Retornando a recuperar al "Hombre Antiguo", al decir de Bernard Dubant, no significa darle la espalda al tiempo que a uno le toca transitar. Es no renunciar a estar "agazapado", al "acecho" de este hombre antiguo, interior, y animarlo a que se muestre. Separados de él por la montaña de conceptos que hemos interpuesto en nuestro devenir como civilización. Sepultados bajo capas, verdaderos estratos de conocimiento discursivo, nos hemos ido apartando de las "voces" del silencio interior, al decir de Castaneda.
Estas barreras que hemos levantado nos separan de ver la totalidad de ambas mentes. Nos negamos a darle a la intuición el valor que tiene y la asociamos con la brujería y otras cuestiones.
No habríamos de temer, volver a contemplar con ojos interiores el misterio que rodea nuestro mundo, el que sea. Estas realidades que damos por ciertas también pueden formar parte del sueño de los dioses. Despertarnos y darnos cuenta que no eran tal, que renunciar al sentido mágico y sagrado de alguna realidad ofende nuestra sensibilidad más profunda. Dejémosla que discurra, entre las grietas o hendiduras que la realidad cotidiana impone. No cerremos las aberturas que a veces se insinúan solo para hacernos recordar que no somos solo esa máscara que anda de aquí para allá. Detrás de cualquier situación, podemos encontrar quién de verdad hemos sido alguna vez y recuperarnos. Hilosdepiedra.