Haremos un breve comentario sobre el primero:
Desde lo más oscuro de los tiempos, por lejano, ha habido en la naturaleza humana, el sueño de volver, de recuperar un Paraíso Perdido. Genialmente, el autor lo denomina "Nostalgia del Paraíso". Curiosamente, esta "añoranza" no ha sido patrimonio exclusivo del hombre "civilizado", el "salvaje" también ha tenido consciencia de ser un "hombre caído", de haber perdido su "Paraíso Primordial". Su diferencia con el ser civilizado, es que el "salvaje" se esfuerza en recordar, en no permitirse olvidar su condición de ser caído. Le importaba por ello, los comienzos, aquello que había ocurrido en el origen, no necesariamente lo que le pudo haber acontecido a él o a alguno de los suyos. Le importa ese acontecimiento que provoca su caída, fuera de un tiempo con minúscula, para situarlo en el Tiempo, allí es donde lo mítico tiene su origen. Reforzado el mito con la repetición del hecho, que constituye la característica de todo mito: el vivir el hecho nuevamente, repetir el acto fundador de los Dioses hasta el infinito. A través de los místicos de todas las culturas es posible revivir estos hechos fundacionales, por medio del éxtasis. Es por su intermedio que los místicos acceden a la condición Paradisíaca que hubieron de experimentar sus ancestros. El autor sostiene que estas concepciones de espiritualidad pueden haber sido las que dieron origen a la poesía lírica, a la música, a la epopeya, parecen haber sido el producto de experiencias místicas de tipo chamánico.
Durante estas experiencias, de muy breve duración, les fue dada la posibilidad de acceder a "la condición edénica del Antepasado".
Comentario basado en "Mitos, Sueños y Misterios" de Mircea Eliade.