"......Este es un pais nuevo y necesita la prodigalidad, como el apoplètico las ventosas. Ahora es distinto todo, el pecado vive entre la gente como una enfermedad, como el càncer de la piedra. Poco a poco el alma se resquebraja y se desparrama. Entonces el oro corrìa verdaderamente por las calles y lo tiraban a montones y los caballos lo tapaban con la bosta. Usted no vio lo que era Lady Servidakis escogiendo a sus amantes con su fusta.
Tenia una calesa, negra con escudos de armas de oro, hecha en Londres por encargo especial; sus caballos de la mas pura sangre arabe, se los habia regalado de sus establos Scawen Blunt, el poeta casado con Lady Ann, la sobrina de Lord Byron. Era amigo intimo de Orabì Pachà, el rebelde, que incendiò Alejandria, Dios los perdone allì en el infierno en que se quema. Guiaba su coche sola. Tomaba al galope la calle Cherif. En la Plaza de los Cònsules los paseantes corrìan a protegerse; el orfeòn militar interrumpìa el trozo de Verdi que tocaba y empezaba uno que le gustaba a ella, de una opereta de Offenbach, pero ella què iba a detenerse a escuchar. Se lanzaba por la calle de las cervecerìas y el que morìa, morìa no màs. Se daban vueltas mesitas y sillas, los jarros se quebraban en el suelo, desparramando la rubia Pilsener, los gatos caìan sobre los salmones fritos; y los mendigos se aprovechaban para comerse a la carrera montones de uvas ahumadas de Damieta. Toda la juventud dorada se levantaba, abandonaba las musiquillas y a las camareritas, esas muchachas rosadas de Viena o de Bucarest o de Trieste, que eran como el agua frìa, de poca gracia, y aplaudìan a la griega. Y ella hacia restallar su làtigo, por sobre sus cabezas, sin detener la calesa. Y al que lograba agarrar la fusta y quitàrsela, lo hacìa subir a su coche y derechito a su mansiòn, y allì lo estrujaba como un limòn......"
De: STRATIS TSIRKAS.
En Alejandria, escenario de una lucha sin cuartel, se cierra la trilogia de Stratis Tsirkas, sobre el movimiento guerrillero griego a fines de la segunda guerra mundial.
Jerusalèn, El Cairo, Alejandrìa, tres ciudades a la deriva, en un mundo dislocado donde todos los cambios pueden darse y la libertad puede nacer o dejar de existir.
Los otros dos titulos publicados: El Circulo. En Jerusalèn.
Ariadna. En El Cairo.