El tero pasa volando, sobre nuestras cabezas, gritando, en lo suyo. No hay otra opción para el tero. Ser tero.
No importa lo que pase, cuando las aves hacen lo suyo, están ahí. Este ejemplo, que hizo que captara el Zen, hace algunos años, es lo que sirvió de "disparador", un biguá en el agua. Ave de color oscuro similar a un pato. Eso sería una definición. En cambio, el significado de lo que el biguá hacía en ese momento, en brevísimo momento, fue ...nada, solo ser lo que era, un biguá. Tal atención ponen los animales en ser a cada rato, que es lo que mejor grafica la enseñanza del Maestro. "Sólo vean al gato"...dice uno de ellos. Instante tras instante, es. Con una pasmosa concentración, que sin esfuerzo lo lleva a ninguna parte. Está ahí mismo, siendo lo que es, a cada instante. Ese biguá fue lo que nos sirvió, en primera instancia. Ahora es solo un recuerdo. En su momento fue la experiencia completa. Nosotros, como observadores del ave, habíamos desaparecido. Lo observado y el observador se habían fundido en una sola experiencia.
Esto es lo que Taysen Deshimaru, intenta que captemos cuando habla del SAN-DO-KAI.
Luego, retornamos a ser un observador distinto del biguá.
Esto último, constituye el San. La dualidad, los fenómenos que existen en el tiempo y en el espacio.
Al ser sólo uno, cuando ya no hubo "Yo-biguá", constituyó el Do.
El fenómeno de interpenetración entre ambos, la síntesis, la fusión de ambos, constituye el Kai.
El Maestro Deshimaru, expresa que cuando "comprendemos realmente el San Do Kai, con todo nuestro cuerpo y no sólo con nuestro cerebro, accedemos a la esencia del budismo.
¿Será éste el sendero que vamos creando?....