viernes, 26 de junio de 2015

MANTRAS Y NEUROCIENCIAS



Mirar sin juzgar fue uno de las experiencias  propuestas por el Zen en entrada anterior. 
Hoy podría ser: Acción, no reacción.
Si estamos atentos a nuestras percepciones y experiencias cotidianas, va a ser difícil que reaccionemos "sin pensar", impulsivamente. Sabiendo que luego vamos a lamentarnos. 
Nos referimos al impulso originado en una emoción que no tenga implícito la autopreservación, o una actitud netamente defensiva brotada de lo más profundo de nuestra amígdala. La ansiedad  que coexiste con una intensa emoción de tipo "reactiva", conspira contra nuestra habilidad para captar señales sutiles que puedan beneficiarnos, debido al "intenso ruido" desarrollado por nuestro cerebro.
Otra experiencia propuesta podría ser: Que lo real se acerque a lo ideal.
Creemos que es la más difícil de las tres. Si pudiéramos experimentar esto, se acortaría la brecha que separa, la tan mentada dualidad que es fuente y origen de tanto conflicto. 
Nuestra mente condicionada como está, no acepta sin comparar. La comparación lleva en su trama intenso sufrimiento.
"Esto es lo que hay en este momento para mi", podría ser más que un slogan, una aceptación de una realidad dada en determinado momento. Ésto no significa que no vaya a implementar los medios para lograr una superación de esta circunstancia. 
Buscar acercar lo real a lo ideal es una práctica difícil, que puede consumir mucho tiempo y según cual sea "ese ideal propuesto", puede ser causa de más de una frustración. Esto también deberé saberlo.
En nuestro menú, decía un instructor, debería estar el éxito del logro y también considerar la pérdida, el revés. Acá hay desapego. 
Tener presente que lo que se nos presenta como "ideal", no deja de ser a veces un espejismo. 
Estamos acostumbrados a la ilusión. La mayoría de las veces, nuestros esfuerzos van dirigidos hacia ellas. Como buen espejismo, sabemos que cuando hemos podido apoderarnos de ese "ideal", vemos que no lo es tanto. La raíz del sufrimiento es la ilusión. 
Lo que ansío, que sea bueno para mí, que mi logro esté hecho justo a la medida de esta ambición y que no siga reclamando más y más, experimentando insatisfacción permanente y cayendo preso de más y más deseos. 
Que pueda ser consciente que lo alcanzado sea suficiente sin caer en la resignación del vencido y sin atravesar por la envidia ni la comparación con el logro ajeno. Que sea consciente que este camino es el que he estado haciendo desde que partí, su diseño es lo justo para mi. 
Que cuanto más consciente sea de cuanto acontece en mi interior, más podré cambiar la manera en que pienso, cuando el anterior "estilo" de pensamiento solo me ha deparado pobres experiencias nada creativas y si muy desgastantes. 
Las frases en rojo, podrían ser una especie de mantra personal, que pretendo llevar para que estén presentes cada vez que las evoque, no en forma automática sino dándoles el sentido y el valor de una advertencia. Cuando pase el tiempo, formarán parte de mi menú, ya que mi cerebro, gracias a la repetición, habrá habilitado nuevas redes neuronales que se encarguen de mi nueva propuesta y elección para mi vida cotidiana. Hilosdepiedra.