miércoles, 29 de abril de 2015

LA PUERTA




Luego de batallar contra sus enemigos, el intenso frío omnipresente, la propia debilidad, el hambre y la sed, consolar a los moribundos, finalizada la contienda, el monje guerrero, aturdido, no lograba llegar hasta su cabaña. -"¿Dónde está la puerta"?, clamaba desesperado. La roca y la nieve le recordaban que aún le faltaba.
¿Puede uno deambular todo el día, luchando sus propias batallas, inmerso en torbellinos de ideas, jaqueado por lo que falta hacer, las personas a las que aún deberá ver, las ventas que no se han hecho etc ? Aunque lleguemos a nuestra casa ¿estaremos en nuestro refugio?. Podremos quitarnos la ropa de la contienda, arrojarla en el canasto, ducharnos, cenar, oír música, leer un libro o ver TV, chatear con alguien, abrir el Facebook, etc y aún así...no habremos hallado la puerta de nuestra casa, solo roca y nieve. 
¿Seremos capaces de  tomarnos esos veinte minutos a solas, en silencio, sentados respirando y observando el fluir de los pensamientos, sin seguirlos, sin recordar hechos de la jornada, sin planear estrategias para el día siguiente, sin pensar en lo que habremos de hacer cuando cerremos nuestra puerta interior, ni a quien llamaremos, ni lo que escribiremos?. 
Por esos veinte minutos dejamos de ser quienes creemos que somos y lo que representamos a nuestros propios ojos y a los ajenos, para ser, por primera y tal vez única vez en nuestro día, nosotros mismos. Hilosdepiedra.