miércoles, 28 de septiembre de 2016

ALGO MÁS QUE SILICIO


La propuesta sería crear una máquina que ayudara a resolver el funcionamiento de la inteligencia humana.
En los ochenta, se desarrollaron dos agrupaciones teóricas relacionadas o enfocadas en responder este complejo y misterioso interrogante: Computacionalismo vs. Conexionismo.
Ambas coinciden que lo que intriga es saber cómo el cerebro maneja la información. 
Para los partidarios del Computacionalismo (o Simbolismo), el cerebro trata la información como una PC, paso por paso. Luego agrupa lo recibido de forma serial o lineal. 
El pensamiento, para esta corriente, es "un manipulador de símbolos".
Para la corriente Conexionista, la información sería tratada simultáneamente no secuencialmente o cronológicamente.
Como si fuera un "holograma", proponen una mente constituida por unidades mentales múltiples las que funcionan a la par. 
La información tendría por lo tanto un tratamiento paralelo, no serial, producto de la conformación de redes. 
El Dr. Jay McClelland, que fundó en 1984 el Centro para las Bases Neuronales de la Cognición, Universidad Mellon, observando que progresivamente ambas corrientes han ido aproximándose, concluye que ambas significan niveles diferentes del análisis del pensamiento humano.


martes, 27 de septiembre de 2016

ALGO DE MEMORIA





Allan Collins, quien se doctoró en Psicología en la Universidad de Michigan en 1970, los descubrimientos sobre la "memoria semántica", los hizo asociándose con Ross Quillian, para comprender los mecanismos de la memoria humana. 
Propusieron un esquema para comprender cómo funciona la memoria humana, focalizándose en cómo se organizan los conceptos con esta finalidad.
Así propusieron que: los conceptos se organizan en lo que denominaron "nudos semánticos". Se vinculan entre ellos por asociación. Por ejemplo, la palabra "lechuza" con nocturna, cazadora, vigilante etc.
La información se recupera al activar un primer concepto: lechuza. Activamos los conceptos que han quedado ligados a este primer concepto y otros relacionados: ave, vuela etc. 
Así estos nudos se van ramificando, conectándose y formando lo que llamaríamos una "especie de arborescencia".
A su vez la información está almacenada en una red jerárquica: ave, ser vivo, etc.
Lo más notable es la economía con que se almacena la información: Lo haría en un único lugar de modo que no se retiene la lechuza vuela, el pato vuela, el papagayo vuela, etc. Sólo se retiene una vez y para todas las aves que vuelan. El volar es almacenado ligado al ave. 
Otro nudo lo sería para almacenar aquellas aves que a pesar de serlo, no vuelan.
Como adherentes a la Psicología cognitiva, los autores reconocen los límites de su modelo y lo que pueda ser modificado, es más, el profesor Collins, considera incluso, la existencia de "redes paralelas", en el sentido que la rapidez de asociación entre componentes de diferentes redes estaría relacionada con su uso cotidiano. Ejemplo de ésto sería: escuela, compañeros. Su asociación sería más rápida que mesa y vidrio, a menos que ésta última asociación tuviera sentido para el sujeto. Su uso cotidiano acercaría a este último en velocidad al primer sujeto familiarizado con escuela-compañeros.  

lunes, 12 de septiembre de 2016

EL LOBO DEL CONURBANO: DE TODOS LOS LOBOS QUE CONOZCO



De todos los lobos que conozco, los hay más carenciados, insensibles con su propia manada, los que han traspasado los límites, y aquellos que continuamente pasan de un lado al otro. Creo que responden, en definitiva a un gran poder de adaptación. Éstos son los peores.  Yo pertenezco a este último grupo.
Cuando uno ha crecido en un ambiento de "pseudoprotección", es producto de una pareja de lobos que cuidan físicamente el bienestar del cachorro, descuidando en cambio todo lo que se acerque al afecto que hasta los lobos necesitamos. Ese bienestar afectivo es lo que haría de nosotros, lobos seguros. En cambio, cuando nos percatamos que la cosa no pasa por ahí, por la seguridad que brinda el afecto temprano, crecemos protegiéndonos a nosotros mismos. Somos los que hemos vivido a la defensiva, producto de no poder bajar jamás la guardia. Hemos crecido desconfiados, de todo y de todos. El mundo ha sido un lugar peligroso y si uno quería sobrevivir, debía desarrollar una capacidad para defenderse que excedía en mucho nuestros pocos años.
Así es que, también es natural que nuestras respuestas a las agresiones, carecieran de toda proporción, transformándose en reacciones instintivas, las que más de una vez nos han introducido en un sinfín de situaciones peligrosas. Como respuesta de los adultos, hemos obtenido más y más desconfianza para con nuestras buenas intenciones, que alguna vez hemos tenido.
Para un lobo de esta variedad, ocho años es infancia aún. Castigados físicamente por quienes debían enseñarnos, aprendimos a apretar los dientes y a acumular siniestras intenciones. 
Nuestros pares, hacían como podían según su aguante.
A los doce ya estábamos listos para saltarle al cuello a todo aquel que intentara aprovecharse del más débil y ni qué decir de aquel que osara hacernos sentir amenazados.
Donde los veo, los reconozco. A todos esos lobos que viven en condiciones miserables y sólo esperan su momento. El problema con ellos es que sólo viven de un lado. Nosotros, los que pasamos de ambos sin esfuerzo, hemos desplegado un talento muy especial para desaparecer y pasar desapercibidos. Por eso, somos los más peligrosos. Como un lobo adentro de otro. Nunca se sabe cual es el que está por salir. El lobo del conurbano.

viernes, 2 de septiembre de 2016

EL TRIPODE



Se nos ocurre que en nuestro progresivo contacto con el mundo a través de los sentidos (sensores), uno va aprendiendo a darle forma a ese mundo, significado e interpretación desde su temprano inicio, según las instrucciones de los que nos han precedido. No  nos interesa la cronología a lo largo de la cual van apareciendo las diferentes funciones que nos permitirán conformar un equilibrado y socialmente aceptable contacto y adaptación obediente al llamado medio socioambiental. Tampoco proponemos, ni desestimamos lo opuesto. Eso queda en uno.
Sin embargo, y sólo a los fines de esbozar una línea de largada, parece haber sido indispensable, una identidad basada en una individualidad a la que denominamos "yo", el cual según los expertos, se habría desarrollado con la urgencia que impuso la supervivencia. Así, nos distinguimos de los otros, amigos y no-amigos. Entraron en juego un montón de recursos para ello, proporcionados por más y más funciones cerebrales que iban surgiendo y que nos evitaban, aparentemente, una pronta extinción, como un prototipo más. La adaptabilidad parece ser una de las características más valiosas que surgió de la mano de nuestra reciente área prefrontal y todas sus admirables y complejas propiedades.
Sin la aparición del lenguaje, y sus atributos, no hubiésemos dominado muchas áreas vedadas a otras especies, entre ellas la capacidad de captar lo abstracto.
Como todo ser dotado de estas propiedades que se precie, capaz de dirigir sus actos con una intención, apoyarlos sobre un lenguaje cuyas señales iban destinadas hacia el otro, y hacia un si mismo, íbamos a utilizar otras referencias "externas" sin las cuales, no nos parece que podríamos haber llegado a funcionar en el mundo que así habíamos "creado". Esas referencias insoslayables fueron el espacio/ tiempo. Vale decir, el escenario, o lugar y el momento en que habríamos de ejercer las funciones almacenadas en nuestro cerebro como  la memoria, por ejemplo.
Sin ese par de coordenadas, el "yo" con el que nos habíamos identificado, se hubiese perdido. No tendríamos noción de un dónde ni un cuándo. De modo que no habría preguntas al respecto y menos respuestas. 
El gran tema surge, o uno de los grandes temas surge, cuando empezamos a preguntarnos un "para qué". Su contracara es "La Verdad", tema que por razones de extensión no es adecuado en esta entrada.
Nos parece, con toda humildad, que si no hubiese surgido esta temible pregunta, todo nos habría parecido más fácil.
Nos diferenciamos del resto del reino animal, tal vez, y hasta ahora parece no haber indicios en contrario, en que somos los únicos animales que se hacen preguntas que de antemano saben que no saben la respuesta. No solamente no saben, sino que intuyen, que jamás lo sabrán. No obstante eso, seguimos en la búsqueda de una respuesta que nos diera sosiego. De allí a colocar las respuestas en seres poderosos y la creación de las religiones y sus míticos y comunes orígenes, a muchos les ha brindado una salida a una colectora en la que ya todo parece estar en manos de un Gran Contestador que Todo lo Sabe y que Tiene un Propósito que tarde o temprano se manifestará o ya lo hizo y nada hay que temer. Todo no es más que un Gran Plan y como niños, nos abandonamos a su cuidado, protección y determinación de fines y propósitos para cada uno. Dando por hecho que es lo que más nos conviene, ya que, como niños que somos, no entenderíamos sus temibles manifestaciones y el profundo sufrimiento en que nos vemos sumergidos. Así que, no preguntemos.
La entrada en un mundo, por así decirle, sin ideas, (propósitos), sin referencias, sin ningún Gran Contestador, nos sitúa en el no-lugar/no-tiempo y lo que es más apasionante en un no-yo. Contrariamente a lo que se piensa, no hay desidentidad, despersonalización, aniquilación yoica o como quieran denominarla los expertos. Sólo hay que probar. Pusimos "entrar" a un mundo porque al principio, hace falta hasta la palabra indicadora de cierta ubicación, una flecha mental para no asustar a los desprevenidos. Tampoco es una audaz propuesta a retornar a la etapa del gateo o al  presuntamente seguro vientre materno. 
Para los otros, los que han "traspuesto" esa entrada, no es necesario ser tan explícito, ni tan complaciente. Saben que des-acondicionarse, no es cosa de un minuto. Poner en suspenso las creencias y frizar las opiniones por un rato, es un logro.
Saben que cuando lo logran, cuando se desprenden de la idea detrás de cada acto vital voluntario, ya están donde siempre han estado. Sólo que no sabían, ocupados sobreviviendo. 
Pensar que todo surgió estando con una mente sin idea, sin noción de un "yo", sin un tiempo/lugar y brotó la imagen de un triángulo (tres vértices de apoyo, conformarían un trípode), nos ocupamos que como un buen trípode, debía haber "un alguien" que maneje todas sus posibilidades, lo que sucede cuando nos limitamos a ser un trípode, nos pasa ésto. La descripción de las diferentes propiedades y funciones, lenguaje incluido, son sólo "aplicaciones" inherentes a nuestro trípode. A partir de allí ya el Blog se escribió solo. Hilosdepiedra.