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EL FRAILE DE TIAHUANACO |
William Isbell, arqueólogo, escribió:" Aunque la arqueología está bien equipada para manejar grandes diferencias de tiempo, está muy mal equipada para tratar con las ideas humanas, el nivel al que existen las pautas estructurales. A diferencia de la historia, que se ocupa fundamentalmente de las ideas registradas por la gente acerca de su tiempo, la arqueología recupera únicamente los restos del comportamiento".
El yacimiento arqueológico de Huari, se encuentra situado en los Andes centrales. Al parecer, constituye una novedad que haya existido una civilización plasmada en los mitos de Huarochirí, según los cuales, Huari, habría sido un sistema de "capital étnica" cuyos miembros sin una organización estatal, como luego se estableció, empleaban "sin conflicto", los recursos de zonas lejanas.
Los productos de zonas muy alejadas, eran transportados a Huari y redistribuidos dentro de cada grupo étnico, sin intervención de poderes impositivos dignos de cualquier otro sistema administrativo.
El intercambio de productos, se estableció entre el valle de Ayacucho y la zona Nazca-Ica-Paracas.
Algo sucedió alrededor del año 600 d.C. cuando los colonos del valle de Ayacucho, se sublevaron, iniciando un conflicto armado, contra la red de intercambio en la que participaba Tiahuanaco.
Los arqueólogos piensan que el motivo de la guerra puede haber sido una intensa y prolongada sequía, detectada a través de las muestras del glaciar Quelcaya.
Tiahuanaco, fue un lugar de prestigio y alcanzó a tener gran influencia no por la guerra sino por sus monumentos arquitectónicos.
La pirámide escalonada de Akapana, poseía una cascada de agua que caía a partir de su extremo truncado. Llamada "La montaña de agua". La clase dirigente de Tiahuanaco, establecieron alianzas entre las poblaciones locales, basadas en la lealtad. La montaña de agua, era una réplica del acantilado sagrado del Titicaca.
Sin embargo, en el 600 d.C. este "santuario agrícola" fue entregado a una clase guerrera recién surgida. Fue bloqueado el sistema de drenaje que permitía el fluir del agua por los siete niveles de este Templo-montaña.
Allí, en la base del Akapana fueron enterrados, por esa fecha, veintiún cuerpos. Hombres, en su mayoría, entre diecisiete y treinta y nueve años. Dieciocho de ellos habían sido decapitados.
Otros no tenían ni brazos ni piernas. Cientos de fragmentos cerámicos con decoración zoomorfa y cabezas humanas estilizadas también componían el hallazgo.
Muy similares, los decorados zoomorfos a los hallados en Huari.
Tiahuanaco estuvo regida, al parecer por los "capacas" o elite de teócratas sacerdotes-astrónomos, los que no habrían renunciado al poder, aunque Tiahuanaco no tuvo ejército o fuerza militar que los sostuviera.
Según William Sullivan, es en la época que describimos, que los sacerdotes habían "montado" por así decirlo, una atractiva ideología. También sostiene que los restos hallados serían de prisioneros Huaris y que la pirámide de Akapana fue cedida a la fuerza por los sacerdotes-astrónomos. También se postula que Tiahuanaco tuvo que ceder canteros para hacer obras en Ayacucho, como parte de su derrota. Huari no había tenido casi constructores hasta entonces. Gracias a la rendición de Tiahuanaco comenzó a contar con centros cívico-ceremoniales, tan familiares a la cultura Tiahuanaquense.
Otro de los aportes de esta mítica ciudad, fue el surgimiento de un nuevo tipo de cerámica desconocida hasta ese entonces en Huari, la cual expresa una nueva organización cósmica y humana. Así brotan las cabezas de trofeo, perfiles de "sacrificadores", piernas y brazos desarticulados etc. Este intercambio misterioso entre Huari y Tiahuanaco dura aproximadamente medio siglo. Tiahuanaco ve aparecer cerámica de nuevo contenido de muerte por sacrificio y decapitación. Se cree que esta cerámica interpreta "mutuas advertencias" entre ambos bandos.
La historia continua su paso sin pausa. Huari siguió un curso independiente, que no trataremos por ahora.
Se trate de la cultura que se trate, o del sistema de creencias que estudiemos, parece ser propio del ser humano, recurrir a la muerte violenta, como medio de imponer ideas, someter al otro o simplemente hacerle la más vieja de las advertencias: "Cuidate de nosotros" . Hilosdepiedra.