Llamado Azul Maya, el pigmento azul/ turquesa/verde presente en el área de Mesoamérica en las manifestaciones artísticas, como decoración de cerámica, murales de templos como el de Chichén Itzá, fue utilizado por más de un milenio por los mayas.
Posteriormente fue empleado por los artistas de los pueblos colonizados al servicio de los nuevos amos, la Corona Española y sus creencias religiosas.
El curioso pigmento azul, del cual por largo tiempo se ignoró su composición y el procedimiento para lograrlo, no solo es inofensivo para el medioambiente sino que es resistente a la biocorrosión, a los álcalis (hipoclorito de sodio), soda cáustica, a los ácidos como el ácido nítrico, el ácido clorhídrico y una gran diversidad de sustancias sumamente agresivas y de gran efecto corrosivo.
Por ejemplo, el ácido nítrico es utilizado en Patología para "disolver" la matriz ósea y dejar el tejido óseo queda luego en condiciones de ser cortado con facilidad y procesado.
Hemos tenido oportunidad de observar cómo corroyó las ramas de una pinza de acero dejada por error una noche sumergida en nítrico.
En cuanto a los tonos más claros o más oscuros que tienen "los azules" se cree que han sido modificados por el artista en forma intencional.
Su nombre, "Azul Maya", se debe a que se le creyó exclusivo de Yucatán (área maya), pero luego fue hallado en Tula, Tajín y en el Templo Mayor Tenochtitlán.
Este pigmento misterioso fue utilizado por médicos españoles y dedicados asimismo, a la investigación botánica.
También se lo ha encontrado en los murales de Bonampack.
Recientemente fue descubierto el ingrediente "estrella", una arcilla de estructura fibrosa en vez disponerse en forma lamelar como las arcillas comunes.
Incluye también en su composición el índigo, pigmento de origen vegetal.
La cocción a altas temperaturas, el agua y el copal forman parte de su fórmula.
El copal, es una resina que se origina en diferentes variedades de árboles y que también "per se" fue utilizado por la medicina mesoamericana y en los diferentes rituales, quemado como incienso.
Restos de Azul Maya fue extraído de un Cenote Sagrado (pozo) en Chichén Itzá en 1904, en un recipiente de tres patas.
Posteriores análisis detectó que el azul maya había estado en contacto con copal durante la cocción y al ser arrojado al pozo sagrado, había sido interrumpido el proceso de cocción.
El cenote era un lugar de peregrinación y allí se arrojaban objetos de valor, y víctimas humanas también pintadas de azul.
El limo que constituye el fondo de alguno de estos pozos sagrados está teñido de azul, aún en la actualidad.
En cuanto a la arcilla obtenida, tenía su origen en una comunidad maya de Sacalum y una mina cercana a Ticul.
El agua que formó parte del proceso, tiene relación, tal vez, con la dedicación de este pigmento al dios de la lluvia, Chaac.
Mientras tanto, hemos de maravillarnos al ver las imágenes, y sin analizar demasiado, nos quedamos sin palabras.