Kodo Sawaki, considerò a los que podrìamos llamar enemigos, a los seres que le mantenìan alerta, para no equivocarse, aquellos que le dañaban de palabra esparciendo falsos rumores, eran los que le advertìan que podìa transformarse en eso, convertir el veneno en medicina.
Recomendamos una obra suya, "El Zen es la mayor patraña de todos los tiempos". Estas lìneas daràn una idea de su enfoque: "Cuando sigas la vìa del Buda, no lo hagas para impresionar a los demàs. No hagas de ello un negocio. Practica el budismo como un ladròn: ni siquiera tu esposa o tus hijos deben saber nada de ello.
Es mejor que hagas zazen con discreciòn, como si fuera algo realmente prohibido".
Solo estos pàrrafos exponen con sencillez su actitud ante la vida y el Zen que a ella incorporò. Paz de espìritu, que uno puede practicar dentro y fuera de las tormentas vitales. Sin perseguir esta mentada paz. Sabiendo que en esta Paz de Espìritu se unen el sosiego y desasosiego mental. Sin pretensiones de Gran Buda Iluminado. Reconocer cual es la tarea de cada uno, llevarla a cabo. Fuera juicios y comparaciones. Generalmente ocupamos un espacio enorme en la mente con comparaciones, juicios de valores, añoranzas de diversa ìndole. Si nos sorprendemos hacièndolo, reconocerlo, estamos de nuevo en los hàbitos de siempre. Sin culpa. Sin esfuerzo por redirigir nuestro rumbo, sin propòsitos heroicos de enmienda. Se reduce a estar atentos, cada vez que retomamos nuestros hàbitos.
Kodo supo que el budismo aleja a la gente cuando se despliega como encerrona filosòfica, comparàndolo con saborear una comida en vez de atascarse en el anàlisis nutricional.
"Dedicarse a la pràctica es algo diferente a reflexionar sobre la pràctica".