martes, 29 de marzo de 2016

EL JARDINERO AJENO



Cuando Dae Ju, vino por primera vez con el Gran Maestro, éste le pregunto: "¿Qué quieres de mí?".
Dae Ju le respondió: "Quiero que me enseñe el Dharma, Gran Maestro".
Éste le respondió: "¿Eres acaso tonto?". "¡Tú tienes el gran tesoro, el más grande tesoro del mundo y está dentro tuyo!, y vas por todos lados preguntándole a otra gente y pides su ayuda. No tengo nada para darte".
Dae Ju se inclinó con reverencia e imploró: "Por favor, Maestro, dime qué es ese tesoro al que haces referencia".
El Gran Maestro (Ma-Jo), dijo: "¿De dónde viene la pregunta que me haces?".
"Éste es tu tesoro, es el que está haciendo que preguntes esta cuestión a cada instante. Todo está contenido en este precioso tesoro depositado en tu interior. Está a tu disposición, puedes hacer uso de él en cualquier momento, nada le falta. Eres el propietario de todo. ¿Porqué, entonces estás corriendo hacia fuera de ti mismo y buscando cosas afuera para hallar la respuesta?".
Después de haber oído ésto, Dae Ju Alcanzó la iluminación.
De: Dropping Ashes on the Buddha. Maestro Zen Seung Sahn.

Para los occidentales, acostumbrados a encontrar las respuestas en lo externo a todas las situaciones en las que nos hallemos, a acudir a alguien supuestamente más capaz, más sabio, y en el que invariablemente depositamos nuestra creencia en que va a tener la respuesta a nuestras aflicciones, éstas enseñanzas nos suenan ajenas y poco convincentes acorde a las creencias a través de las que nos hemos acostumbrado a resolver ciertas cuestiones.
Nos resulta poco menos que imposible sentarnos en silencio, acallando el diálogo interno, observando en la máxima quietud tanto del cuerpo como la de la mente. Con los primeros "brotes" de respuestas iremos tomando confianza en nuestra propia capacidad de hallar allí nuestras respuestas, que siempre han estado, pero que necesitan de esa calma interior para aflorar.
Como la flor "Reina de la Noche", que se cierra al despuntar el alba, necesitamos el silencio interno para apreciar la flor que cada respuesta simboliza, y que se esfumará cuando nos integremos nuevamente al ruido y actividad de nuestra vida en lo cotidiano.
Hay que observar, por otro lado, que las personas a las que consultamos, son, como nosotros simples seres vivientes con las mismas dudas, temores y cuestiones existenciales y sus respuestas no son ni más ni menos que "sus" propias Reinas de la Noche",  y que han florecido pero sólo para ellos. Puede ser que a nosotros eso nos ayude tal vez un poco, porque es más sencillo buscar donde ya hay otro que ha hecho ese trabajo interno que es el investigar y observar dentro de cada uno, su reacción, sus emociones, sus condicionamientos, sus miedos, su sufrimiento etc. A la larga, esas "Reinas de la Noche" "prestadas" serán más que efímeras, y se extinguirán indefectiblemente, porque no brotaron en nuestro jardín interior. Esas flores ajenas, serán en todo caso, el resultado del trabajo de un jardinero también ajeno. Hilosdepiedra.