíticamente el SC, aunque es beneficioso, sino que hay que dominarlo a través de las técnicas de concentración, el yogui cierra su conciencia a las asociaciones y a la mecanicidad mental en general. De esta forma se prepara a la conciencia para que pueda revelarse la naturaleza última de las cosas.
En esa "banda magnética" que es el SC, hay mucha desorganización. En él se fijan los actos repetitivos y las reacciones a diferentes estímulos.
Al adoptar la mente la "forma" del objeto de percepción como plastilina, éste impresiona al SC. Pero también lo hace todo aquello que acompaña al objeto de visión: cualquier reacción mental, pensamiento, disposición de ánimo, sentimiento o cualquier otro elemento psicomental. Todo ello, deja huellas indelebles en el SC, origina impresiones subliminales que por asociación, asaltarán la conciencia del individuo y la determinarán, crearán filtros, reacciones y estados de ánimo que NO CORRESPONDEN a las nuevas percepciones, sino a anteriores, pero que influyen en éstas y las falsean.
Los residuos del SC. son sutiles latencias, sus difícilmente neutralizables vestigios, crean numerosos problemas.
Además de modificar la conciencia, crear interferencias psicomentales, no es posible la percepción de sí-mismo.
Traumas, complejos, multiplicidad de tendencias contradictorias deben ser saneadas.
En el SC también se halla la libido, el afán de poder, el instinto de conservación, el sentido gregario y muchas otras tendencias.
El SC debe ser un fiel colaborador.
Sus impulsos incoherentes, su material dinámico almacenado, sus reacciones desorganizadas, sus tendencias mecánicas, sus hábitos maquinales, TODO, debe estar sujeto a la voluntad del individuo.
Tarea titánica, pero solo higienizando el sótano que es el SC, la mente se hace merecedora de una comprensión más elevada y fecunda.
Una comprensión que huye de las apariencias y de las formas, alimentándose de la verdadera sabiduría que es la UNIDAD Y NO VARIEDAD.
El SC. debe ser re-educado y remoldeado, puede y debe trabaja a favor y no en contra. Hay que aprovechar su energía para darle un carácter de constructividad.
Pensamos que todo lo descripto por el autor para el yoga y su practicante, rige para cualquier otra disciplina que tenga los mismos recursos de concentración y proponga las mismas experiencias. Hilosdepiedra.