Alan Watts, autor de obras como "El camino del Zen", "El Libro del Tabú", "El Gran Mandala", se refiere al Vedanta, doctrina central del hinduísmo, en el cual se consigna: "todos los cuerpos son las ropas usadas por el Único Actor, el Sí-Mismo, en sus innumerables disfraces, mientras que el Universo no es más que un baile de máscaras que pretende ser una tragedia y de pronto se da cuenta de que es un baile". "Hágase el baile", que es la razón por la que todos los cuerpos celestes, incluida la tierra, son esféricos o cíclicos. "La energía no sólo se manifiesta para luego desaparecer sino que además baila".
Watts, nos alienta a "ser elegantes" en este baile, cuando trata del enfoque que hemos dado al ropaje y su diseño. Somos, por ahora, los únicos seres vivientes que usamos ropa, llevarlas, interpreta, es un gesto que implica que nuestras personalidades son algo agregado, adoptado. Reconocer la conexión entre quienes somos, como personas y las ropas que vestimos, en principio, sería un acto consciente.
El hecho de adoptar un estilo al vestirse, implica la aceptación o no de reglas, la conformidad de "ajustarse" a desempeñar determinado rol, muchas veces, lamentablemente "autoimpuesto". Por lo menos, ser conscientes que estamos aceptando jugar con estas reglas. Que nada hay de "casual" en lo casual. Cuando conocemos nuestras intenciones detrás del estilo adoptado, ese sinceramiento, nos libera de toda justificación.
Todo, en definitiva, se trata de mostrar una imagen que nos sirva. Detrás de nuestro estilo hay un mensaje. Desde "estoy disponible" hasta "mi nivel es inalcanzable", etc. O, simplemente, no estoy muy atento a los colores y eso no me molesta. Hilosdepiedra.