No es un cuento. Los tres monos, acaso podrían abrir los sentidos, ocasionalmente y todos juntos salir a mirar más allá de su corral.
Aprenderían, de la manera convencional y fragmentada, vale decir, nuestra forma "humana" de aprender y aprehender, a organizar y desorganizar lo aprendido, como un juego.
Si somos conscientes, de alguna forma, siempre estamos en el mismo corral. Nos trasladamos tímidamente de un lugar a otro, siempre dentro de la misma cerca, respetuosamente.
Si la cerca no existiera, no habría límites. No frecuentaríamos el mismo tipo de cine, ni de libros, ni de autores, iríamos de a poco "depilando" las púas que constituyen nuestras creencias-caparazones. Renunciaríamos a seguir fielmente el pensamiento de tal o cual autor sólo porque "vibra" a nuestro/su compás. Como flautistas de Hamelin, por años, nos han guiado al son de "su" música. Arriándonos y encerrándonos en el corral de nuestras creencias/ sus creencias, que nunca dejaron de ser las del flautista.
Va a ser un gran desafío. Observar y descartar. Disfrutando con cada ídolo, tenga aureola o no, que, como vaca sagrada, caiga bajo el peso de lo liviano y recién descubierto. Hilosdepiedra.